Punto de vista: la investidura de Susana Díaz

Susana 'Khaleesi'. Por Luis Martínez.

Daenerys Targaryen y Susana Díaz comparten destino. Además de melena rubia. Las dos, una de Andalucía y la otra en el reino de Meereen, desean hacer las cosas bien, con orden, pero no hay manera. Que si las viejas oligarquías; que si las juezas inquietas; que si los antiguos presidentes... El caso es que, con o sin dragones, no hay forma de arrancar la legislatura. Si no me siguen, hagan lo que Pablo Iglesias le recomendó al Rey: pónganse al día con Juego de tronos.

Centrémonos, Susana Khaleesi (llamémosla así) ganó las elecciones y ha demostrado de forma cumplida que nada tiene que ver con el fraude de los ERE. Y eso es tan irrefutable como que el trono de los Targaryen pertenece a la última heredera. Se podrá decir que ella misma se metió en el hoyo convocando unos comicios innecesarios antes de tiempo. Pero, ¿qué presidente no lo ha hecho en España o en Desembarco del Rey? ¿Acaso es ilegal? ¿Quién es la madre de los dragones?

Punto de vista: la investidura de Susana Díaz

Lo que no admite dudas es que sean los viejos partidos los recién llegados, todos juntos están haciendo lo indecible para bloquear la elección de la nueva presidenta y, en consecuencia, no dar palo al agua. Todo sea por no mancharse antes de las elecciones del 24 en las otras regiones al sur del Muro. Pues bien, puesto que han decidido no mover ni las cejas más de un mes, ¿no sería lo suyo que devolvieran el sueldo? ¿No dicen algunos ser tan puros como los propios guerreros Inmaculados?

Se podrá decir que lo de Aznalcóllar lo cambia todo. Pero lo probado a fecha de hoy es que nadie sabe exactamente de qué se está hablando: ¿chapuza administrativa, corrupción o simple, nunca mejor dicho, intoxicación? ¿Y si la Udef (es sólo un suponer) se ha lanzado a la piscina (o a la presa de contención)? Nos pongamos como nos pongamos, España aún no es Invernalia y mientras no haya sentencia, no hay culpable.

Supongamos que Susana Díaz lo está haciendo mal. Asumamos que su ambición de ser más que nadie (por 'nadie' entiéndase Pedro Sánchez) le ha jugado una mala pasada. Ahora bien, ¿comparada con quién la presidenta de la Junta in o ex pectore no da la talla? ¿Quién de los 109 diputados inactivos es peor: el que convoca y gana, o los que pierden y hacen lo indecible para que la decisión de la mayoría no tenga efecto?

Lo único cierto es que en Meereen, como en Andalucía, se dirime algo más que el futuro de un reino. Todos aspiran a alcanzar el Trono de Hierro de los Siete Reinos, que, como a estas alturas sabe hasta el Rey Felipe, está en Madrid.


Ella es 'Flipe' González. Emilia Landaluce.

'Susana y los viejos' ha sido sin duda lo peor de las últimas elecciones andaluzas. La historia bíblica ha sido repetida hasta el aburrimiento por analistas, articulistas y directores de periódico como si aquello fuera original, un mérito sólo atribuible al primero que lo escribió. Los viejos podían ser desde Felipe González hasta los jubilados. Así que sólo por no volver a leer esas metáforas manidas, votaría a Susana como dictadora vitalicia de Andalucía.

Semejante afán, sin embargo, no sería justo. Susana Díaz ha resultado ser un desastre. Su primer error fue no romper con sus dos predecesores, enfangados hasta las trancas de corrupción ya sea por palabra, obra u omisión. ¿Por qué no lo hizo? Seguramente porque debía su carrera a la alargada sombra de Chaves y Griñán, pero también porque no pretendía que las cosas cambiaran en el PSOE de Andalucía, tal como prueba la adjudicación ilícita de la explotación de la mina de Aznalcóllar que ha desvelado EL MUNDO.

Una de las insensateces en las que caímos algunos fue elevar a la presidenta de la Junta en funciones a la categoría de gran estadista. Leímos y escribimos que Susana Díaz era la única capaz de hacer frente a los nacionalismos y a la polarización de la sociedad. "Es la nueva Felipe González", escribimos seducida por el acento y su relativa juventud. Ojalá. Al final, la política trianera sólo ha sido casta (en el sentido de Podemos) y ambiciosa.

Recordemos por qué. Convocó unas elecciones absurdas un mes antes de la municipales y autonómicas que se celebraban en el resto de España. La vanidad de Susana le ha costado a los andaluces 12 millones de euros. Las encuestas internas del PSOE le otorgan cinco puntos más. ¿Qué son 12 kilos?

Por otro lado, está la decepción que nos produce "la gran estadista", incapaz de llegar a acuerdos con el resto de formaciones y tampoco de ceder a las lógicas pretensiones de transparencia. Si algo hizo que Felipe González llegara a presidente del Gobierno fue su capacidad de entenderse con el resto de partidos de la Transición, una habilidad de la que la aspirante a presidencia de la Junta parece carecer. En comparación, la podríamos denominar 'Flipe González', por el careto que se le ha debido de quedar al ex presidente con actuación de la que se creía su pupila.

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