Reivindicando la EPA

En días pasados se planteó una cierta polémica acerca de la utilidad de la Encuesta de Población Activa (EPA) que nos ha movido a redactar este artículo. El punto de partida no puede ser otro que el INE elabora la EPA, además de por su interés para medir el mercado laboral de nuestro país, porque España está obligada a su realización bajo una metodología homogenizada en todos los países de la Unión Europea (UE) en virtud del Reglamento Nº 577/98 del Consejo. Es más, las normas de EUROSTAT (la Oficina de Estadística de la UE) regulan pormenorizadamente su operativa determinando la metodología, variables, periodos de referencia, calendarios, criterios de calidad, etc., de manera que se asegura la armonización de sus resultados. Además, los conceptos aplicados en la EPA han sido prefijados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en las Conferencias Internacionales de Estadísticos del Trabajo.

Al margen de las obligaciones europeas, el INE intenta a su vez responder a las demandas de sus usuarios, tanto públicos como privados, que se canalizan principalmente a través del Consejo Superior de Estadística. En este órgano consultivo están representados, entre otros, los agentes sociales y en él se dictaminan los planes estadísticos cuatrienales y los programas anuales. Este Consejo emitió, el 4 de diciembre de 2012, el último dictamen favorable al proyecto técnico actual de la EPA, ratificando que la metodología aplicada es adecuada y cumple los principios del Código de buenas prácticas europeas.

Como novedad, desde julio de 2012 el INE ha incorporado un análisis coste-beneficio a la totalidad de su producción. Cabe anticipar que la EPA es una operación cuyo valor de repercusión anual en medios de comunicación es de unos 70 millones de euros. La EPA no es una encuesta sencilla ya que conlleva más de 700.000 entrevistas al año, lo que hace que su coste sea del orden de 10 millones de euros. Como resultado podemos afirmar que la EPA genera un valor social neto de alrededor de 60 millones de euros.

El debate acerca de la comparación entre los resultados de la EPA y los del paro registrado (estadística elaborada por el Servicio Público de Empleo Estatal) ha sido permanente en el mundo académico y profesional. Pero, a día de hoy, el consenso mayoritario es que ambas fuentes no son sustitutivas, sino complementarias. La encuesta ofrece resultados homologados y comparables internacionalmente y el registro refleja numéricamente una parte de la gestión de las oficinas públicas de empleo.

La confrontación entre los resultados de ambas fuentes está fuera de lugar dada su distinta metodología. La EPA es una encuesta trimestral por muestreo, dirigida a familias. Sus estimaciones llevan asociado el error de muestreo inherente a cualquier encuesta, pero tiene la gran ventaja de informar sobre las características de los ocupados y de los inactivos, así como sobre la situación laboral de los hogares familiares. El registro de paro es universal y mensual, pero la evidencia empírica señala que su evolución se ve distorsionada, entre otros factores, por los incentivos a la inscripción, como la recepción de prestaciones y el acceso gratuito a la formación para el empleo.

Para que una persona sea clasificada como parada en la EPA, debe estar sin empleo, disponible para trabajar y haber buscado activamente un trabajo en las cuatro últimas semanas. Aunque un método activo de búsqueda es estar inscrito en las oficinas públicas de empleo con el objetivo de encontrar trabajo, cabe señalar que no suele ser el único método. De hecho, el 73% de los parados utilizan tres o más métodos de búsqueda de empleo. Los más populares son la búsqueda a través de amigos, parientes o un sindicato (el 87% de los parados EPA lo utiliza), y la solicitud directa a un empresario o presentación del currículum (utilizado por el 79%).

Las definiciones de parado de la EPA y del Servicio Público de Empleo Estatal son distintas. Existen desempleados que buscan trabajo al margen de su inscripción en los servicios públicos de empleo, que serían parados EPA y no parados registrados. De hecho, alrededor del 15% de los parados EPA no está inscrito en el registro. Y, a su vez, existen personas inscritas en las oficinas públicas de empleo que no forman parte del paro EPA, ya que no buscan activamente empleo o no están disponibles para trabajar.

La EPA está en un continuo proceso de mejora. En 2013 habrá importantes innovaciones como la publicación de resultados adicionales en términos de flujos brutos o la difusión de series desestacionalizadas. Además, se van a revisar sus series completas como consecuencia de la actualización de la población resultante del último censo.

A modo de cierre, nos gustaría recordar que la estadística oficial desempeña un papel esencial en la sociedad, puesto que proporciona a los ciudadanos, a las autoridades públicas y a los agentes económicos y sociales, información de calidad, imparcial, y fiable que permite explicar la realidad socioeconómica y su evolución en el tiempo.

Gregorio Izquierdo  es Presidente del INE y Florentina Álvarez es Subdirectora General de Estadísticas del Mercado Laboral del INE.

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