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Postales del coronavirus #4. Lo que se cierne sobre el país de los lagos y volcanes será tremendo

Un hombre con cubrebocas en Nicaragua, el 23 de marzo. Credit Inti Ocon/Agence France-Presse — Getty Images
Un hombre con cubrebocas en Nicaragua, el 23 de marzo. Credit Inti Ocon/Agence France-Presse — Getty Images

MANAGUA — Te escribo desde Managua, una ciudad chata, de manchones de casas esparcidos alrededor de lagunas volcánicas y zonas boscosas. Te escribo sin saber lo que siento. No sé si es ansiedad o angustia o miedo o impotencia o incredulidad. Me siento como en una pesadilla, como la vez que soñé que venía un tsunami y miraba, de pie, la ola enorme que se me venía encima y no conseguía correr. Aquella vez desperté, sudando y temblorosa, pero desperté. Hoy sé que no voy a despertar. Que la marcha que el gobierno convocó para el 14 de marzo, “Amor en tiempos del COVID-19”, estuvo llena de empleados públicos obligados a comparecer y de militantes sandinistas que confían a ciegas en el gobierno. Que unos días después se anunció el primer caso y que después anunciaron la primera muerte. Hasta ahora, han anunciado seis casos. Nada más.

Sé que el gobierno recibió con bombos y platillos un crucero y anunció varios planes turísticos. Que mientras la iglesia católica canceló las misas presenciales y las romerías, la vicepresidenta, Rosario Murillo, ha pedido que se celebren las procesiones. Que el gobierno envió a miles de brigadistas —sin protección— a visitar las casas para decir que esto no esto no es grave y que se laven las manos con agua y jabón. Pero el agua llega a menos del sesenta por ciento de las personas en áreas rurales y muchas zonas no tienen alcantarillado. Que la gente cuenta, en voz baja, que los contagiados son muchos más y que los están ocultando. Que no puedo culpar a la gente por creer en esas historias: durante abril de 2018, el gobierno no contaba entre los muertos a los jóvenes de la oposición.

Hoy sé que cuando la epidemia se nos vino encima, cuando quedó claro que el gobierno de Nicaragua iba a hacerlo todo para que la gente se reuniera en las calles y sin protección, algunos empezamos la cuarentena. Sé que tengo miedo y ansiedad. Angustia e impotencia, porque lo que se cierne sobre el país de los lagos y volcanes será tremendo. Eso.

Sabrina Duque es periodista y traductora. En 2018 ganó la Beca Michael Jacobs de crónica viajera. Su libro más reciente es VolcáNica, sobre la naturaleza volcánica —tanto geológica como política— de Nicaragua.

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