¿Qué es el ‘seny’?

Unos amigos barceloneses de Ciutadans, pertenecientes a la agrupación de Sarrià-Sant Gervasi, me invitaron a pronunciar una charla y me propusieron este curioso título: “Seny i Constitució”. En principio me sorprendió y pensé que no me sería fácil salir del trance. Pero después lo encontré estimulante desde el punto de vista intelectual y me puse a leer y reflexionar sobre el término seny, del que tanto abusamos, para ver cómo podía relacionarlo con el concepto de Constitución.

¿Qué es el ‘seny’?Naturalmente empecé a releer lo que ya conocía: las páginas dedicadas al seny en el libro de José Ferrater Mora Las formas de la vida catalana, escrito en los años cuarenta y después revisado. y en el de Jaume Vicens Vives Noticia de Cataluña, escrito en los años cincuenta. Textos, pues, de una cierta antigüedad, ambos de filosofía de la historia y que pretenden averiguar si los catalanes poseemos un modo de ser especial, una identidad colectiva, un carácter nacional.

Soy bastante escéptico sobre la coincidencia con la realidad de los libros de filosofía de la historia y todavía más sobre la existencia de identidades colectivas. Pero las palabras siempre tienen sentido y, poseamos o no lo catalanes los rasgos señalados por estos autores, entre ellos el seny, me propuse encontrar un significado a este famoso término por si era posible conectarlo con la idea de Constitución.

¿Cuál fue mi reflexión personal tras estas lecturas? Primero intenté contextualizarlas en el marco de otros filósofos catalanes, como Balmes o Eugenio d’Ors, e incluso en ciertos clásicos del nacionalismo catalán, como Torras i Bages, Duran i Ventosa, Prat de la Riba o Cambó, también convencidos de una identidad colectiva catalana. Ciertamente, el concepto de seny, citado expresamente con esta palabra o usando otras de idéntico sentido, es recurrente en todos ellos. Tras este ejercicio, llegué a la conclusión de que el término seny se caracteriza por tres notas principales.

En primer lugar, es una forma de conocer que antepone el razonamiento a otros métodos. Este razonamiento incluye la duda sistemática: “Pienso que esto es de una determinada manera, pero puedo equivocarme y, si me convencen otros argumentos también razonables, rectificaré”. El seny no deriva sólo de la lógica, sino también de la experiencia, de lo que enseña la vida. La objetividad y la serenidad en el modo de argumentar son, por ello, imprescindibles.

En segundo lugar, desde un punto de vista psicológico, el seny implica sensatez, buen sentido, equilibrio emocional. El loco, en el sentido de atolondrado y disparatado, no es nunca una persona de seny, ya que este requiere no alterarse con facilidad y tener buen dominio de uno mismo.

En tercer y último lugar, se dice de alguien que tiene seny cuando es persona reflexiva y cautelosa, piensa las cosas dos veces, sin prisas y sin pausas, no se lanza a la piscina sin estar seguro de que allí hay agua. Tener seny es una actitud, un modo de ser, un talante.

Al seny se le opone la rauxa, los momentos de arrebato pasional descontrolado. Dice Vicens Vives: “Ser arrauxat es, precisamente, andar falto de seny, obedecer a impulsos emocionales, actuar según determinaciones repentinas. En estas circunstancias nos dejamos llevar por la pasión, sin sopesar las realidades ni mesurar sus consecuencias. Somos entonces los hombres del fogonazo (llamarada) y de las actitudes extremistas. Nuestro sentido de la ironía nos falla y salimos a la calle devorados por un exceso de presión sentimental (…) La rauxa es la base psicológica de las acciones subversivas catalanas, la justificación histórica del todo o nada ( tot o res), la negación del ideal de compromiso y pacto dictada por la sensatez colectiva”. Seny y rauxa, ¿tienen algo que ver con una Constitución? Tienen mucho que ver, es más, una Constitución, entre otras cosas, es un instrumento del seny para los momentos en que una sociedad está dominada por la rauxa. En efecto, la Constitución es una norma jurídica más estable que las demás porque su método de reforma es más complejo y difícil. Ello implica, por un lado, que su tramitación es más dilatada en el tiempo, lo cual comporta un mayor esfuerzo de reflexión y razonamiento; y, por otro, necesitan ser aprobadas por amplias mayorías, lo cual obliga al pacto, al acuerdo, para lo cual se requiere sensatez, buen sentido y equilibrio emocional.

Las buenas constituciones son un puro producto del seny y sirven para superar los momentos de rauxa. Por ello se ha comparado las Constituciones con el mástil al que se hace atar Ulises en su odisea hacia Ítaca cuando pasa cerca de las islas donde sabe que están unas tentadoras sirenas. O, como también se ha dicho, una Constitución es aquello que se decide cuando se está sobrio en previsión de que un día se esté ebrio. Las Constituciones, por supuesto, se pueden cambiar pero no con la misma facilidad que las leyes: deben poner dificultades adicionales que permitan el razonamiento reposado, la reflexión cautelosa y la sensatez en el juicio. Son, pues, encarnaciones del seny para cuando vengan tiempos de rauxa.

Francesc de Carreras, profesor de Derecho Constitucional.

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