Sé que me quieres, Viola

Intemporal. Agua, aire, fuego, tierra. Se produjo un desequilibrio y el agua atrapó en sus fauces a Bill Viola. Estaba a punto de desfallecer cuando oyó una voz. Era una voz que abarcaba todo, llegaba desde el infinito. «Sé que me quieres, Bill, no te dejes llevar y lucha», decía. El aire, el fuego y la tierra se unieron para equilibrar al agua. Era la voz de Dios que lo animaba a continuar. Bill Viola sintió una gran fuerza, paró la caída y comenzó a ascender. El agua, el aire, el fuego y la tierra lo llevaron a un lugar de descanso y se encontró en armonía con todo. Sus trabajos, desde entonces, giran en torno a ese equilibrio de las esferas del arte.

Después, Wagner, Miguel Ángel, Goya, Velázquez, El Greco, Ribera, Brueghel, Zurbarán, Caravaggio, Giotto, Piero Della Francesca, etcétera, le cambiaron su manera de ver y escuchar el mundo. Sus ojos y hasta el último centímetro de su piel se abandonaron a lo esencial, el amor.

Instituto de Melilla, 1970. Convivíamos árabes, judíos, cristianos... Mi amigo cristiano Agustín le dijo a una maestra: «Sé que me quieres». Agustín sufría un desequilibrio del fuego, debido a la edad: catorce años. Se produjo un gran silencio y todos nos pusimos en alerta. La maestra nos miró con calma a todos y dijo: «Pues claro que te quiero». Agustín se calmó y desde entonces todos percibimos un pequeño cambio en su manera de ser. Cinco palabras bien dichas a tiempo pueden cambiarte la vida. Pueden enseñarte el camino correcto y pueden atemperar el fuego que todos llevamos dentro. La bella maestra hablaba en clave humanística, nos hablaba desde el amor. «Sé que me quieres». «Pues claro que te quiero». Agustín vivía en el fuego y eso le quemaba, sufría un gran desequilibrio, decía cualquier brutalidad sin pensar en los demás. Sin ponerse en el lugar de la otra persona. Siempre estaba en conflicto permanente consigo mismo y con los otros. Agua, aire, fuego, tierra. El agua, el aire y la tierra, debido a las palabras de la maestra, entraron en su interior y se equilibró el fuego que lo quemaba. Todos los que vivimos ese momento no lo olvidaremos. Nunca olvidaremos a Teresa, la hermosa maestra renacentista.

Hace poco me encontré con Agustín. Hacía cuarenta años que no lo veía. Se hizo maestro y está trabajando actualmente en un instituto. Me contó algo que nos transportó en el tiempo. Resulta que Magdalena, una hermosa joven de catorce años, le soltó a bocajarro en clase una frase de cuatro palabras: «Sé que me quieres». Agustín miró hacia atrás y escuchó al pasado.

En ese momento Agustín estaba realizando un proyecto con Bill Viola y los estudiantes. Agua, aire, fuego y tierra. Le habló a Magdalena de Bill Viola y de la maestra Teresa, le habló del amor, de la gran poeta Juana de Ibarborou («Tómame ahora que aún es temprano/ y que llevo dalias nuevas en la mano./ Tómame ahora que aún es sombría/ esta taciturna cabellera mía./ Ahora que tengo la carne olorosa/ y los ojos limpios y la piel de rosa./ Ahora que calza mi planta ligera/ la sandalia viva de la primavera./ Ahora que en mis labios repica la risa/ como una campana sacudida aprisa...»), de Cátulo, de Safo, del amor. A Magdalena no le gustaba leer porque veía la lectura como algo muerto, pero desde entonces comenzó a interesarse por la gran Juana de Ibarborou. Esa poeta me llena de vida, dijo.

En todos los institutos hay un movimiento «MeToo» (Yo también). Es una moda que se extendió para perseguir a los hombres. A algunos hombres los denuncian por supuestos hechos ocurridos hace veinte o treinta años. En el instituto donde da clase Agustín, ese movimiento está representado por unas estudiantes de Bachillerato. Y son muy beligerantes. Agustín regaló a Magdalena un libro de Juana de Ibarborou y escribió en la primera página unas palabras: «Sé que me quieres». Las del movimiento «MeToo» se enteraron y lo acusan de un montón de cosas. Por ahora Magdalena lo defiende, pero nunca se sabe.

A Agustín aún le quema un poco el fuego de su juventud y una voz le dice: «Sé que me quieres, Agustín, no te dejes llevar y lucha».

José Rivela Rivela es profesor del IES Celso Emilio Ferreiro de Celanova.

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