Raíces del terrorismo

Javier Elzo, catedrático de Sociología en la Universidad de Deusto (EL PERIODICO, 30/08/03).

El diario Le Monde abría su edición del 26 de agosto con un texto a cuatro columnas y este significativo título: "Terrorismo: los fracasos de la guerra americana". En sus páginas interiores, siempre refiriéndose al terrorismo, este titular: "Los expertos subrayan los efectos perversos de las políticas exclusivamente represivas". He de confesar que, pensando lo mismo desde siempre, me acerqué al contenido del texto con esa satisfacción morbosa de ver cómo apuntalan sus propias convicciones. Así fue, en efecto, pero hay más cosas en el texto que creo merecen la atención del lector.

Parece ser que, antes de la asamblea general de la ONU de septiembre, una veintena de jefes de Gobierno y de Estado, entre ellos José María Aznar y Jacques Chirac, van a reunirse en Nueva York, a iniciativa del primer ministro noruego y del premio Nobel Elie Wiesel. El tema, Combatir el terrorismo para la humanidad: una conferencia sobre los orígenes del mal.

Para alimentar sus debates tendrán sobre la mesa un documento de trabajo que, a instancias de los noruegos, han elaborado una treintena de expertos del terrorismo de todo el mundo reunidos en Oslo durante el mes de junio. No he podido hacerme aún con el documento completo, pero de la información de Le Monde podemos extraer algunos puntos centrales.

Aun manteniéndose la correlación entre pobreza y terrorismo, los terroristas no provienen de las capas sociales más desfavorecidas. Además, su nivel de formación acadé- mica es incluso superior no sólo al de los demás delincuentes (lo que basta con preguntar a los que conocen la realidad de las cárceles, las nuestras incluidas), sino también al de la media poblacional. La correlación entre pobreza y terrorismo es, incluso, más débil que la que hay entre terrorismo y ausencia de Estado de derecho en general y libertad de expresión en particular.

No hay un Estado patrocinador del terrorismo. Según un profesor de Harvard, los estados no crean los movimientos terroristas. Otra cosa es que se sirvan de ellos en su política. Además, es evidente que si les sostienen (o miran a otro lado, me permito añadir) la capacidad letal de los terrorista aumenta considerablemente. De todo esto sabemos bastante en nuestra tierra.

Los terroristas no son ni locos ni desequilibrados. Siguen su propia racionalidad. Incluso un especialista israelí afirma que los autores de atentados suicidas no presentan rasgos psicopatológicos propios a los de los individuos con propensión al suicidio. Tampoco se observa en ellos un deseo particular de venganza. Sin embargo, el informe de los expertos advierte de los efectos perversos de las políticas de represión en un universo que alimente los ciclos de venganza. El objetivo de los terroristas es "polarizar la sociedad" (objetivo ya logrado por ETA, lo hemos dicho muchas veces) y hay que resistir, añade el informe, a la tentación de reaccionar excesivamente (el viejo y olvidado principio de acción, reacción, acción).

Un experto francés insiste en no ideologizar demasiado las razones del terrorismo, aceptando acríticamente, por ejemplo, las explicaciones de los terroristas y de los contraterroristas primarios: "Ponen bombas porque son fundamentalistas islámicos"; o "ETA mata porque el pueblo vasco esta oprimido por el Estado español", añado yo. En efecto, un experto de la ONU, lanza esta pregunta, que se me antoja fundamental: ¿por qué en ciertos conflictos similares hay terrorismo y en otros no?

Mi respuesta viene siendo ésta: el terrorismo surge cuando un núcleo muy reducido hace una lectura política de la realidad según la cual sólo con la violencia se pueden alcanzar sus objetivos. Así surge ETA para lograr una Euskadi independiente y socialista, objetivo que también propugnan otros independentistas sin que por ello se lancen a la violencia terrorista. El componente ideológico y decisional de los terroristas es clave e ineluctable.

Además, el propio terrorismo crea su mundo autoreferencial, perpetuándose en el tiempo, a lo que viene a ayudar, y de qué modo, la respuesta meramente policial, y todo lo que nos recuerdan los expertos de Oslo. Todo esto explica, también, que ETA lleve más de 40 años entre nosotros y no haya ETA en Catalunya, por ejemplo.