Sentimiento y sensibilidad en los mercados en ascenso

Las economías con mercados en ascenso han pasado por malos momentos en los últimos meses. Las corrientes netas de capitales dirigidas a ellas se redujeron en unos 122.000 millones de dólares en 2013, es decir, un 9,6 por ciento, aproximadamente, en los últimos doce meses, y han vuelto a disminuir marcadamente durante los dos primeros meses de este año. ¿A qué se debe esa reducción y cuánto durará?

Los inversores mundiales se han vuelto más reacios a los riesgos en vista de unas perspectivas monetarias más rigurosas en los Estados Unidos y Europa, además de las preocupaciones por el lento crecimiento de China y sus efectos negativos en la demanda mundial y en los precios de los productos básicos, y, conforme a la experiencia del pasado, la sensación de debilidad ha reducido las corrientes de capitales dirigidas a las economías con mercados en ascenso en general y en particular a las que, como Turquía, Indonesia y el Brasil, tienen grandes necesidades de financiación exterior o afrontan unas próximas elecciones de resultados inciertos. La inesperada crisis de Crimea, la ansiedad por las intenciones de Rusia en la región y las sanciones occidentales han puesto aún más nerviosos a unos inversores ya asustadizos.

De 2002 a 2007 y de nuevo después de la crisis financiera mundial del período 2008-2009, las corrientes de capitales dirigidas a las economías en ascenso aumentaron repentinamente, pues los inversores mundiales buscaban rendimientos en unas condiciones de crecimiento lento y recesión en los países desarrollados, tipos de interés bajos y abundancia de liquidez. Durante ese período, los inversores pasaron por alto los riesgos económicos y políticos de los países por separado y metieron economías muy diferentes en una «clase única», considerada una apuesta segura. Las corrientes de inversión extranjera directa, de inversión de cartera y de deuda de cartera dirigidas a los mercados en ascenso alcanzaron niveles sin precedentes, el más rápido de los cuales fue el de la deuda de cartera, la más inestable y más sensible ante los cambios repentinos del sentimiento de los inversores.

Lamentablemente, varias economías en ascenso –con la notable excepción de China– confiaron en aquellas corrientes anormalmente cuantiosas de capitales para financiar la demanda interna y sus cuentas corrientes acabaron acumulando déficits insosteniblemente elevados. Además, sus tipos de cambio reales se apreciaron, lo que erosionó su competitividad exterior. Las economías en ascenso más afectadas por las salidas de capitales a corto plazo y las bajadas de los mercados de renta variable durante el último año han experimentado grandes apreciaciones en sus tipos de cambio reales y grandes deterioros en sus cuentas corrientes.

Como reacción ante la una mayor sensibilidad al riesgo y pérdidas imprevistas en sus activos de los mercados en ascenso, los inversores se han vuelto más selectivos, al diferenciar entre países y entre sectores. México, con su gobierno popular y reformista, su fuerte crecimiento y un déficit por cuenta corriente inferior al dos por ciento del PIB, ha contado con el favor de los inversores, que se han alejado del Brasil, con su riesgo político, crecimiento desfalleciente y enorme déficit exterior. En el nivel sectorial, las empresas que ofrecen bienes de consumo a la clase media en aumento de los mercados en ascenso se han vuelto más atractivos para los inversores mundiales, mientras que las empresas cuyas actividades son cíclicas y que tienen una gran densidad de capital han perdido lustre.

Tres de los mayores mercados en ascenso –la India, China y Rusia– afrontan dificultades distintivas. La India padece una marcada desaceleración de su crecimiento, unos déficits fiscal y por cuenta corriente considerables, rigideces del mercado laboral e incertidumbre sobre la política económica hasta sus elecciones generales, que se desarrollan a lo largo de un mes, concluyan el próximo mes de mayo. La economía rusa estaba desacelerándose incluso antes de la desestabilizadora incursión del Kremlin en Crimea. Ahora Rusia se debate al borde de la recesión y se espera unas salidas de capitales de 70.000 millones de dólares durante el primer trimestre de este año, más que las de todo 2013.

Con su exceso de ahorro interno y su mantenimiento de los controles de capitales, China está relativamente aislada de la inestabilidad de las corrientes a corto plazo, pero las impresiones de los inversores mundiales sobre China se manifiestan en diversas formas, incluido el mercado de valores de Hong Kong, donde muchas empresas chinas cotizan en dos mercados, y en los resultados de los fondos de China cotizados en bolsa. Ahora mismo, el sentimiento es claramente bajista, pues refleja las preocupaciones por la desaceleración del crecimiento, la excesiva acumulación de deuda de las administraciones locales y posibles quiebras en el sector bancario sumergido.

Es probable que las corrientes de capitales totales dirigidas a los mercados en ascenso se recuperen al final de este año, pero no todos los países ni todos los sectores se beneficiarán de ello y hay riesgos considerables de que ese pronóstico falle. Una fuerte desaceleración en China tendría repercusiones negativas en los exportadores de manufacturas como Corea y Taiwán y los exportadores de productos básicos como el Brasil y Sudáfrica. Un crecimiento mayor de lo esperado podría desencadenar un aumento en los tipos de interés a largo plazo de los EE.UU., lo que alentaría a los inversores a trasladar un mayor número de sus títulos desde activos de los mercados en ascenso hasta activos de los EE.UU. Una mayor reducción de la relajación cuantitativa por parte de la Reserva Federal como reacción ante las señales de presión inflacionaria incipiente tendría un efecto similar. Y ahora tenemos nuevos riesgos provocados por el empeoramiento de las relaciones Este-Oeste, las sanciones en aumento aplicadas a Rusia y los posibles efectos de contagio a otros países con mercados en ascenso.

Sin embargo, a más largo plazo las perspectivas para la inversión en economías con mercados en ascenso, en particular las que cuentan con fundamentos macroeconómicos fuertes, ambientes políticos estables y una clase media en aumento, son prometedoras. La actual ola de industrialización y urbanización, relacionada con un aumento más rápido de la productividad, al trasladarse los recursos a actividades con una mayor productividad, dista de haberse acabado. Con un aumento mayor de la población y la productividad, la ventaja relativa en materia de crecimiento de las economías con mercados en ascenso respecto de las economías desarrolladas seguirá siendo considerable, aunque menor que en el último decenio. Importantes empresas multinacionales de mercados en ascenso como Samsung, Tata y Alibaba también impulsarán el crecimiento en sus países de origen y fomentarán las corrientes de inversión extranjera directa entre los mercados en ascenso.

Un mayor interés de los inversores institucionales en activos de los mercados en ascenso deberían impulsar también las futuras corrientes de capitales. Como parte de las estrategias de diversificación de carteras a largo plazo, muchos grandes inversores institucionales han fijado objetivos para compartir sus fondos en activos de los mercados en ascenso. Cuando los inversores minoristas vendieron sus participaciones en esa clase de activos durante el verano de 2013, los inversores institucionales siguieron comprando.

Es probable que los próximos meses se caractericen por la inestabilidad de las corrientes de capitales dirigidas a las economías en ascenso y los países vulnerables padezcan importantes presiones, pero no es probable una retirada amplia y sostenida de los inversores mundiales de esos mercados. Los mercados en ascenso seguirán siendo atractivas oportunidades de inversión a largo plazo tanto para los inversores minoristas como para los institucionales que distinguen entre las perspectivas de los países y de los sectores particulares.

Laura Tyson, a former chair of the US President's Council of Economic Advisers, is a professor at the Haas School of Business at the University of California, Berkeley, and a senior adviser at The Rock Creek Group. Traducido del inglés por Carlos Manzano.

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