PATACAMAYA, Bolivia — Patacamaya está a unos cien kilómetros al sur de la capital boliviana, La Paz. Y es una de las comunidades indígenas en Latinoamérica mas golpeadas por la COVID-19.
A mediados de marzo, se realizó la fiesta patronal, que duró unos días, y se cree que fue el origen de un pequeño brote en el que ha muerto una persona y se han confirmado varios casos. Su ubicación privilegiada —por ahí pasa la carretera de La Paz-Oruro y está muy cerca de la frontera con Chile— la hacen un gran centro de abastecimiento de varias poblaciones a la redonda.
Para evitar la propagación del virus, el gobierno impuso una cuarentena total. Así que desde mediados de abril, Patacamaya está aislada y sus habitantes solo pueden salir unas horas para abastecerse de comida. La gran paradoja es que el Estado ha ofrecido bonos para ayudar a las personas más vulnerables, pero, para cobrarlos, tienen que ir salir de sus casas.
Esta localidad es un ejemplo del impacto de esta pandemia global: no solo las grandes ciudades tienen que lidiar con el virus, también los lugares más pequeños. Incluso esta ciudad en medio de los Andes.
Patricio Crooker es fotógrafo documentalista con mas de 20 años de experiencia en Latinoamérica y profesor universitario. Ha publicado el libro de fotografías Singani.