Respaldando a los innovadores de la salud en el mundo en desarrollo

En 2012, la Declaración de Londres sobre las Enfermedades Tropicales Desatendidas señaló una nueva visión audaz para la cooperación internacional, en la cual la creación de una red de contactos y la globalización podían respaldar esfuerzos en el sur global destinados a erradicar enfermedades mortales que afectan de manera desproporcionada a las comunidades más pobres. La Declaración de Londres -la mayor colaboración en materia de salud pública global hasta la fecha- ayudó a impulsar la confianza en el orden global basado en reglas que surgió después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, esta confianza ganada con esfuerzo hoy corre un serio peligro en tanto las fuerzas populistas en todo el mundo occidental tienen en la mira los acuerdos de ayuda externa de sus países. En particular, el presidente Donald Trump ha anunciado recortes indiscriminados en el presupuesto de ayuda internacional de Estados Unidos, para apaciguar a los votantes estadounidenses económicamente frustrados que quieren que el dinero que pagan en impuestos se gaste en casa. Lo que esta estrategia no reconoce es que las recompensas a largo plazo de respaldar la investigación médica en el sur global superan con creces los costos a corto plazo.

En mi condición de investigador bangladesí en el Centro Internacional de Investigación sobre las Enfermedades Diarreicas, Bangladesh (icddr,b por su sigla en inglés), estuve íntimamente involucrado en los esfuerzos locales por erradicar la leishmaniasis visceral (LV, también conocida como kala-azar), una de las enfermedades cubiertas por la Declaración de Londres. Gracias al apoyo generoso de donantes internacionales, he podido llevar a cabo una investigación innovadora en el terreno.

En 2006, a través de investigación financiada por el Programa Especial para la Investigación y Capacitación de Enfermedades Tropicales (TDR por su sigla en inglés) de la Organización Mundial de la Salud, no encontré prácticamente ninguna iniciativa de control de los flebótomos que se estuviera aplicando en distritos donde la LV -propagada por una especie única del mosquito flebótomo- era endémica. El tomar conciencia de ello fue un llamado de atención para los responsables de las políticas y llevó al inicio de esfuerzos de control del mosquito flebótomo en todo el país.

Años más tarde, como parte de una investigación financiada por la UBS Optimus Foundation sobre métodos de control de insectos a nivel de los hogares, mi equipo descubrió que una nueva tecnología -revestimientos duraderos de paredes impregnados de insecticida deltametrina- era efectiva a la hora de erradicar flebótomos hasta un año después de la aplicación. Actualmente estamos probando otras soluciones duraderas de control de insectos, que incluyen pinturas de pared mezcladas con tres insecticidas diferentes.

Este trabajo tiene implicancias más allá de la LV -y más allá de Bangladesh-. Los aerosoles interiores siguen siendo el método de control de insectos más utilizado en los hogares. Pero en comunidades rurales aisladas, las soluciones que estamos investigando tal vez sean más sólidas, convenientes y efectivas, no sólo contra los mosquitos flebótomos sino también contra otros tipos de insectos que transportan enfermedades, como los mosquitos infectados con zika.

También he participado en investigaciones sobre tipos novedosos de transmisión de la LV. Después de recuperarse de la LV, muchos pacientes en Bangladesh pasan a desarrollar una enfermedad conocida como leishmaniasis cutánea macular post-kala-azar (PKDL por su sigla en inglés). Para determinar si los pacientes con PKDL pueden actuar como un reservorio para la LV -y, por lo tanto, mejorar nuestra capacidad para erradicar la enfermedad-, mi equipo y yo hemos creado un insectario para reproducir mosquitos flebótomos estériles.

Nuestro insectario -financiado por la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas y la Fundación Española para la Cooperación Internacional- es uno de los únicos siete que existen en el mundo (la mayoría de ellos se encuentran en países desarrollados). Representa un recurso permanente y valioso para la investigación del control de portadores y transmisión de enfermedades en Bangladesh.

El insectario ya ha permitido que se hiciera un progreso importante. Experimentos piloto recientes demostraron que la PKDL macular puede actuar como un foco de infección, y los resultados se publicaron en la revista Clinical Infectious Diseases (Enfermedades Infecciosas Clínicas). También estamos utilizando el insectario para probar la resistencia y susceptibilidad a los insecticidas de los flebótomos cautivos -investigación que reforzará la optimización de las estrategias de control de los mosquitos flebótomos en el subcontinente indio.

Por supuesto, un elemento clave de cualquier estrategia para erradicar la enfermedad es un diagnóstico temprano y efectivo. En el caso de la LV, los diagnósticos estándar se basan en la detección de anticuerpos que circulan en sangre u orina. Pero como los anticuerpos persisten en la sangre inclusive después de la recuperación, este método identifica erróneamente que pacientes saludables y no contagiosos necesitan tratamiento. Mientras que una prueba de diagnóstico basada en el ADN ofrece resultados más precisos, los métodos utilizados hoy en día dependen de equipos costosos como máquinas cicladoras térmicas y cadenas de frío que funcionen.

De modo que mi equipo se puso a trabajar en el desarrollo de un sistema que permita un diagnóstico basado en ADN en ambientes de bajos recursos. Mediante la utilización de un método de amplificación de ADN isotérmica, llamado amplificación de la polimerasa recombinasa, desarrollamos un método independiente de la cadena de frío para detectar LV, que luego incorporamos a una "maleta de laboratorio" móvil alimentada a energía solar que se puede utilizar fácilmente en contextos rurales.

Hoy estamos intentando readaptar esa maleta, para que también permita el diagnóstico de fiebre tifoidea y tuberculosis, revolucionando aún más la supervisión de enfermedades en comunidades pobres y rurales. En toras palabras, el desarrollo de una detección de enfermedades independiente de la cadena de frío, como el resto de nuestra investigación e innovaciones, tiene implicancias de amplio alcance para la salud global.

Sin embargo, todo el éxito que hemos alcanzado en los últimos veinte años hoy está en riesgo. Las agencias donantes, frente a una ayuda reducida por parte de actores principales como Estados Unidos, podrían verse obligadas a cancelar el financiamiento para el tipo de investigación que describo aquí. Si Bangladesh no puede tomar el relevo, los proyectos que salvan vidas como los nuestros colapsarán; los recursos de largo plazo que hemos desarrollado, desde el insectario hasta los nuevos dispositivos de diagnóstico, tendrán que abandonarse; y las comunidades más pobres del mundo en desarrollo se verán afectadas.

Lo que está en juego es algo más que la generosidad. Los donantes de ayuda reciben importantes beneficios a partir del financiamiento de la investigación científica en el sur global, empezando por el fortalecimiento de la confianza que sustenta el frágil orden internacional del que todos dependemos. Más directamente, respaldar el desarrollo de innovaciones de bajo costo en el ámbito de la salud podría desempeñar un papel vital en la reducción del gasto en atención médica, hoy colosal, de países avanzados como Estados Unidos. Esos ahorros, en el largo plazo, podrían compensar fácilmente el costo de respaldar el trabajo vital de organizaciones como icddr,b.

Dinesh Mondal is a senior scientist in the Nutrition and Infection Interaction Research Unit at icddr,b.

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