¿Qué pintan los ucranianos en Ucrania?

Militar ucraniano en Luhansk.
Militar ucraniano en Luhansk.

Firmó la mayoría de progreso de Unidas Podemos, Izquierda Unida, EH Bildu y etcétera un manifiesto por la paz para lograr que España no ayude a los ucranianos (ni bombarderos, ni fragatas, ni guiños literales o metafóricos) sin procurar demasiada atención, ni demasiado interés, a los motivos que pueden conducir a los ucranianos a necesitarla.

Llama la atención que no haya un gramo de solidaridad en las palabras anexas de Pablo Iglesias, portavoz extraoficial de Unidas Podemos, que encuentra el horror en “empujar la OTAN hasta Rusia”, confundido en el orden de los factores y ajeno a qué demonios puede llevar a los ucranianos a querer entrar en la OTAN. A quién se le ocurre. Tampoco en las declaraciones de Enrique Santiago, secretario de Estado de la Agenda 2030 y asesor de las FARC, que invita a “desmilitarizar el conflicto”. Lo que al caso es tanto como pedir a los ucranianos que entreguen sin respingos las llaves de Kiev a Putin.

[¿Cabe esperar que Unidas Podemos recupere la propuesta de sacar a España de la Alianza en las próximas elecciones? ¿Fuera americanos de la base de Rota? ¿Repetirá el No a la guerra si Mohammed VI considera que Ceuta y Melilla le pertenecen? ¿Respaldará desmilitarizar el conflicto si no sólo lo considera, sino que pone de su parte para que le pertenezcan?].

Los discursos de la izquierda ampliada son sospechosamente parecidos al discurso nada progresista de Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, que declaró que “la escalada de tensión obedece a las acciones informativas emprendidas por Estados Unidos y la OTAN” y no a sus tendencias anexionistas.

Se entiende sin necesidad de matracas que Putin no dedique un segundo a las opiniones de los ucranianos sobre ciertos asuntos. Como la separación de su destino del de Moscú en el referéndum de independencia de 1991: el 90% de los ucranianos, con una participación del 84%, votó a favor. Como la conveniencia de entrar en la OTAN, secundada por un 54%. A fin de cuentas, ¿qué pintan los ucranianos en Ucrania?

Pero ¿la mayoría de progreso? ¿Por qué no merecen tuits de afecto los ciudadanos de Donetsk y Luhansk, con una arquitectura muy abstracta, cuidadosamente definida a golpe de obuses, y una lista de 14.000 muertos desde 2014? ¿Hay un sistema nutriscore que los etiquete con la I de Indefendibles?

Ucrania es un país rico en materias primas: el tercer mayor productor mundial de calabazas y trigo, el quinto de maíz, el primero de girasol. De olvido también va servido: tanto, que la guerra parece nueva [ayer se registraron en el Donbás más de 100 explosiones]. Y no sólo para nuestra izquierda. Se ocupó de recordarlo Ian Bremmer, hace seis meses, en una entrevista centrada en Afganistán.

“Los europeos deberíais recordar Ucrania y miraros en el espejo”, reprochó. “Nosotros abandonamos Ucrania. Los ucranianos pidieron ayuda a los europeos tras la invasión rusa. Los europeos se la negaron. Suplicaron entrar en la UE. Los europeos se lo negaron. Suplicaron entrar en la OTAN. Todos en la OTAN se lo negaron. Cuando los rusos invadieron el país, los ucranianos no tuvieron apoyo. No les defendimos a pesar de que, tras la caída de la Unión Soviética, nos comprometimos a hacerlo. ¡Decidimos no hacerlo! Y fue una decisión de los americanos y de los eu-ro-pe-os”.

Es muy probable que los europeos y los americanos no se hayan mirado en el espejo. Pero han abierto los periódicos y los telediarios y han comprobado, con drones sobrevolando el terreno, que hay al menos 175.000 rusos a las puertas. Sospechan que el montaje ruso puede ser demasiado grande para ser montaje. Saben, por información de la Inteligencia británica, que Putin tiene candidato para gobernar Ucrania (a riesgo de quisquilloso, para hacer como que gobierna Ucrania) y que la amenaza va en serio.

Ayer mismo se reunieron por videollamada los dirigentes de Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Polonia y Reino Unido, la presidenta de la Comisión Europea, el presidente del Consejo Europeo y el secretario general de la OTAN. ¿Cuánto hablaron de los rusos y cuánto de los ucranianos? Se reunieron con el propósito de sellar la unidad, fomentar la coordinación y, en resumen, demostrar que Ucrania importa.

Los españoles nos escandalizamos por la ausencia de Pedro Sánchez. Pero qué pensarán los ucranianos de la ausencia de Zelinski.

Jorge Raya Pons es periodista.

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