Razones para la directiva de maternidad

La Comisión Europea ha anunciado su intención de abandonar la revisión de la actual legislación sobre el permiso de maternidad. La razón que da es que el texto propuesto para una nueva Directiva lleva bloqueado varios años en el Consejo de Ministros de la UE.

Pero no es el único caso. Los derechos de las mujeres están compartiendo el mismo destino que otras 80 propuestas de naturaleza muy diversa que se rigen por el Programa de Adecuación y Eficacia de la Reglamentación de la Comisión Europea (REFIT), por ejemplo, la gestión de los residuos de las pilas.

Bajo la actual legislación europea de permiso de maternidad, en vigor desde 1992, las mujeres pueden coger hasta 14 semanas tras el nacimiento de un hijo o hija (dos mínimas) y los Estados miembros están obligados a garantizarles un “salario adecuado” durante este periodo. Pero en 2008, la Comisión Europea creyó necesario reforzar la salud de las embarazadas y de las madres, proteger a las trabajadoras para evitar los despedidos motivados por la maternidad e incorporar a los padres al cuidado de los hijos e hijas. Y para ello, propuso una nueva directiva sobre la Protección de las mujeres embarazadas, que hayan dado a luz o en período de lactancia, que extendía el permiso obligatorio a 6 semanas y el total a 18.

Está demostrado que la desigualdad de trato durante el embarazo y, sobre todo durante la maternidad, tiene consecuencias duraderas en el futuro laboral y salarial de las mujeres. El período de ausencia en el mercado de trabajo es el principal factor que hay detrás de la brecha salarial, cuya media europea se sitúa en el 16,4%. La disparidad en las pensiones es aún más llamativa, alcanzando el 39%. A esto se suma que las mujeres han sido las más golpeadas por la crisis y las que ocupan los empleos más precarios. En este sentido, alcanzar una tasa de empleo femenina del 75% en 2020 es otro de los objetivos que se persigue con esta directiva.

Son razones poderosas las que nos hacen exigir que la nueva legislación europea sobre maternidad salga adelante, porque significa un paso más en la protección de las mujeres que quieren volver al mercado laboral después de su baja maternal y ayuda a conciliar el trabajo con la vida privada, tanto de madres como de padres –a día de hoy uno de cada cuatro Estados miembros no cuenta con permiso de paternidad y menos del 1% de los padres se acojen a él-.

Las mujeres no deberían tener que elegir entre un trabajo o una familia. Es una cuestión de derechos y de dignidad, pero también de sentido común, pues como ha determinado el estudio de impacto realizado sobre la directiva, a mayor protección aumenta la participación laboral femenina, y esto favorece a la sociedad en su conjunto, a su desarrollo económico y social.

Pelear porque esta directiva salga adelante es invertir en el futuro de Europa. Hasta ahora, el Consejo la ha bloqueado ante la oposición de algunos Estados. Nuestro deber democrático como políticos implicados en el proceso legislativo de la propuesta, y como personas que creemos en la igualdad entre mujeres y hombres, es mostrar nuestra disposición sin reservas a alcanzar un compromiso.

No vamos a dejar que la falta de acuerdo en los próximos seis meses condene a esta directiva a la papelera, como parece que va a suceder con muchas otras iniciativas, como la gestión de los residuos de las pilas. Estamos hablando de igualdad, de salud y de derechos. Y esto es la Unión Europea.

Iratxe García es presidenta de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo. Javier López es ponente de Informe de la comisión de Empleo sobre la Directiva sobre Maternidad.

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