Réplica de Alberto Recarte a Aguirre

Cuando un político con responsabilidades en su partido, como Esperanza Aguirre, «sugiere» la posibilidad de bajar impuestos en 2013 («…retrotraerlos al nivel al que estaban al principio de 2012…» Aguirre dixit), vista la posición de la Comisión Europea de aceptar la reducción del déficit público hasta el 6,3% del PIB, actúa, con ligereza, con gran irresponsabilidad. Su comportamiento es lo que en economía se denomina como de «free rider», alguien que se aprovecha del sacrificio de los demás sin pagar la parte alícuota que le correspondería. El objetivo del 6,3%, con una caída del PIB del 1%-1,5% en el año, tiene enormes dificultades para cumplirse. Permítame la expresidenta que exponga, para quien quiera leerlas, las cifras que ella conoce, porque son parte de los Presupuestos Generales del Estado para 2013, que explican la tesitura en la que nos encontramos.

Para 2013, los presupuestos públicos contemplan 9.000 millones de euros más de pago de intereses que en 2012, y 6.600 millones más de aportación del Estado a la Seguridad Social para el pago de pensiones. Al tiempo, ha habido que rectificar y se evalúan en 3.000 millones más de lo presupuestado los pagos por prestaciones para desempleo, lo que junto a la rebaja del déficit público en 7.500 millones y una menor recaudación tributaria de otros 3.000 millones, —por el menor crecimiento—, significa que el conjunto de las Administraciones Públicas tienen que rebajar el resto de los gastos en alrededor de 30.000 millones de euros para cumplir con el objetivo de déficit «relajado» del 6,3% del PIB. ¿Dónde, por tanto, reducir los gastos? Del gasto en personal en activo, del gasto corriente, de las inversiones, del gasto en mantenimiento de las estructuras básicas del Estado y de las otras prestaciones del Estado de Bienestar. Ese nuevo esfuerzo, que se suma al de 2012, explica el conflicto entre el gobierno y las Autonomías. Por otra parte, si no cumplimos el objetivo del 6,3% estaremos, otra vez, al borde de la suspensión de pagos. En estas circunstancias, declaraciones como las de Esperanza Aguirre alientan la creencia de que el gobierno no se da cuenta de lo que suponen los impuestos que sufren los españoles, y que, «quizá», opera sobre la base de que es más fácil recaudar impuestos que reducir gastos públicos. El extremismo ha llegado al punto de afirmar que a Montoro «le gusta» subir los impuestos. El objetivo de déficit para 2013 no permite ninguna alegría. El ajuste en sueldos, inversiones y políticas de todo tipo tendrá que ser de 30.000 millones de euros en relación a 2012. No hay margen. Excepto que Esperanza Aguirre proponga bajar las pensiones, las prestaciones por desempleo, y volver a reducir el gasto en educación y sanidad. Yo lo propongo abiertamente, en el convencimiento de que será necesario hacerlo.

A Esperanza Aguirre le preocupa, también, el aumento de la deuda pública desde principios de 2012 hasta la actualidad, que cifra en algo más de 20 puntos porcentuales, sugiriendo que hay algo inexplicable («el salto más grande de todos los países de la Unión Europea»), que quizá su gobierno oculta (mi interpretación de su declaración).

Creo que lo mejor es explicar por qué se produce ese salto desde el 69% del PIB de diciembre de 2011 hasta el 87% del PIB de marzo de 2013, un 18% del PIB. Datos que también figuran en los Presupuestos Generales del Estado para 2013. La descomposición, según el gobierno de su partido, es la siguiente: 1º) Déficit público de 2012, 7% del PIB. 2º) Financiación del Plan de Proveedores de Ayuntamientos y Autonomías, alrededor del 2% del PIB. 3º) Préstamo del M.E.D.E. (Fondo de Ayuda de la Unión Europea) al FROB para recapitalizar la banca, y aportaciones del Estado al FROB, cerca del 4,4% del PIB. 4º) Participación española en el rescate a Grecia, Portugal e Irlanda, y aportación de capital por parte de España al MEDE, algo menos del 1% del PIB. 5º) Endeudamiento adelantado de 2013 para cubrir el déficit programado del 6,3% del PIB y un nuevo plan de pago a proveedores de Ayuntamientos y Autonomías incumplidores, otro 4% del PIB. Total, alrededor del 18% del PIB. Endeudamiento extraordinario —y recuperable, en parte, en el futuro—, que tiene su origen no en la mala gestión del gobierno de Rajoy sino, en parte importante, en la herencia recibida de Rodríguez Zapatero y en el comportamiento irresponsable de Ayuntamientos y Autonomías con sus proveedores, incluida la de Esperanza Aguirre.

Creo que su gestión como presidenta de la Comunidad de Madrid es impecable en lo que se refiere a mantener lo más bajo posible los impuestos; excesiva, en lo que se refiere a las inversiones y otros gastos, y aceptable en el respeto al déficit. Mi crítica no se dirigía a su gestión en Madrid, sino a sus incursiones en la política nacional. Lo que quedará registrado en las hemerotecas será el cómo, cuando Esperanza Aguirre dejó de gobernar la Comunidad de Madrid, intentó hacer política nacional desprestigiando y minimizando los esfuerzos del gobierno de su partido para superar una situación que abocaba a España a una tragedia económica, social y política. También pudieran llegar a registrar otras actuaciones económicas de índole política no muy admirables, en las que lo fundamental no fue la doctrina liberal, sino su afán de poder.

Alberto Recarte, economista.

1 comentario


  1. Impecable el señor Recarte, siempre me gustó más Esperanza que Rajoy, pero desde que se ha situado como francotiradora, me inclino más con la templanza y determinación de Rajoy.

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