Seis meses de decadencia presidencial

Nunca desde la época de la decadencia imperial ha habido un fracaso tan total de España en la escena internacional. ¿Quién es el responsable del fracaso? Casi un siglo atrás, Ortega y Gasset confesaba que sabía poco de Historia pero tenía un sentimiento intuitivo de que «la raíz de la descomposición nacional está en el alma de nuestro pueblo». Esto, como algunas otras cosas que Ortega escribió, era una tontería. Los españoles no llevan más que otros el fracaso en sus almas. Sus éxitos y fiascos son más exactamente un reflejo de la eficacia de sus gobiernos. Y pocos de los gobiernos de España han sido más desastrosos que el actual. Hace seis meses escribí en estas mismas páginas una Tribuna que describía algunos de los desafíos que el presidente del Ejecutivo español tenía que afrontar cuando se convirtiera en copresidente de la Unión Europea. Este mes, cuando vence su etapa de servicio, es hora de ver lo que ha logrado.

En aquel momento, el flamante copresidente anunció en un discurso que la presidencia española tendría un cierto número de objetivos principales que perseguiría «con determinación y rigor». Este artículo trata sobre los tres puntos principales.

En primer lugar, prometió que España demostraría a Europa cómo llevar a la práctica «una Nueva Política económica de la UE, con mayúsculas». Fue totalmente incapaz de hacerlo. Cuando la crisis de Grecia tuvo lugar, los países que condujeron el rescate fueron Alemania y Francia. Al copresidente no se le vio por ninguna parte, ni siquiera en la foto oficial del rescate. Mientras tanto, presidía sobre una economía que se iba a pique. En febrero fue a Washington para participar en una reunión de oración con los cristianos de derechas, y sin duda oró por la ayuda divina. Pero no llegó. A finales de mayo de este año, el FMI -en un informe especial sobre España 2010- declaró que «la economía española necesita reformas integrales y de largo alcance. Los desafíos son graves: un mercado laboral disfuncional, la burbuja de la propiedad desinflada, un gran déficit fiscal, un fuerte endeudamiento del sector privado y externo, un anémico crecimiento de la productividad, débil competitividad». Dos días después de que el informe saliera, el Times (Londres) declaraba: «España ha sustituido a Grecia como foco de preocupación».

En segundo lugar, prometió presentar una estrategia para que la comunidad saliera airosa del panorama laboral. Prometió que España demostraría a Europa cómo «crear más y mejores puestos de trabajo», y que el país dejará ver al mundo «un nuevo modelo de crecimiento sostenible». Hoy todo el mundo puede ver el nuevo modelo en acción. España tiene la tasa más alta de desempleo de la UE. Más del 20% de los españoles en edad de trabajar (casi cinco millones de personas) están hoy sin trabajo. Eso se compara con una tasa de promedio del 10% entre los 16 países que utilizan la moneda euro. Los miembros de la burocracia estatal de España disfrutan de puestos garantizados y salarios altos, pero millones de otras personas se enfrentan a la pobreza. Más de 70.000 inmobiliarias españolas han cerrado desde 2007, y pequeñas agencias de viajes han corrido la misma suerte. Pequeñas empresas en todas partes están cerrando, a menudo en un promedio de 1.000 por día. Se trata de un nuevo modelo que haría que cualquier gobierno honesto dimitiera. En su lugar, Zapatero acaba de anunciar que planea permanecer dos años más. No le preocupa que el grupo bancario estadounidense Citigroup acabe de emitir un pronóstico que es muy preocupante en lo que respecta al empleo y crecimiento de la economía española. Afirman que el desempleo seguirá en aumento, llegando al 22 % al final del próximo año. En opinión de los expertos de la compañía, la recuperación llegará a España más tarde que en otros lugares de Europa.

