Reparar un daño en Haití

Una calle de Jeremie, Haití, afectada por el huracán Matthew. FRANCE PRESS
Una calle de Jeremie, Haití, afectada por el huracán Matthew. FRANCE PRESS

La semana pasada, en un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas describí un nuevo enfoque para hacer frente al cólera en Haití, una enfermedad que ha afectado a casi 800.000 personas y se ha cobrado la vida de más de 9.000 haitianos en los últimos seis años. Esta tragedia ha ensombrecido la relación entre las Naciones Unidas y el pueblo de Haití. Es una mancha en la reputación de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas y de la Organización en todo el mundo.

Comencé mi discurso ante la Asamblea General con un mensaje al pueblo haitiano:

Las Naciones Unidas expresan su hondo pesar ante la pérdida de vidas y el sufrimiento causados por el brote de cólera en Haití. Pedimos disculpas. Sencillamente, las Naciones Unidas no hicieron lo suficiente en lo que respecta al brote de cólera y su propagación en Haití. Lamentamos profundamente el papel que desempeñamos en este sentido. En 2014, viajé a Haití para reunirme con las familias afectadas. Fue uno de los viajes más difíciles de mis diez años como Secretario General. Escuché historias de familias que sufrieron, de sostenes familiares que se perdieron, de hijas e hijos que se han ido para siempre.

El pueblo de Haití ha enfrentado enormes dificultades y obstáculos a lo largo de los años: la pobreza endémica, la inestabilidad política y, por supuesto, el devastador terremoto de 2010. La epidemia de cólera que se produjo tan poco tiempo después contribuyó a agravar la tragedia y el sufrimiento. No hay respuestas fáciles ni soluciones perfectas a los problemas de Haití. Sin embargo, ello no debe impedir que los miembros de las Naciones Unidas cumplan su responsabilidad colectiva y moral de tomar medidas.

El nuevo enfoque de las Naciones Unidas para luchar contra el cólera comprende dos tareas y tendrá un costo de unos 400 millones de dólares a lo largo de dos años.

La Tarea 1 consiste en intensificar los esfuerzos de la Organización para responder al cólera y reducir su incidencia en Haití. Esto significa mejorar el acceso de la población a la atención y el tratamiento en caso de enfermedad y fortalecer los sistemas de abastecimiento de agua, saneamiento y salud. Esta es la mejor defensa a largo plazo contra el cólera y otras enfermedades transmitidas por el agua.

Ya se ha comenzado a trabajar en relación con la Tarea 1. Por ejemplo, el número de equipos de respuesta rápida ante el cólera ha aumentado de 32 en abril a 88 en la actualidad. Cuando se informa de nuevos casos, estos equipos trabajan para dar una atención inmediata en un plazo de 48 horas y prevenir que la enfermedad se siga transmitiendo. También se está vacunando contra el cólera a la población de las zonas vulnerables.

La misión para la eliminación del cólera en Haití es realista y factible. El cólera es una enfermedad que se puede tratar y prevenir. Gracias a los esfuerzos concertados de la comunidad internacional y de Haití, la incidencia general de la enfermedad se ha reducido aproximadamente en un 90% desde su punto máximo, en 2011. Lo que se interpone en el camino es la necesidad de contar con recursos y medios suficientes.

Nuestro nuevo enfoque también incluye una segunda tarea centrada específicamente en los haitianos más directamente afectados por el cólera, sus familias y sus comunidades. La Tarea 2 es una expresión concreta del pesar de nuestra Organización por el sufrimiento de tantos haitianos. El enfoque prestará apoyo a las comunidades y posiblemente a las personas más gravemente afectadas por el cólera y, estará basado en las prioridades establecidas a través de consultas sobre el terreno.

Esa asistencia podría adoptar muchas formas, incluidos proyectos para mitigar los efectos del cólera y otras actividades que, si bien no están directamente relacionadas con el cólera, reflejan las necesidades de la comunidad, como subsidios de educación o iniciativas de microfinanciación o de otro tipo. Cualquiera que sea el posible diseño del conjunto de medidas, una vez más nos topamos con un obstáculo familiar: una financiación suficiente. En caso de que los recursos no se materialicen, quizá sea necesario buscar soluciones de financiación innovadoras.

Mi mensaje a la Asamblea General fue claro: sin la voluntad política y el apoyo financiero de los miembros de las Naciones Unidas, solo tenemos buenas intenciones y palabras. Y, aunque son poderosas, las palabras no pueden sustituir la acción y el apoyo material.

Muchas personas han sufrido enormemente. Las Naciones Unidas y sus miembros tienen la facultad de reconocer ese sufrimiento y darle respuesta. Es hora de que la comunidad internacional redoble su solidaridad, de que cumplamos nuestro deber moral y hagamos lo correcto para el pueblo haitiano y las Naciones Unidas.

Ban Ki-moon es Secretario General de las Naciones Unidas.


Este artículo fue publicado en el Miami Herald el 5 de diciembre de 2016.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *