Puerto Rico olvidado

De Puerto Rico se conoce más en España su presente relación política con EE UU que su pasada relación como última colonia española en América. Las razones pueden ser muchas. Tal vez el mal recuerdo dejado por la Guerra Hispanoamericana de 1898 en el inconsciente español, tal vez la culpa que dejara el acto de rendir una cultura española en el Caribe a un nuevo invasor y a su cultura poderosa, tal vez la necesidad de olvidar una historia que requiere cierto nivel de responsabilidad compartida.

Tras 113 años de coloniaje norteamericano, la cultura española en Puerto Rico se conserva viva y en plena efervescencia. Puerto Rico es el mayor consumidor de vino y aceite de oliva español fuera de España, y uno de los lugares donde en mayor estima se tiene a los productos fabricados en España, factor muy poco aprovechado por los empresarios españoles. En la Isla del Encanto se utiliza aún la palabra peseta (25 centavos de dólar), se habla una lengua popular que desborda de dichos y refranes españoles, y se consigue la mejor comida española fuera de España.

La relación con Puerto Rico debiera serle importante a España. Aunque, para España, el desastre del 98 ya forma parte de un pasado sin consecuencias presentes, en Puerto Rico seguimos viviendo los efectos de ese conflicto y su nefasta resolución para los portorriqueños. La abominable circunstancia colonial en que nos dejó atrapados el Tratado de París y que vive nuestro pueblo al día de hoy, en el que se jugó con la soberanía del pueblo como si se tratara de una pelota, pasándosela el derrotado al vencedor sin consultas ni aviso a los afectados, debiera importarle al ilustre pueblo español de hoy y levantar su voz de alerta.

Los españoles ignoran que el próximo 6 de noviembre los portorriqueños participarán en una crucial e histórica elección doble. Por un lado, elegirán un gobierno territorial sin poderes para enfrentar una crisis económica y social de dimensiones colosales, y por el otro, podrán manifestarse en contra o a favor de la condición colonial, y al mismo tiempo expresar su preferencia de estatus político en relación a EE UU entre las tres formulas descolonizadoras reconocidas por el derecho internacional: la anexión, la independencia y la libre asociación.

El plebiscito no es vinculante a  EEUU porque este no desea comprometerse con un resultado favorable a la anexión, que a su vez significaría el fin de la cultura española en la isla. Por otra parte, tras más de un siglo de intentos por americanizar el país y hacer desaparecer su cultura hispana, así como de perseguir y criminalizar al independentismo dentro y fuera de la isla, la independencia no es favorecida por los electores. Queda como única opción viables la libre asociación, definida por el derecho internacional en la resolución 1541 (XV) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el advenimiento de la soberanía en un territorio y, a la vez, su asociación a un Estado independiente, mediante un tratado internacional en el que se delegan algunos poderes al Estado independiente. Solo ocurrirá un avance en la descolonización de Puerto Rico si el resultado del plebiscito resulta favorable para EE UU, es decir, si ocurre un rechazo a la colonia y se avala la libre asociación.

Resulta significativo que solo dos Estados independientes han descolonizado mediante la formula de la libre asociación: EE UU (Islas Marshall, Estados Federados de Micronesia, República de Palaos) y Nueva Zelanda (Islas Cook y Niue). Que EE UU haya descolonizado tres veces por vía de la libre asociación nos lleva a la razonada conclusión de que un resultado a favor de la libre asociación en Puerto Rico sería aprovechado por  EE UU para alcanzar la descolonización, sobre todo ante el avance del movimiento anexionista.

Un Puerto Rico en libre asociación con EE UU pondría fin a la condición colonial de Puerto Rico y sería el nacimiento de un nuevo Estado iberoamericano, miembro en pleno de la comunidad internacional. Para España, significará la garantía de que la cultura española en América continuará en apogeo por siempre, el fin del único capítulo dejado abierto del conflicto hispanoamericano, al tiempo que significará el advenimiento de un gran socio comercial en la arena internacional.

Efraín Vázquez Vera es catedrático de la Universidad de Puerto Rico.

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