Resoluciones para el nuevo año en el Asia oriental

Si alguna vez estalla una tercera guerra mundial, sus orígenes no estarán en Oriente Medio, el Asia meridional o la Europa oriental. En el Asia oriental, donde se cruzan los intereses estratégicos de China, los Estados Unidos y sus socios respectivos, es donde más está en juego geopolíticamente y mayores son las tensiones diplomáticas y las posibilidades de una explosión mundial.

Como resulta evidente el interés de todos los copartícipes en evitar un conflicto declarado, vemos apretones de manos glaciales como el que se dieron el Presidente de China, Xi Jinping, y el Primer Ministro del Japón, Shinzo Abe, en Beijing el mes pasado, pero, para que haya una paz verdaderamente duradera, los dirigentes de esa región deben esforzarse más –y más valerosamente– para lograrla. Cada uno de ellos podría adoptar iniciativas innovadoras, si pudieran dar prueba de la necesaria capacidad de estadistas.

Así, pues, aquí tenemos las resoluciones de Año Nuevo para 2015 que –con el mayor optimismo, pero tal vez no del todo ingenuo– más me gustaría ver por parte de los dirigentes del Asia oriental.

Xi Jinping: “Expondré con claridad la idea de que todas las reclamaciones territoriales que tenemos en el mar de la China Meridional están basadas sólo en afirmaciones razonables de la soberanía sobre determinados territorios y los derechos que los acompañan conforme a la Convención sobre el Derecho del Mar. Dejaré de hablar de nuestras “aguas históricas” y ordenaré la eliminación de la "línea de nueve puntos" en el mapa que figura en los pasaportes chinos.

“Tras haber mostrado con claridad nuestra autoridad en Hong Kong, buscaré una fórmula que permita a sus habitantes tener el dirigente local que deseen. Un poco de flexibilidad a ese respecto sería también un mensaje útil para quienes están inquietándose en Taiwán, en el sentido de que China puede aceptar las diferencias mutuas.

“Además, con la misma intención, recibiré al Dalai Lama en Beijing y negociaré con su equipo de dirigentes un plan de autonomía cultural y autogobierno limitado, con lo que satisfaré de una vez por todas las aspiraciones razonables del pueblo tibetano.”

Shinzo Abe: “Invitaré a los dirigentes de los países participantes en las conversaciones hexapartitas a que acudan a Hiroshima o Nagasaki el próximo mes de agosto, en el aniversario del lanzamiento de la bomba atómica, para que impulsen unas negociaciones serias sobre una zona desnuclearizada en el Asia nordoriental, que abarcará al Japón y a las dos Coreas y estará garantizada por los Estados Unidos, China y Rusia.

“Y haré de 2015 el año en el que las reclamaciones históricas entre nosotros y nuestros vecinos queden enterradas para siempre. Recordando la impresión causada en 1970 por la Kniefall de Willy Brandt en el emplazamiento del gueto judío de Varsovia, conmemoraré el 70º aniversario del fin de la segunda guerra mundial visitando Nanjing y reconociendo la responsabilidad del Japón por las terribles matanzas del período 1937-1938.

“También haré todo lo posible para eliminar del Museo Yushukan, situado dentro del Santuario Yasukuni, todas las exposiciones que niegan o discuten la responsabilidad del Japón –o se muestran insensibles al respecto– por haber lanzado una guerra agresiva y haber cometido crímenes atroces en los decenios de 1930 y 1940. Comenzaré retirando de su pedestal la locomotora de vapor que propulsó el “ferrocarril de la muerte” entre Tailandia y Birmania, cuya exhibición deshonra a los más de 100.000 prisioneros de guerra y a los trabajadores forzosos que murieron de resultas de las enfermedades, la malnutrición o los malos tratos durante su construcción.”

Presidenta Park Geun-hye de Corea del Sur: “Anularé las sanciones del ’24 de mayo’ que aplicamos a Corea del Norte después de sus provocaciones militares en 2010, porque están imposibilitando todas las medidas para crear la confianza que –como no dejo de repetir– es necesaria.

“Naturalmente, se debe seguir nombrando a Corea del Norte en las Naciones Unidas y avergonzándola por sus violaciones de los derechos humanos y su mala conducta en materia nuclear, pero los Estados parias nunca se comportan responsablemente y a ningún Estado corresponde un papel mayor que al nuestro para persuadir al régimen de Kim Jong-un de que vuelva a la normalidad. Para mí será políticamente difícil propiciar unas nuevas conversaciones serias, pero, si no lo hago, perderé el sentido de la Historia.”

Kim Jong-un de Corea del Norte: “Sorprenderé a todo el mundo paralizando todas nuestras  medidas encaminadas a desarrollar armas y misiles nucleares y demostraré mi seriedad abriendo nuestras instalaciones de enriquecimiento de uranio para que se las inspeccione. Así nadie tendrá un motivo creíble para retrasar la reanudación de las conversaciones hexapartitas.

“Desde el decenio de 1990 sabemos que la mejor garantía de seguridad para nuestro régimen es un acuerdo de desnuclearización. Puede que yo tenga mala reputación, pero no estoy loco. China ha dejado de querernos, mi pueblo sabe demasiado sobre el resto del mundo y todo el mundo entiende que la utilización de nuestro puñado de armas nucleares sería suicida. Ha llegado la hora de lograr un acuerdo.”

 Presidente Barack Obama de los Estados Unidos: “Diré públicamente lo que hace un decenio decía Bill Clinton en privado. Puede que a muchos americanos les resulte duro oírlo y no impresionará a mis oponentes, pero, si consigo que resulte creíble, contribuirá más a que los EE.UU. se granjeen la amistad, el respeto y en última instancia la seguridad en el Asia oriental y en todo el mundo que nuestro programa de un billón de dólares para la modernización de las armas nucleares o todos los impracticables y contraproducentes sistemas de defensa mediante misiles en los que seguimos arrojando dinero.

Es, sencillamente, lo siguiente: los EE.UU. no deben recurrir a su inmenso poder económico y militar para intentar ser los más fuertes del mundo a perpetuidad, sino que deberíamos utilizar ese poder para crear un mundo en el que vivamos cómodos, cuando dejemos de ser los más fuertes del mundo.”

Tal vez la idea de que alguna de estas resoluciones se haga realidad resulte inverosímil y todos sabemos que lo propio de las resoluciones para el nuevo año es que, aun cuando se formulen, raras veces se cumplan, pero, si se hiciera realidad alguna de las resoluciones de esta lista mía, el resultado sería transcendental. Todas juntas serían transformadoras. Los demás deberíamos abrigar la esperanza de que se cumplan y se mantengan y seguir dando la lata hasta que así sea.

Gareth Evans, former Foreign Minister of Australia (1988-1996) and President of the International Crisis Group (2000-2009), is currently Chancellor of the Australian National University. He co-chairs the New York-based Global Center for the Responsibility to Protect and the Canberra-based Center for Nuclear Non-Proliferation and Disarmament. Traducido del inglés por Carlos Manzano.

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