¿Qué es lo que quieren?

Amir Taheri (GEES, 15/07/05).

No hay modo de razonar con los terroristas, pero el pensamiento detrás de sus acciones está perfectamente claro.

La primera cuestión que viene a la cabeza es: ¿qué les llevó tanto tiempo? La respuesta puede ser que en los últimos cuatro años, las autoridades británicas han logrado evitar ataques en varias ocasiones. David Blunkett, que era el Secretario de Estado británico, fue ridiculizado a menudo por sugerir que éste era el caso.

Establecer la identidad completa de los atacantes puede llevar algún tiempo. Pero la ideología que los motiva, las redes que les sostienen y los grupos que les financian, todos son bien conocidos.

Momentos después de los ataques de ayer, mi teléfono rebosaba de solicitudes de entrevistas con una pregunta recurrente: ¿pero qué es lo que quieren? Eso me recordó a Theo van Gogh, el cineasta holandés que fue tiroteado por un asesino islamista camino de su trabajo en Ámsterdam el pasado noviembre. Según testigos, Van Gogh suplicó misericordia e intentó razonar con su asaltante. “Seguro que podemos discutir esto”, continuaba diciendo mientras continuaban llegando los disparos. “Discutámoslo”.

Van Gogh, que había enfadado a los islamistas con su documental acerca del maltrato a la mujer en el islam, reaccionaba como hicieron los reporteros de la BBC ayer, asumiendo que tal vez, el hombre que le estaba asesinando tenía algunas demandas razonables que podían discutirse en una atmósfera tranquila y democrática.

Pero lo siento, tratáis con un enemigo que no quiere nada específico, y que no puede entrar en razón a través de la canalización de la cólera o de sentarse a negociar. O, dicho de otra manera, este enemigo sí que quiere algo específico: tomar el control total de vuestras vidas, dictar cada uno de los movimientos que hacéis a todas horas y, si os atreveréis a resistir, sentirá que es su deber divino mataros.

El sustrato ideológico en el que crecen alQaeda y los múltiples grupos que utilizan su marca de fábrica fue descrito hace más de 40 años por uno de sus cerebros originales, el paquistaní Abú-Alá Al Maududi. Dice algo como esto: cuando Alá creó a la humanidad, Él hizo objeto a todas sus necesidades corporales y movimientos de reglas biológicas ineludibles, pero decidió dejar sus necesidades espirituales, sociales y políticas en gran medida sujetas a su voluntad. Pronto, sin embargo, quedó claro que el Hombre no sabía gestionar sus asuntos del modo que quería Alá. Así que Alá comenzó a enviar profetas para advertir al hombre e intentar enderezarlo en el buen camino. Un total de 128.000 profetas fueron enviados, incluyendo a Moisés y a Jesús. Todos fracasaron. Finalmente, Alá envió a Mahoma como el último de Sus profetas y el portador de Su mensaje último, el islam. Con el advenimiento del islam, todas las restantes religiones fueron “derogadas” (mansukh), y sus seguidores designados como “infieles” (kaffar). El objetivo de todo buen musulmán, en consecuencia, es convertir a la humanidad al islam, el cual regula los movimientos espirituales, económicos, políticos y sociales del Hombre hasta el último detalle.

¿Pero qué pasa si los no musulmanes rechazan seguir el buen camino? Aquí las respuestas divergen. Algunos creen que la respuesta es el diálogo y la argumentación hasta que los seguidores de los “credos derogados” reconozcan su error y convengan en ser salvados convirtiéndose al islam. Esta es la visión de la mayoría de los imanes que predican en las mezquitas de Occidente. Pero otros, incluyendo a Osama bin Laden, discípulo de al-Maududi, creen que el mundo dominado por occidente está demasiado sumido en la corrupción para escuchar cualquier argumentación, y tiene que ser empujado a la conversión a través de ghazavat (incursiones) espectaculares del tipo que vimos en Nueva York y Washington en el 2001, en Madrid el año pasado, y ahora en Londres.

Que el ataque de Londres estaba pensado como una ghazava fue confirmado por una declaración del Grupo Secreto de la Organización de la Jihad de al-Qaeda en Europa, un grupo islamista que reivindicó la autoría de la atrocidad. Rezaba “hemos completado nuestra promesa y llevado a cabo nuestra incursión militar (ghazava) en Gran Bretaña después de que nuestros mujahidínes hicieran esfuerzos vigorosos durante un largo período de tiempo para garantizar el éxito de la incursión”. Aquellos que perpetran estas misiones son los ghazis, el distintivo más alto de todos los distintivos islámicos justo por debajo del shahid o mártir. Un ghazi que también se convierta en shahid será doblemente meritorio.

Hay muchos musulmanes que creen que la idea de que todos los credos han sido “derogados” y de que toda la humanidad debería ser reunida bajo la bandera del islam tiene que ser abandonada como un anacronismo peligroso. Pero para el islamista, los musulmanes que piensan de ese modo son propiamente designados como corruptos, y se merecen la muerte.

Es posible, por supuesto, ignorar el objetivo estratégico de todos los islamistas y centrarse solamente en sus objetivos tácticos, como a muchos en Occidente les encantaba hacer. Estos objetivos son bien conocidos, e incluyen expulsar a los “fieles de la Cruz” (las potencias cristianas) del mundo musulmán, barrer del mapa de Oriente Medio a Israel, y reemplazar los gobiernos de todos los países musulmanes con regímenes verdaderamente islámicos como el creado por el ayatolá Jomeini en Irán y por los talibanes en Afganistán.

Cómo alcanzar esos objetivos ha sido el tema de muchas discusiones en círculos islamistas por todo el mundo, Londres incluido, desde el 11 de Septiembre. Osama ha argumentado constantemente a favor de más ghazavat dentro de Occidente. Él cree firmemente que si Occidente es demasiado cobarde como para contraatacar, y si es golpeado por el terror a lo grande, hará “lo que tiene que hacer”. Esa opinión fue reforzada el año pasado cuando al-Qaeda sustituyó al gobierno español con su mortal ataque de Madrid. En aquel momento, bin Laden utilizó su “victoria de Madrid” para invitar a otros países europeos a distancias entre Estados Unidos o afrontar “castigo” similar.

La opinión de bin Laden ha sido desafiada por su supuesto número 2, Aymán al-Zawahiri, quien insiste en que los islamistas deberían primero ganar la guerra dentro de varios países musulmanes vulnerables, destacadamente Afganistán, Pakistán, Arabia Saudí e Irak. Hasta ayer parecía que al-Zawahiri estaba ganando el debate, especialmente caldeando las cosas en Afganistán e Irak. Ayer, la doctrina bin Laden contraatacó.