Por Manuel Ballbé, catedrático de Derecho Administrativo de la Universitat Autònoma de Barcelona (EL PERIÓDICO, 10/01/06):
Como se esperaba, el Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) ha informado negativamente sobre la fusión de Gas Natural y Endesa. Casualmente, los miembros nombrados por el PP fueron los que votaron en contra. La defensa de los directivos de Endesa, casualmente también designados, en aquella época, entre los amigos de aquel Gobierno, da el cuadro exacto de lo que el Nobel de Economía Stiglitz llama "capitalismo de amiguetes". Los expertos internacionales señalan que Endesa es una gran compañía no por méritos empresariales propios, sino porque era previamente un monopolio controlado por el Estado. En su proceso de privatización se impusieron directivos que no estaban ni están ahí por su capacidad empresarial, sino por sus relaciones políticas o por sus amistades con Aznar, como ocurre con Pizarro, presidente de Endesa, empeñados en silenciar a los accionistas. Ante la aparición de un mercado global cambiante y dinámico, nuestro país está perdiendo la oportunidad de ocupar una posición destacada en el sector de la energía. España ha ido a todo gas en la conquista de los mercados latinoamericanos gracias a las políticas de concentraciones del Gobierno de González, como demuestran BBVA, Santander, Telefónica y Repsol. El PP no tiene en cuenta la opinión favorable de sus correligionarios extranjeros. Entre ellos, el asesor económico del Gobierno de Berlusconi reconoce la inteligencia de los que han ideado esta fusión: Brunetta escribió un artículo titulado Para la competencia el modelo es Madrid en el que afirmaba: "Sólo nos queda el modelo español, abierto, pero que a su vez promueve la creación de campeones nacionales eficientes en sectores clave de la economía". Porque, como señala el mismo prestigioso diario económico 24 Ore: "Si Gas Natural compra Endesa, nacerá en España una de las más grandes empresas eléctricas de Europa dispuesta a competir a la par con los colosos franceses y alemanes".
ENDESA alega que el resultado de la OPA crearía un duopolio verticalmente integrado en el sector energético de gas y electricidad. Efectivamente, ése es el objetivo ineludible si se quiere competir con las primeras de Europa, tanto con la poderosa y fusionada Electricité-Gaz de France, monopolio estatal, como con la RWE alemana que integra electricidad, gas y agua. El TDC y los expertos del PP se olvidan también de que EEUU, país que inventó el derecho de la competencia, sostiene desde hace 50 años la doctrina legal de la viabilidad del duopolio competitivo (dos gigantes empresariales siempre que compitan entre ellos). Esto es lo que explica la existencia de las poderosas multinacionales norteamericanas conquistando el mundo mientras nuestros advenedizos expertos de la competencia, más papistas que el Papa, impiden concentraciones, duopolios competitivos indispensables para enfrentarse en el mundo e incluso en nuestro país a estos gigantes. Con el levantamiento de fronteras, si no se autoriza esta fusión veremos cómo el pez grande se comerá al pez chico español. Por eso no se puede jugar con sectores estratégicos, aunque sean catalanes. Estos temas no sólo afectan a la competencia, sino, sobre todo, a la seguridad. Todo el mundo recuerda los apagones de Endesa en Andalucía o Canarias, el incidente nuclear de Vandellós con orden de cierre del Consejo de Seguridad Nuclear y el acceso sin problemas de un grupo pacifista y ecologista a la cúpula de una central nuclear. Por tanto, la decisión de una fusión corresponde no a organismos que velan únicamente por la competencia, sino a organismos reguladores específicos como la Comisión Nacional de la Energía y al Gobierno, que toman en consideración no sólo la variable de competencia, sino otras tan importantes, como las de seguridad y la disposición de nuestras empresas para enfrentarse a la competencia global.
EEUU aprendió la lección de la mitificación de la desrregulación y la competencia retórica que implantaron los neoliberales en sectores tan delicados tras la quiebra de Enron, la catástrofe eléctrica en California y los colapsos energéticos en Nueva York. Por ello se potenciaron los organismos reguladores específicos como la Comisión Federal Reguladora de la Energía --que copiamos creando la Comisión Nacional de la Energía--, para que tuviera primacía y conjugara los factores de competencia con otras variables y condicionantes estructurales en un sector complejo y especializado. Y ello en detrimento de tribunales de competencia que aplican reglas generales y desconocen las singularidades de cada sector regulado. Como ha señalado uno de los jueces norteamericanos más renombrados en estos temas, el derecho y los tribunales de la competencia no están destinados a defender a un competidor incompetente, sino únicamente a defender la libre competencia, que ahora será global.