BARCELONA, España — Ahora, cuando estoy confinada en casa, agradezco haber podido estar al lado de mi madre cuando murió, a los 96 años, en agosto de 2019. Pienso en el dolor de quienes mueren solos, como obligan las circunstancias durante esta pandemia. Pienso en el consuelo de una despedida digna para quien se va y para quien se queda, y cuánto ayudan los gestos, las palabras, la música o las imágenes en nuestros rituales.
La muerte de mi madre coincidió con un proyecto colectivo para revitalizar una plaza prácticamente deshabitada en el Burgo de Osma, una localidad soriana en la amplia meseta castellana. Mi colaboración consistía en supervisar las propuestas artísticas y, mientras, imaginaba a mi madre como una estrella de la Vía Láctea y sentía que desde allí también me cuidaría. Así fue como me animé a realizar una insospechada y primeriza “obra pictórica”. Assumpta Bassas, amiga y profesora de Bellas Artes, me acogió en el taller de su casa y me ayudó a buscar imágenes, a preparar la madera, a comprar los colores. Todo esto me ayudó a sobrellevar el duelo.
No sé cuál será el futuro de los museos y las exposiciones, pero sí sé que el arte puede ayudarnos. Así como a mí me ayudó a llevar la muerte de mi madre, quizás pueda también ayudar a más personas a encontrar consuelo.
Por eso hice esta exposición virtual.
El trabajo de los artistas, curadores y receptores activos puede ser un bálsamo sanador. Puede ayudarnos a cuestionar el discurso de nuestros políticos —en el que parece imperar la ley del más fuerte—, a apelar a la solidaridad colectiva y el apoyo mutuo, como decía el naturalista ruso Piotr Kropotkin. Hacerlo reclama un nuevo orden que se base en la ética de los cuidados, en una maternidad social que respete la Tierra y sus diferentes especies.
Creo que desde el arte podemos empezar ese cambio.
Assumpta Bassas (1965, Barcelona, España) y Rosa Martínez (1955, Soria, España) pintaron en 2019 “Persiana de luz materna”, una obra en la que una estrella destaca entre las nebulosas de nuestra galaxia. La Vía Láctea, denominada así por haber sido considerada en la mitología griega como un reguero de leche surgido del pecho de la diosa Hera, en las narraciones vikingas se veía como el camino que llevaba al Valhala o paraíso de los muertos. Hoy los astrónomos saben que está compuesta por millones de estrellas y quizá todos fuimos y seremos polvo de estrellas.
Las obras de Rivane Neuenschwander (Belo Horizonte, Brasil, 1967) son exploraciones del pensamiento, el sentimiento, la comunicación y las relaciones. En la serie de fotografías titulada “Pertenece. No pertenece” (2000), realizada junto a Cao Guimarães, diversos escarabajos en movimiento atraviesan pompas de jabón. Estas obras son metáfora de la complejidad de las relaciones afectivas y del duelo por las pérdidas. Los escarabajos representan a las personas y las pompas de jabón la realidad efímera de sus interacciones.
El colectivo boliviano Mujeres Creando se autodefine como un movimiento social feminista y anarquista. Con más de dos décadas de existencia, su trabajo político en el ámbito de la ayuda mutua se sitúa junto a sus radicales y efímeras intervenciones en el espacio público para cuestionar críticamente la violencia, las injusticias del orden establecido y, específicamente, la sumisión de las mujeres al orden patriarcal. Cuando escriben la frase “Quédate en casa no es lo mismo que cállate en casa” (marzo de 2020) junto a las puertas de la universidad pública de La Paz deconstruyen el mandato de que, además de obedecer, condena al silencio.
Nikos Navridis (Atenas, Grecia, 1958) utiliza a menudo la respiración y el aliento como materiales artísticos que reflejan las fuerzas primordiales de la existencia. En su instalación “Sobre la vida, la belleza, las traducciones y otras dificultades” (1997), cuatro pantallas de video acogen cuatro figuras humanas que inhalan y exhalan con diferentes intensidades. Las imágenes están tomadas desde el interior de globos de látex, creando una sensación de esfuerzo angustiado. La denominada “Traducciones” habla de la necesidad de acercarnos al otro.
Ghada Amer (El Cairo, Egipto, 1963) es una artista multidisciplinar que cuestiona las desigualdades de género y reivindica el placer femenino, pues considera que la seducción y el feminismo no son incompatibles. Tanto en sus pinturas bordadas como en su escultura o sus jardines, reflexiona sobre el amor, la muerte o la feminización de la pobreza. La frase “HOY EL 70% DE LOS POBRES EN EL MUNDO SON MUJERES” (2001-2019) toma la forma de un parque de juegos para niños utilizando contenedores rojos y arena. Constata cómo las mujeres son las responsables de los cuidados y cómo están en los estratos más bajos de la injusta distribución de la riqueza.
En 1981, durante uno de sus viajes por la región italiana del Piamonte, el fotógrafo de paisajes Vittore Fossati (1954, Alessandria, Italia) realizó esta imagen que tituló “Oviglio”, el nombre de un pequeño pueblo. La composición sigue el esquema de la perspectiva renacentista clásica, con sus líneas convergentes hacia un punto de fuga central. El arcoiris que surge del irrigador mecánico aparece por el lado izquierdo de la imagen y acaba en el centro de la carretera. Este fenómeno celeste en miniatura sugiere que la belleza puede aparecer inesperadamente en nuestros tránsitos cotidianos y convertirse en una revelación individual, que nos invita a la contemplación de lo maravilloso.
Janine Antoni (Freeport, Bahamas, 1964) realizó la ‘performance’ “Slumber” (Dormitar) en diversas ocasiones entre 1994 y 2000. Por la noche, conectada a un dispositivo electroencefalográfico que recogía los movimientos de sus ojos durante las diferentes fases del sueño, la artista dormía en el centro de arte que la acogía. Por el día, las líneas que la máquina había dibujado eran cosidas por ella misma sobre la manta que tapaba su cuerpo, que se iba alargando en cada nueva presentación de la obra. Esta Penélope contemporánea ya no espera que Ulises vuelva de sus viajes, sino que conecta el inconsciente, la ciencia y el lenguaje del arte para activar su poder como tejedora de sus propios sueños y de nuevas realidades.
Agradezco a los artistas que respondieron a mi llamada por sus obras valientes y regeneradoras.
Rosa Martínez es historiadora de arte y curadora de exposiciones basada en Barcelona. En 2005 fue la primera mujer en dirigir la Bienal Internacional de Venecia.