Robert Mugabe fue el libertador de Zimbabue y también su opresor

Una foto de archivo del líder de Zimbabue, Robert Mugabe, reconocido como un libertador y también como un opresor (Jerome Delay)
Una foto de archivo del líder de Zimbabue, Robert Mugabe, reconocido como un libertador y también como un opresor (Jerome Delay)

Zimbabue ha recibido variadas y grandilocuentes palabras de homenaje para su caudillo y exgobernante, Robert Mugabe, quien murió el viernes de la semana pasada. El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, calificó a Mugabe de “faro brillante de la liberación de África”. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, dijo: “Lo recordamos como un líder destacado de la lucha por la independencia del pueblo de Zimbabue” y “como un líder destacado en el continente africano”.

Estos homenajes pueden sonar sorprendentes, particularmente en Occidente, dado el infame historial de abusos contra los derechos humanos de Mugabe. Sin embargo, la realidad es que, para los zimbabuenses, el legado de Mugabe es más complicado de lo que muchos en el extranjero piensan: fue un libertador que se convirtió en un opresor, y ambas facetas están siendo recordadas después de su fallecimiento.

Para muchos en África, Mugabe fue un revolucionario que independizó a su pueblo y le arrebató el país a los colonialistas para entregárselo a los zimbabuenses. Fue un gran orador y un líder firme que promovió el empoderamiento y la educación. El político y profesor de Derecho Lovemore Madhuku, quien durante mucho tiempo se opuso a Mugabe a través de su organización, la Asamblea Nacional Constitucional, dijo sobre las políticas educativas de Mugabe: "Mis padres son campesinos pobres de Chipinge y no podrían haber pagado mi educación universitaria. Bajo el liderazgo de Robert Gabriel Mugabe, el gobierno del Zimbabue independiente la pagó. Mi generación se benefició de esa visión”. Otros, ya sea que hayan apoyado a Mugabe o no, se identifican sin duda con esa declaración.

Ese es el recuerdo que honró el gobierno del presidente Emmerson Mnangagwa al nombrar a Mugabe como héroe nacional y anunciar un período de duelo hasta su entierro. Kenia también anunció tres días de duelo por “el ícono”. En shona (uno de los idiomas de Zimbabue) tenemos un dicho: “afa anaka”, que se puede traducir como la forma en que alguien puede convertirse en santo después de su fallecimiento, lo merezca o no. Sin duda, eso es lo que está sucediendo con Mugabe.

Pero Mugabe no siempre practicó lo que defendía con sus palabras y sus métodos fueron brutales. Era conocido por gobernar con puño de hierro y exhibir un gran desprecio por los derechos humanos. Su gobierno estuvo implicado en denuncias de secuestros, torturas y ejecuciones extrajudiciales, incluida la masacre impune de miles de personas conocida como Gukurahundi. Luke Tamborinyoka, portavoz del difunto Morgan Tsvangirai, el dirigente del principal partido de oposición Movimiento por el Cambio Democrático durante el brutal régimen de Mugabe, dijo que estar en la oposición en esa época fue “una experiencia sombría... hubo tanta brutalidad, tanta violencia contra el pueblo de Zimbabue”.

Mugabe mantuvo un control firme del poder a través de un complejo sistema de clientelismo, el cual era respaldado celosamente por las élites que lo rodeaban. Este sistema recompensó injustamente a quienes lo apoyaron y persiguió a quienes no. Se le conoce como Mugabismo y, aunque su creador ya no está, el sistema subyacente permanece intacto.

También dejó el país en un desorden económico, con niveles extraordinariamente altos de inflación, desempleo y escasez de alimentos. Su muerte sucedió en la misma semana en que los zimbabuenses que viven en la vecina Sudáfrica fueron víctimas de ataques xenófobos. Ese fue un recordatorio de los miles de zimbabuenses que huyeron a ese país como refugiados económicos, obligados a abandonar sus hogares en busca de mejores vidas. Hay millones más, dispersos en todo el mundo, que escaparon al gobierno de Mugabe por razones económicas o políticas.

Su muerte en Singapur, un país al que viajaba frecuentemente para recibir atención médica, es una prueba de la mala atención médica que tiene Zimbabue. Irónicamente, los médicos zimbabuenses no fueron a trabajar la semana pasada, alegando la falta de pago de su sueldo. Aun cuando muchos recuerdan a Mugabe como un ícono de la independencia, esa es la triste realidad que dejó su gobierno.

Tal vez las reacciones encontradas que ha recibido la muerte de Mugabe, incluso desde los pasillos del poder en Zimbabue, sean las apropiadas para una figura tan polarizante. Pero mientras avanza el inevitable duelo, así como las críticas y denuncias, Zimbabue sigue sin estar mejor que bajo el régimen de Mugabe. Al final, los zimbabuenses todavía esperan lo mismo que esperaban durante su gobierno: un mejor país, donde se respeten los trabajos, la libertad y los derechos humanos.

Kudzayi Zvinavashe, periodista multimedia de Zimbabue, es el cofundador del sitio Spiked.

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