¿Qué y cómo lo hacemos?

Al concluir este terrorífico año 2020, España atraviesa por una crisis sanitaria profunda, un ambiente político complicado y una desesperanza creciente. Mi país, Chile, enfrenta problemas similares o peores. Así como hace 482 años los conquistadores españoles descubrieron y conquistaron Chile, primero Diego de Almagro en 1538 y después Pedro de Valdivia en 1540, Chile ha venido transitando de la mano de España a la distancia. La fe católica, el idioma y formas del viejo mundo aterrizaron en Chile, un país situado al fin del fin del planeta. Hay muchas similitudes, algunas concretas y otras ficticias, que hacen que los chilenos miremos a España.

Es recurrente entre analistas de todo tipo la mención de la Transición española como ejemplar, lo mismo que la chilena. En mi opinión, fueron procesos muy distintos y en contextos únicos. En los últimos años Chile le ha ido copiando a España en diversas materias, en las que supuestamente estaría más adelantada. Observamos que el concepto de familia, el lenguaje, el idioma y muchos otros temas vinculados a la sociedad, se replican en Chile un par de años después de que son furor en España. Hoy Chile enfrenta un serio problema vinculado con los «pueblos originarios», en que nadie sabe realmente quiénes son, pues en Chile es muy fácil transformarse en originario. La génesis del problema arranca hace cuatro siglos, en que españoles al servicio de la Corona española les arrebataron a los araucanos territorios en cruentas batallas fundando ciudades y propagando la fe católica. Aunque el Estado de Chile incorporó formalmente a su jurisdicción dichos territorios durante el siglo XIX, terroristas, narcotraficantes y «promotores» de los derechos humanos -varios de ellos europeos- reabren heridas en busca de un territorio propio. Unos límites, ya definidos hace más de 150 años, pretenden ser modificados por unos pocos violentos. Políticos de diversos sectores aprobaron escaños reservados para pueblos originarios y estos se celebran con gran algarabía, legalizando chilenos de primera y de segunda clase. No más un ciudadano un voto, en Chile eso es cosa del pasado. En España, por su parte, verificamos desde lejos que no pocos aspiran a quebrar la unidad del Reino.

La inmigración es otro problema común a ambos países. Cada día podemos constatar en TVE el arribo de naves pequeñas atestadas de africanos que irrumpen en las Canarias o en las costas andaluzas. En Chile, los ilegales provenientes de distintos lugares cruzan desde Perú y Bolivia en busca de un mejor destino. La crisis de la dictadura venezolana, defendida por el expresidente Zapatero, ha llevado a Chile a más de medio millón de venezolanos, los que sumados a 250.000 peruanos y a casi 200.000 colombianos, Chile llega a un 10% de inmigrantes. Como podemos apreciar, la situación de España y de Chile son complejas, aunque la gran diferencia está en los vecinos y en el entorno geográfico. Chile comparte una frontera de más de 5.000 kilómetros con Argentina, país que enfrenta una de las peores crisis de su historia. En el norte, Chile limita con Perú y Bolivia, países ambos con crisis políticas y de poco aporte al intercambio comercial con Chile. ¿Qué y cómo lo hacemos? Es la pregunta incontestada. Aunque políticos y economistas nos dan cátedra cada día, la solución no se aleja del esfuerzo individual, de una necesaria reducción del tamaño del Estado, de menos funcionarios, de más trabajo, de recuperar el rol de la familia y en definitiva de un regreso masivo y urgente al sentido común. Sociedades sin fe, sin respeto, sin educación y llenas de subsidios no conducen a nada bueno. Los ejemplos de eliminar la trascendencia del castellano en España y la aprobación de escaños reservados en Chile, son dos ejemplos de lo que no hay que hacer. Dios permita que el año que se inicia ilumine a quienes tienen la responsabilidad de gobernarnos, y que a los hemiciclos de ambos países retorne la altura de miras y la inteligencia para resolver las demandas racionales de nuestros pueblos.

Andrés Montero J. es presidente del Consejo empresarial Chile-España.

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