Rajoy, más de lo mismo

Al ofrecer mi libro inédito La Derecha contra el Estado a un editor madrileño, este basó su rechazo en la rápida caducidad de su tema clave: la desleal estrategia del Partido Popular en la oposición. Acepté su negativa, más no su argumento. Le dije: «Para desgracia del Partido Popular y del país, lo que se narra en el libro no caducará en mucho tiempo». Quien lo lea comprobará que mi profecía carece de mérito, y quien siga la política diaria lo confirmará.

Tras su derrota electoral en el año 2008, la conducta del Partido Popular no ha variado un ápice, pese a las promesas tranquilizadoras de ejercer una oposición leal, constructiva y colaborante en los asuntos de Estado; promesas que le valieron a Mariano Rajoy ser tachado de traidor por el aznarismo intransigente y por el batallón mediático de la lideresa.

En 16 meses de maquillaje centrista, los dirigentes peperos siguen dándonos más de lo mismo. La nueva estrategia del melífluo actor de la derecha sigue presidida por los 11 principios de Joseph Goebbels, recomendados por los neocons de George Bush. Su enemigo (no su rival) es, como siempre, el presidente del Gobierno español. Los insultos personales de antaño solo han cambiado de léxico, pero no de humillador desprecio. José Luis Rodríguez Zapatero debe irse («¡váyase, señor González!»), porque miente y engaña a los españoles, no le importan las víctimas de la crisis y no hace nada para salir de ella. ¿No les suena esa música?

Rajoy no solo no le apoyó en la lucha contra ETA, sino que le acusó de connivencia con ella y de traicionar a sus víctimas. Ahora se inhibe de colaborar en el combate nacional contra la crisis, cuyas víctimas son muchas más y no ofrece ninguna alternativa mejor, ya que el causante de la crisis es precisamente el neoliberalismo capitalista representado en España por José María Aznar y su partido. Rajoy sigue preconizando sus típicas recetas antisociales que benefician a la patronal y a los bancos. ¿Quién es entonces el verdadero indiferente ante las víctimas de la crisis?

El gran fracaso electoral que obtuvo en Cataluña y Euskadi el nacionalista Rajoy lo intenta paliar ahora con guiños cómplices a un Partido Nacionalista Vasco despechado y una Convergència i Unió ansiosa de retornar al poder. Al robarle apoyos a Zapatero, pretende obligarle a unas elecciones superanticipadas e impedir así sus proyectos sociales contra la crisis, que nada gustan a patronos y banqueros. Pero, mientras guiña el ojo, no retira el recurso contra el Estatut catalán y encabrita a la derecha vasca cuando elogia el pacto PSE-Partido Popular.

Como en el pasado, cada vez que se destapan negocios sucios, corrupciones y conductas irresponsables, la respuesta es negar toda evidencia; atacar penalmente a los jueces que instruyen los casos; calificar de conspiración gubernamental la acción de la justicia, y acudir a un argumento similar al esgrimido por el cacique Carlos Fabra en las elecciones anteriores: la victoria en las europeas absolverá a los corruptos porque, según el principio número 5 de Goebbels, nadie se acordará ya de las tramas Correa-Gürtel. En realidad el interés de Rajoy no era Europa, sino afianzar su liderazgo frente a los rivales internos y cubrir con tupido velo la corrupción que corroe a su partido, denunciada por unos «inquisidores indecentes». Contra estos, el ariete del Partido Popular es el señor Federico Trillo, responsable político, junto con el expresidente Aznar, del inhumano engaño a las familias de los militares del Yak-42.

En el 16° congreso del Partido Popular, Rajoy defendió ante sus críticos aznariles su fidelidad al partido con el eslogan Haced lo mismo, pero mejor, ya que no tenemos que cambiar de ideas, sino de procedimientos para ser más atractivos y convincentes. Nadie puede negarle esa fidelidad. Hace lo mismo de siempre y lo mejora en cuanto sus nuevos procedimientos pretenden atraer y convencer a los mismos que, en el 2008, apoyaron su estrategia crispada e intransigente, sus calumnias sobre Zapatero y sus ataques al Estatut catalán.

Como el LíDER del Partido Popular no cambia, sigue en las encuestas sin superar el suspenso que arrastra desde el año 2004. Ha perdido todos los debates con Zapatero, ante el evidente desconsuelo de sus fieles. Y, en fin, sus buitres rivales le exigieron, para seguir siendo el líder, una victoria aplastante en las europeas del 7 de junio, algo que don Mariano no consiguió.
Sus críticos saben de sobras que Zapatero volverá a ganar en el año 2012 si el Partido Popular de Rajoy sigue ofreciendo más de lo mismo. Pero, al ser lo mismo de siempre, la derecha extrema del Partido Popular critica lo que ella promovió desde el año 2004 y que, justamente, le llevó a perder las elecciones. Es decir, confirma que, en el seno del Partido Popular, los ultras carecen de una alternativa decente y de centro.

José Antonio González Casanova, catedrático de Derecho Constitucional y ensayista.