Recuperemos TV3

TV3 se ha convertido, para desgracia de la mayoría de catalanes que estamos por la buena convivencia con el resto de españoles, en la punta de lanza de los separatistas. De ahí que los partidos que defienden la secesión en Valencia tengan marcado en rojo que se vuelva a poder sintonizar en toda la comunidad. Desean repetir el proceso de locura que estamos viviendo en Cataluña, y para ello nada mejor que contar con una de las herramientas que se han demostrado más eficaces para la agitación y la propaganda.

Los medios públicos, al ser sufragados con el dinero de todos, han de ser muy cuidadosos a la hora de marcar su línea editorial. En la España democrática se ha prodigado cierto sesgo por parte de todos los gobiernos, fueran centrales o autonómicos, a favor del Ejecutivo de turno, pero lo que hemos vivido en Cataluña desde 2012 es insuperable. Llegando al extremo que las grandes manifestaciones de los 11 de septiembre de los últimos años se han organizado no «con el apoyo de» sino «desde» TV3, siendo esta cadena el hilo conductor de los convocantes durante los meses anteriores para garantizarse una asistencia masiva.

La televisión de la Generalitat de Cataluña siempre ha sido una cadena con cierto talante nacionalista, pero actuaba con discreción y, sobre todo, intentando pisar los menos callos posibles. Desde su fundación fue un medio «catalanista», entendiendo por «catalanista» la visión que Convergència i Unió, y en parte ERC, tienen de Cataluña. Gracias a la generosidad de las arcas públicas se ha convertido en el gran medio audiovisual de nuestra comunidad autónoma. Ninguna otra televisión tiene su potencial ni sus medios. Como es bien sabido, TV3 y el resto de la corporación audiovisual autonómica catalana tiene más trabajadores en Cataluña que Mediaset o Atresmedia en toda España.

Toda esta fuerza se ha puesto al servicio del separatismo más extremo. TV3 compite con la emisora de radio de la Generalitat, Cataluña Radio, para ver quién es más radical a la hora de faltar al respeto a los catalanes que estamos en contra de la secesión. Hechos como el de la quema de un ejemplar de la Constitución en el matinal informativo de la televisión pública, que en un informativo nocturno se presentara a un condenado por asesinato de la banda Terra Lliure como «un gran reserva del independentismo» o que tertulianos secesionistas llamen «fascistas» o «fachas» a periodistas o políticos constitucionalistas sin que los conductores de los espacios digan ni mú, estos hechos, digo, ya no sorprende a nadie.

Por suerte, los ciudadanos han tomado buena nota, y en cada índice de audiencia comprobamos el descenso de TV3. Pero todavía sigue siendo el medio de referencia para una parte importante de la población, y por eso es imprescindible, para la buena convivencia entre todos los catalanes, sobre todo, y entre los catalanes y el resto de españoles, también, que se detenga esta espiral de odio fomentada desde TV3.

Como el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), el organismo que debería velar por las buenas prácticas en los medios de la Generalitat, se ha demostrado inoperante dado que también ha sido tomado por los secesionistas, y el voto de calidad del presidente de manera reiterada bloquea los intentos de los consejeros que solo buscan que la televisión y la radio públicas estén al servicio de todos, y no solo de unos cuantos, habrá que buscar otras fórmulas.

Sería imprescindible que, tras la formación del Gobierno, se tome en serio la cuestión de la manipulación tóxica por parte de los medios de información públicos en Cataluña. Dado que con el dinero de todos los españoles (en tanto que la caja de hacienda es común) se está fomentando, mediante la mala praxis periodística, la ruptura de la convivencia en Cataluña, el futuro Ejecutivo central debería velar que antes de facilitar nueva financiación con condiciones ventajosas a la Generalitat esta se avenga a que una comisión independiente integrada por profesionales de la información vele por el buen uso de los fondos públicos en TV3 y Cataluña Radio.

Es imposible recuperar TV3 para que vuelva a estar al servicio de todos los catalanes si pensamos en la buena voluntad de los actuales rectores de la Generalitat, que han abusado de los medios públicos hasta extremos inaceptables. Por eso hace falta su intervención de facto, pero no por los poderes públicos, sino por profesionales de la comunicación que regeneren unas cadenas que han dejado de ser un servicio público para convertirse en medios de propaganda.

De ahí que sea imprescindible que una comisión integrada por el Colegio de Periodistas de Cataluña, la Federación de Asociaciones de Periodistas Españoles (FAPE) y por los decanos de las facultades de periodismo de todo el territorio nacional elija un comité de sabios que vele, pero con competencias ejecutivas y no solo consultivas, para que TV3 y Cataluña Radio vuelvan a ser lo que siempre debieron haber sido: medios de comunicación al servicio de todos los catalanes y no un factor de odio y división. Por el bien del periodismo, por el bien de los ciudadanos.

Sergio Fidalgo, presidente del Grupo de Periodistas Pi i Margall.

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