Un enfoque integrado suele ser la mejor manera, si no la única, de hacer frente a los problemas complejos. Y los problemas relacionados con la seguridad, del terrorismo a la ciberseguridad, de la paz a la agresión, son sin duda complejos, han de estudiarse desde una perspectiva interdisciplinaria. Tras muchos años analizando este tipo de problemáticas en las treinta y nueve reuniones que hemos tenido hasta ahora bajo el nombre de Conferencias Internacionales sobre Conflictos y Agresión, CICA, hemos llegado a algunas conclusiones.
La primera de ellas es la importancia de mantener un enfoque integrado, global e interdisciplinario que considera tanto los factores biológicos como los factores psico-socio-culturales. No solo no se trata con frecuencia de fenónemos aislados sin relación unos con otros, porque suelen responder a patrones parecidos, sino que –y esto nos parece más importante- actúan interrelacionados, como reflejo intrínseco a la unidad de la vida y el comportamiento humanos. Por eso, el enfoque integrado permitirá sacar conclusiones más precisas y, por tanto, actuar con mayor eficacia.
Dentro de esta perspectiva, la colaboración entre civiles y militares es capital, tal como lo refleja lo mucho que se ha discutido al respecto. A mi juicio, unas buenas relaciones cívico-militares exigen una responsabilidad compartida, que suele entenderse como una ‘recta’ supremacía civil –cuando digo ‘recta’ lo hago en el sentido que le dio Pierre Trudeau en Quebec, en 1970, cuando aseguraba que los políticos civiles deben considerar a los oficiales militares como lo que son: personas en uniforme, y en modo alguno ‘objetos’ o ‘agentes’ a su disposición, y que a su vez los militares deben rechazar todas las conductas que socaven la autoridad civil. Mostrarse apolítico, por tanto, es bueno para ambos, para la milicia y para el país.
Estas ideas de ‘responsabilidad compartida’ y de ‘cultura militar’ están insertas en la formación ofrecida por las fuerzas armadas, donde también se aprende a servir a la patria, velando por la seguridad y la soberanía, y se aprenden toda una serie de virtudes humanas que ayudan a la juventud a mejorar en su vida personal y en la necesaria convivencia con los demás: disciplina, cortesía, decencia, concepto del honor... Y estas ideas pueden encontrar su compromiso, tal y como lo expresó en 2013 el entonces Jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano, el almirante Mullen, asegurando que “nosotros [los soldados] servimos con placer a nuestros líderes civiles –haga usted esto, ya sabe usted eso-. El control civil de los militares, no el liderazgo civil, es un principio fundamental para nosotros en el ejército”.
Una nación que no tenga clara la importancia de su defensa, está condenada al fracaso. Por tanto, debe promoverse entre la sociedad -civil y militar- una adecuada educación sobre ‘cultura de defensa’, tal como hace ADALEDE dentro del marco del CESEDEN, y apoya el SEGENPOL con acertadas convocatorias para promoverla, como la que ha permitido que el presente CICA sobre Seguridad y Defensa se haga realidad en Madrid.
Uno de los puntos clave de los que hablaremos en Madrid se refiere a la seguridad de las instalaciones críticas, una de las doce prioridades establecidas por la reciente Estrategia de Seguridad Nacional y la Directiva de Defensa Nacional. Porque entre las zonas de riesgo, las infraestructuras críticas son, como su propio nombre indica, piezas básicas de la seguridad. Las infraestructuras lineales de redes ocupan, pues, un lugar central en nuestras preocupaciones y, de hecho, no es casualidad que la mitad de los ciberataques a infraestructuras críticas y servicios básicos del país -han sido resueltos 52 de enero a septiembre del presente año-, se deben a operadores de suministro eléctrico. De ahí la importancia de minimizar al máximo sus riesgos y la importancia de los debates de este XL CICA, para disponer de una nueva oportunidad para el intercambio de ideas sobre los temas principales en el amplio campo del conflicto y la agresión, con un enfoque específico sobre la seguridad y defensa del pais.
Jesús Martín Ramírez es director de la Cátedra de Análisis y Resolución de Conflictos Nebrija-Santander, Presidente del CICA.