¿Qué cambio para Euskadi?

Si prospera la aritmética de la composición del Parlamento vasco salido de las urnas, Patxi López será el próximo lendakari, a tenor de todo lo que llevamos oyendo y leyendo en estos últimos meses y años. Así, tras 30 años ininterrumpidos de un lendakari nacionalista, el nuevo será constitucionalista. A Patxi López, el día de la investidura del nuevo lendakari, el PP le dará los 13 votos que necesita, que, con los 25 que al final obtendrá muy probablemente el PSOE, alcanzará los 38 escaños, mitad más uno necesarios para tener la mayoría. Ni siquiera precisará el voto de UPD que, por otra parte, no desdeña por si al final le fuera necesario.

A día de hoy, no veo otro escenario. No veo al PP absteniéndose, sabiendo que así le da la lendakaritza a Ibarretxe, ni al PSOE no votándose a sí mismo, máxime cuando llevan meses diciendo que ellos traen el cambio. Ahora que lo tienen en la mano no se van a echar atrás cuando cuentan con una mayoría de escaños no nacionalistas... merced a la exclusión del mundo de HB en la contienda electoral, luego, en el Parlamento Vasco. En consecuencia, preveo que el próximo lendakari será Patxi López, con toda legalidad y legitimidad desde el momento en que los contendientes aceptaron las nuevas reglas electorales de excluir la presencia de la izquierda aberzale en el Parlamento. Pero López no tendrá el apoyo de la mayoría sociológica vasca, mayoría que sigue siendo nacionalista.

Porque esta es la segunda lección de este escrutinio. Se mire como se mire, la mayoría social y sociológica vasca se decanta siempre, en las elecciones autonómicas, de forma mayoritaria por las formaciones nacionalistas. Comparando los resultados de las elecciones del año 1994 (fecha que escojo porque es la primera vez que el Partido Socialista concurre con Euskadiko Ezkerra, lo que elimina equívocos sobre el sentido del voto de EE) hasta las elecciones del domingo pasado, siempre la suma de votos nacionalistas vascos ha sido superior a la de los demás, llámense constitucionalistas, nacionalistas españoles o como prefieran ustedes denominarlos. Esta diferencia ha ido, sin embargo, menguando: 133.000 votos más el año 1994, 124.000 en 1998, 88.000 en el 2001, 92.000 en el 2005 y 78.000 votos más en las pasadas elecciones (imputando 100.000 votos) al mundo de HB. Es la ausencia de estos 100.000 votos en el Parlamento vasco (el mayor cambio, hasta ahora, de estas elecciones) lo que, a la postre, permitirá a Patxi López ser lendakari, votos cuya presencia en confrontaciones anteriores le permitió a Ibarretxe serlo.

De hecho, la gran pregunta de estas elecciones se puede formular así: ¿cuál es la singularidad de las listas prohibidas, D3M y Askatasuna el año 2009, en comparación con la larga lista de formaciones del ámbito del MLNV que fueron permitidas hasta esa fecha, en los parlamentos vasco y español (recuérdese que juraban la Constitución por "imperativo legal" y se sentaban en Madrid en sus escaños), así como en los ayuntamientos y Juntas Generales desde que hay democracia, para que no pudieran estar, esta vez, en el Parlamento vasco? Esta pregunta pesará como una losa, no solamente sobre López, ya lendakari, sino sobre la democracia española. A cualquiera que vea la realidad con ojos limpios no se le puede escapar que HB, EH, ANV, AUB, PCTS, D3M, Askatasuna (sigla que existe desde hace años y se ha ilegalizado ahora solamente) y más que se me olvidan, son hermanos gemelos homocigóticos.

Veo, en consecuencia, el futuro con preocupación. Se ha ido demasiado lejos, demasiado tiempo, por demasiadas personas, dentro y fuera de Euskadi, propugnando, sea una política de la acumulación de fuerzas en el lado nacionalista vasco, sea una política frentista de "desalojo" de los nacionalistas de Ajuria Enea (como si Ibarretxe fuera un okupa de la sede de la lendakaritza), en el lado constitucionalista. Se ha ido demasiado lejos para enmendar esto en los meses de tiras y aflojas antes de la elección del nuevo lendakari. Parece imposible un Gobierno PNV-PSOE en estos momentos, pese a ser la opción más deseada por la población vasca y la única formula que garantizaría un Gobierno "rápido, fuerte y estable", que ya han reclamado, con razón, los empresarios vascos para estos tiempos de crisis.

Es, también a mi juicio, la mejor fórmula para Euskadi, pues garantiza la tantas veces mentada, alabada y luego arrinconada transversalidad y pluralidad de la sociedad vasca. De hecho, todos pudimos escuchar la noche electoral a López afirmar que "se ha acabado el tiempo de los frentes, de la bronca y de la exclusión", y a Urkullu decir, en euskera, que "es el momento de la negociación" y, en castellano, que confía en el "liderazgo compartido de todas las fuerzas políticas" para "abrir una nueva etapa en Euskadi". ¿Brindis al sol en noche electoral? ¿Frases hueras?

Sea lo que sea, en TV-3, analizando los resultados la noche electoral, me aventuré a proponer algo, que ahora repito aquí: ¿es descabellado formar un Gobierno de legislatura PNV-PSOE, con rotación de lendakaris de ambas formaciones políticas? He aquí una fórmula estable, sólida, plural, transversal y representativa de la sociedad vasca. Ese sí que sería el gran cambio en Euskadi.

Javier Elzo, catedrático emérito de Deusto.