Rentabilizar la ayuda de la EU

Por Núria Bosch, catedrática de Hacienda Pública de la UB. También firma este artículo Marta Espasa, profesora del departamento (EL PERIÓDICO, 10/04/06):

Es sabido que en los últimos años la economía española ha crecido sistemáticamente más que la de los otros países de la Unión Europea, de forma que hoy la distancia en renta per cápita de la media comunitaria de la UE-15 es de apenas 10 puntos porcentuales. Asimismo, la mayoría de regiones españolas han convergido en términos de renta per cápita y de empleo.
Ahora bien, a pesar de ello y de que en la última década España ha sido uno de los países de la UE-15 que ha experimentado una mayor tasa de crecimiento en el gasto en I+D, continúa existiendo una importante brecha con la media europea. En España, el gasto total en I+D en relación al PIB fue del 1,10% en el 2003, lo que representa estar un 44% por debajo de la media de la UE-15 (1,97%). Esta brecha puede reducir el grado de convergencia en renta per cápita observada en los últimos años. Además, afecta a todas las regiones, desarrolladas y menos desarrolladas. Por ejemplo, en el caso de Catalunya el gasto en I+D representa el 1,38% del PIB, lo que supone una brecha del 30%. Esta diferencia es importante, si se tiene en cuenta que el objetivo comunitario es que la media europea del gasto en I+D sea del 3% del PIB en el 2010.
En este sentido, el acuerdo del Consejo Europeo de diciembre del 2005 de destinar a España una asignación adicional (el Fondo Tecnológico) de 2.000 millones de euros en el período 2007-2013 para mejorar la investigación y el desarrollo y en beneficio de las empresas, puede calificarse de positivo, aunque su volumen no es muy elevado (representa anualmente alrededor del 3% de los recursos destinados a I+D en España). El reparto indicativo del fondo propuesto por la Comisión es el 75% para las regiones del objetivo de convergencia (las más pobres) y el 25% para las del objetivo de competitividad (las restantes). Del último porcentaje, a las regiones más desarrolladas sólo se les asigna el 10% del total. Se trata de Aragón, Baleares, Cantabria, Catalunya, Madrid, Navarra, País Vasco y La Rioja.

AUNQUE EL acuerdo permite al Gobierno español modificar este criterio de reparto, el ministro Pedro Solbes ha anunciado que en un principio se seguirán las pautas fijadas por la Comisión. Ello está generando malestar en las regiones más ricas. De aplicarse dichos criterios, las que actualmente realizan más esfuerzo en I+D (Catalunya, Madrid y el País Vasco) recibirían muy pocos recursos del Fondo Tecnológico. Además, se podría dar la paradoja de que estas comunidades quedasen fuera de los circuitos de ayudas públicas de I+D, ya que a nivel europeo les resulta difícil competir con los centros de tecnología e investigación de excelencia de los países con más tradición investigadora (Alemania, Reino Unido, Francia), por lo que perciben pocos recursos de las políticas en I+D comunitarias.
No es justificable, pues, que las comunidades que resultan menos perjudicadas por la nueva política de cohesión de la UE sean las que más se beneficien del Fondo Tecnológico. Si el objetivo del mismo es disminuir la brecha en I+D entre España y la media de la UE, un reparto que beneficie principalmente a las regiones con un menor nivel de renta no parece la mejor manera de conseguir este objetivo.
En nuestra opinión, el criterio de reparto no debería basarse en el principio de equidad interterritorial, sino en el de eficiencia económica, para garantizar un mayor crecimiento, competitividad y empleo para todo el Estado español.
En primer lugar, los recursos del Fondo Tecnológico deberían destinarse a financiar programas o proyectos de I+D de carácter competitivo, desarrollados por centros públicos o privados de investigación, independientemente de donde se localicen. Los criterios que deben primar han de ser científicos, tecnológicos, sectoriales y de interés público. Y en segundo, el criterio territorial que debería primar no es tanto el de equidad interterriotrial, sino el que exista un sector productivo consolidado capaz de incorporar innovaciones tecnológicas. Las empresas son las que mejor pueden asimilar los nuevos conocimientos y transformarlos en ventajas competitivas.

EN CONCLUSIÓN,la creación del Fondo Tecnológico, para acortar las distancias entre España y la UE en el gasto en I+D, merece una valoración positiva. Ahora bien, en aras a su efectividad no es indiferente el sistema de reparto que se fije. Si prima básicamente el criterio de equidad interterritorial, es decir, que las regiones con menor nivel de renta sean las más beneficiarias, se puede poner en cuestión su propio objetivo. Por tanto, su reparto debería estar basado primordialmente en criterios de eficiencia económica. Se garantizaría una mayor rentabilidad de los recursos del fondo, que redundaría no sólo en beneficio de las regiones perceptoras, sino de toda la economía española.