Santa Isabel de Hungría

Reina de Turingia en el siglo XIII y Patrona principal de la Orden Tercera franciscana y de las obras caritativas católicas, tuve ocasión dichosa de oír una homilía a un padre franciscano de dicha Orden en la parroquia del Niño del Cebú en Madrid que, con emoción franciscana, destacaba los valores de la Santa patrona de la Orden. Una vida entrañable pero extraordinariamente corta, pues sólo llegó a cumplir veinticuatro años; con una vida tan corta, ofrece valores llenos de circunstancias extraordinarias. Creo obligación de historiador destacar que la vida de Santa Isabel, natural de Presburgo (reino de Hungría), nacida el 7 de julio de 1207, hija de Andrés II, rey de Hungría, y de Gertrudis de Andechs-Merania. Apenas cumplidos los cuatro años de edad fue prometida al futuro Luis IV, hijo del Landgrave de Turingia, Herman I. Era costumbre que los futuros esposos se educasen juntos e Isabel partió hacia Turingia, viviendo en el castillo de Wartburg, donde ya se distinguió por condiciones peculiares de santidad: humildad, caridad, mortificación. El matrimonio se celebró en el año 1221 y de él nacieron cuatro hijos.

En el transcurso de esos años Santa Isabel se distinguió por su vida de mortificación, castigando el cuerpo, exultando la alegría y estallando aquella especie de virtud que la unía a los pobres. Sus predilectos eran, en efecto, los leprosos, repitiendo «nada hay que más me gustara que verme tratada como leprosa». Tal ejemplo hizo que al extenderse la Orden Tercera franciscana por Alemania fuese muy bien acogida en Turingia, siendo Isabel la primera terciaria de Alemania y posteriormente su patrona. Muerto su primer confesor, fray Rodrigo, fue sustituido por Conrado de Marburgo, predicador de fama que sometió a Isabel a una rígida disciplina. Precisamente, este Conrado ha dejado un epistolario y relatos sobre la Santa y su vida.

Quedó viuda en 1227 al morir su esposo Luis IV en el camino de la Sexta Cruzada dirigida por el emperador germánico Federico II. Esto era lo problemático de la vida de entonces. El hermano de Luis IV, Enrique, había jurado proteger a la viuda e hijos de su hermano. Pero no supo hacerlo frente a una conjura palaciega que procedió a la expulsión de la corte de la familia del rey difunto y sus hijos. Se vio, pues, obligada a vivir errante tras depender de la caridad de su tía la abadesa de Kitzinger, aconsejada por Conrado marchó a Marburgo, donde reinició una gran obra: un hospital para enfermos pobres. Emprendió también la construcción de una casa de arcilla donde inició su renuncia total al mundo.

Su muerte tuvo lugar el 17 de noviembre de 1231, contando apenas 24 años de edad y fue enterrada en la catedral de Marburgo. Desde que fue instituida la reforma litúrgica de 1969, quedó establecida su fiesta litúrgica el 17 de noviembre. Una nota muy destacada relativa a Santa Isabel de Hungría fue perfectamente señalada por fray Alfonso, O.F.M., en un concentrado y precioso esquema donde puso de relieve sus milagros, que Conrado anotó ante sus restos mortales y los pasó a conocimiento de Gregorio IX, de modo que fue iniciado el proceso de canonización, inmediatamente cumplido después de su muerte, en octubre de 1234, llevado a cabo por el arzobispo de Hildesheim y los abades Hermann de Georgenthal y Raimundo de Hereford; duró varios meses, hecho con tal precisión que se pone como modelo en un género. Inocencio IV concedió indulgencias a los visitantes de su sepulcro en Marburgo. La Liturgia compuso himnos y antífonas recibidos en el uso general de la Orden Tercera y muchas comunidades religiosas tomaron su nombre como las Hermanas Grises. Muchos estudios históricos en todo el mundo occidental europeo y de modo particular en tierras alemanas y de influencia germánicas. Desde el mismo siglo XIII aparecieron muchos estudios históricos.

El culto a la Santa se extendió con extraordinaria rapidez tras su canonización, adoptándose en territorios germánicos, húngaros, polacos, españoles…

Mario Hernández Sánchez-Barba. Licenciado en Filosofía y Letras (sección Historia), Derecho y Profesor Mercantil, por la Universidad de Valencia.

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