En tercer lugar, España tenía que liderar en los siguientes seis meses, según Zapatero, la comunidad europea a la que representa «en la nueva realidad internacional». ¿Qué es esta nueva realidad? ¿Es tal vez comparable a la nueva política o el nuevo modelo de crecimiento que también había prometido? La verdad es que para el copresidente el foco central en la nueva realidad era obtener la admisión a la UE de su aliado cercano Turquía. La adhesión del país otomano a la UE ha sido cuestión central de su actuación. Este extraño fenómeno, que invierte la tendencia de toda la Historia de España desde la batalla de Lepanto, merece un breve comentario. Su apoyo a Turquía, ha declarado Zapatero, «es una posición firme, clara y contundente y así se mantendrá». España, ha afirmado, «se siente orgulloso de la influencia del islam en nuestra historia y de su rico legado en nuestra lengua y patrimonio artístico». Nunca ha hecho una declaración similar sobre los judíos. La razón de esta postura promusulmana y antijudía es que Turquía es el principal apoyo del proyecto ideológico favorito de Zapatero, la Alianza de Civilizaciones, que días atrás se dedicó a gastar millones de euros de los impuestos españoles en una fiesta en Río de Janeiro. En el mismo momento en que intentaba demostrar que trataba de reducir el déficit estatal, derrochaba con libertad una fortuna (seguramente más de cinco millones) en una celebración en Brasil. ¿Vale la pena todo este gasto? El hecho es que, a pesar de todos los esfuerzos, Zapatero ha fallado en conseguir la entrada de Turquía a la UE, a causa de la fuerte oposición de Francia y Alemania.

El fracaso en todas sus actividades, como copresidente de la UE, ha creado en él un resentimiento hacia la prensa extranjera, a la que considera responsable de todos los problemas. Su consejero José Blanco habla por él. «Nada de lo que está ocurriendo en el mundo, incluidos los editoriales de periódicos extranjeros, es casual o inocente», dijo Blanco. Todas las críticas, dijo, son fruto de «maniobras un tanto turbias» por parte de «los especuladores», los mismos que «originaron la crisis»; y «ahora que estamos saliendo de la crisis, no quieren que se regulen los mercados, para así poder volver a hacer de las suyas». En otras palabras, todo es un complot de la aviesa prensa extranjera y de los especuladores.

Esta increíble mentalidad se refleja en diversas afirmaciones hechas por el propio Zapatero. En 2006, alardeó de que «estamos en la Liga de Campeones de la economía mundial». En 2007, dijo: «Hemos gobernado muy bien y hemos sabido ahorrar (dinero) como ningún otro Gobierno desde la transición a la democracia». ¿De verdad? De acuerdo con un análisis de una firma de consultores de Estados Unidos en 2010, «el total de la deuda gubernamental, empresarial y familiar española, en relación con el tamaño de la economía, supera a todos los países desarrollados con excepción del Reino Unido y Japón». Según Zapatero, esto es falso. En 2008 incluso afirmó que «España consigue un PIB per cápita superior al de Francia». Esto refleja una extraña incapacidad para hacer frente a la realidad.

A pesar de los recientes recortes en los gastos del gobierno, entidades económicas de fuera de España todavía tienen dudas acerca de si Zapatero tomará con seriedad todas las medidas necesarias para reformar la economía. Comento sobre la situación tal como la veo aquí desde los Estados Unidos. El 28 de mayo, Fitch redujo su calificación financiera de España. Un analista de esta agencia afirmaba: «Fitch anticipa que en España el proceso de ajuste económico será más difícil y prolongado que para otras economías». España será, de acuerdo con un informe emitido por una agencia del gobierno estadounidense, «la última economía importante a salir de la recesión». La perspectiva económica de España, el New York Times concluye, es «la más sombría de Europa». Por supuesto, Zapatero se negará a aceptarlo, porque cree que España ya está en el camino hacia la recuperación.

España ha contribuido al mundo moderno en no menos medida que Grecia. Sin embargo, durante los últimos dos meses un tema importante ha merodeado como un fantasma por el fondo del teatro: el colapso de España. En el primer plano del escenario del teatro, se está representando una verdadera tragedia griega. Pero entre bastidores, una no menos siniestra amenaza parece estar aguardando. El último acto será cuando el saliente copresidente de la UE este mes anuncie, como lo hará sin duda, que su mandato como presidente ha sido un éxito rotundo y que ha logrado todos sus objetivos. Ese, con seguridad, será el momento en que todos los españoles sabrán si el jefe del Gobierno mantiene todavía contacto con la realidad.

Henry Kamen, historiador británico. Su último libro es El enigma del Escorial , Espasa Calpe, 2009