¿Principio del fin de Manos Limpias?

Ante la investigación y detención de los cabezas visibles de Manos Limpias y Ausbanc, deberíamos ser autocríticos y no olvidar lo mucho que nos podía llegar a gustar vestir al seudosindicato con la capa de paladín de la justicia que echábamos en falta. En este mundo en el que los fines justifican los medios a algunos les parecía casi un milagro que existiera un rescoldo justiciero que se quedara en solitario persiguiendo conductas todos los colores con gran impacto en el grueso del ciudadano medio.

Parecían un Robin Hood contra la banca y sus abusos. Sin embargo, ¿quién aportaba el dinero necesario para llevar adelante las costosas acusaciones populares?, ¿qué interés inspiraba su personación en unas causas u en otras? y ¿cuáles son sus vinculaciones reales con la extrema derecha?. Si nos importan las respuestas es lo primero a debatir antes de lanzarse a hacer predicciones de futuro.

Segunda cuestión previa, desvinculemos las denuncias de extorsión de la corrección del desarrollo del 'caso Nóos'. Casi inmediatas fueron las declaraciones de la defensa de Cristina de Borbón de haber sido objeto de extorsión. Y saltó otra vez la alarma, ahora debíamos preocuparnos no solo de las prácticas posiblemente delictivas, sino también de las consecuencias de las que podrían haber llegado a ser acusaciones instrumentales y posiblemente falsas de los investigados en el 'caso Nóos'.

Se levantaba la sospecha sobre lo que puede haber tras la retirada de la acusación de Manos Limpias a otros imputados en el caso olvidando que este ha sido instruido por un juez y está en manos de otras tres magistradas, y se abona la idea de que va a acabar inmediatamente en nada y el pueblo nos quedaremos 'sin pan, ni circo'. Afortunadamente Joan Queralt nos recordó en estas páginas que esto no debe afectar al seguimiento de esta famosa causa pues de momento la investigación se centra en las personas que forman Manos Limpias y no en la persona jurídica en sí misma.

Tiempo habrá de analizar jurídicamente esta y otras investigaciones judiciales en curso. Debemos apuntar que Manos Limpias ya nació con tres puntos jurídicamente dudosos en su naturaleza. El primero, la desnaturalización de la institución del sindicato como figura jurídica, pues los sindicatos tienen en la España actual un claro anclaje en el mundo de laboral, de defensa de los derechos de los trabajadores y, en este ámbito, tienen por objeto la tutela de los derechos e intereses sociales y financieros de sus miembros además de una función vital en la negociación colectiva (art. 28.1 CE y ley orgánica 11/1985 de libertad sindical).

De sus seis objetos principales publicados solo uno contempla los intereses de los funcionarios públicos y personal laboral de los cuerpos de la Administración Pública. Los otros se refieren a la defensa de la unidad de España, el orden constitucional, la transparencia y dignidad de los poderes públicos y la denuncia de la corrupción más las causas de interés público y general. En mi opinión, estamos ante lo que denominaríamos uso alternativo de la figura legal del sindicato.

Segundo, al examinar su actividad, se comprueba que sus causas poco tienen que ver con la acción sindical de reivindicación de los derechos de los trabajadores. Manos Limpias se dedica práctica y exclusivamente al ejercicio de la acusación popular . Por ese motivo el tema económico no es baladí: si hacemos un cálculo 'grosso modo', abrían un promedio de entre tres y cuatro casos semanales con los costes en abogados, procuradores, tasas y otras actividades judiciales que ello supone en procedimientos que se alargan varios años, en varias instancias judiciales y en diferentes sedes territoriales. ¿De dónde saca el dinero para mantener tamaña actividad judicial? No extraña que ante la investigación del viernes pueda pensarse que todo empieza a cuadrar. Sin embargo, no nos precipitemos y respetemos la presunción de inocencia.

Por último, no sabemos aún, cuál es el objetivo de abrir tanta causa contra derecha, izquierda, gobierno e instituciones del Estado. Lo que está claro es que, según Manos Limpias, a priori parece no haber ni un rincón limpio en la geografía española. No puede una dejar de preguntarse a quién conviene una imagen tan errática del Estado social y democrático de derecho español. Y, por otra parte, cabe pensar que una estructura sindical desvirtuada en su naturaleza y opaca en sus miembros y financiación tal vez no sea el mejor adalid de la transparencia en España. Y es que Manos Limpias no está legitimado para ello porque un sindicato no puede tener como objeto de actividad algo tan evanescente y alejado del mundo del trabajo como la defensa del interés público y general.

Margarita Bonet Esteva, Profesora titular de Derecho Penal de la UAB y analista de Agenda Pública.

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