Ser el babuino alfa tiene un precio

Ser un macho alfa tiene sus recompensas. Entre ellas, la de atraer espléndidas parejas jóvenes y la de poder competir con éxito contra tus rivales por su atención. Pero alcanzar un estatus elevado también tiene sus contrapartidas. En concreto, los machos alfa suelen tener una vida más dura y envejecer más rápido.

Lo demuestra un estudio recientemente publicado sobre los babuinos macho del parque nacional keniata de Amboseli. Jenny Tung, la principal responsable del trabajo y profesora de Antropología y Biología Evolutiva de la Universidad de Duke, explica que las manadas de babuinos del parque han sido estudiadas durante cincuenta años. El resultado es un mapa de nueve generaciones de babuinos emparentados y también relacionados por vínculos sociales de compañerismo. “Los observadores son el ojo que todo lo ve” dice la doctora Tung. “Anotan todos los nacimientos, lo que hace cada babuino, sus primeras experiencias vitales, con quién compiten y quién gana”.

En el estudio, publicado en la revista eLife, el equipo de la doctora Tung ha combinado los datos relativos al comportamiento de 245 machos adultos con su salud genética, que se ha deducido a partir de muestras de sangre. Conociendo la posición de cada macho en su manada, los investigadores pudieron casar su estatus social con el deterioro de su cuerpo a partir de cambios en la metilación de su ADN. Esto les permitió calcular de forma estimada el envejecimiento del cuerpo del animal, lo que llevó a los investigadores a descubrir que los machos con un estatus social alto muestran características en su ADN que les hacen parecer más viejos de lo que realmente son.

Competir por el puesto de babuino alfa, al parecer, es lo opuesto al botox. El ADN de los machos alfa sugiere que son un año mayores que su verdadera edad, lo que equivale a reducir un 11% la esperanza de vida de un babuino macho, que es de ocho años. “Pero cuando los babuinos perdían su rango, dejaban de parecer mayores que su edad real” dice la doctora Tung. “Hemos sido capaces de demostrar que el reloj puede acelerarse o ralentizarse cuando los machos ascienden o descienden por la escalera social”.

¿Pero por qué la competición acelera el reloj epigenético? “Tienes que alcanzar la cumbre y permanecer ahí”, dice Tung. “Es entonces cuando te apareas. Perseguir hembras potencialmente fértiles da mucho trabajo”.

En otras palabras: la lucha y la vigilancia continuas son estresantes. El trabajo de Robert Sapolsky en la Universidad de Stanford ha demostrado que la presión incesante (ya sea física o interpersonal) provoca la secreción de glucocorticoides, hormonas que aceleran el ritmo cardiaco, la presión sanguínea y los niveles de energía, y que también interfieren en la inmunidad y el metabolismo. “Los babuinos de nivel A viven factores estresantes que otros animales no sufren” dijo el doctor Sapolsky en una conferencia. “Por ejemplo, ver a su peor rival hacer una siesta a 90 metros de distancia provoca que los babuinos se inquieten”.

Aunque los investigadores no pueden explicar por qué mantener un alto estatus conlleva un efecto envejecedor, los altos niveles de glucocorticoides podrían ser una pista. A finales de abril, el mismo equipo de investigadores publicó un estudio que demuestra que las hembras de babuino del parque de Amboseli con altos niveles de estas hormonas también viven vidas más cortas.

¿Qué implica esto para nosotros? En los humanos, un alto estatus se asocia usualmente a una mejor salud. Los menos afortunados suelen padecer más enfermedades, como hemos visto con el coronavirus. Pero también hay algunos paralelismos. La responsabilidad inclemente de un trabajo de alto nivel puede envejecerte, como hemos podido ver en las fotos anteriores y posteriores a la presidencia de Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton. De hecho, y de acuerdo a un estudio de 2019, los CEO que han afrontado operaciones de compra hostiles han visto cómo su vida se reducía, de media, dos años.

¿Qué sentido tiene ser un macho alfa si pagas ese estatus con tu vida? Para los babuinos, alcanzar ese estatus implica dejar una prole numerosa y con mayores probabilidades de supervivencia. Lo que desde un punto de vista evolutivo significa que tu vida puede haber sido corta, pero también dulce.

Susan Pinker es psicóloga. Este artículo apareció publicado por primera vez en la edición impresa del Wall Street Journal del 8 de mayo de 2021.

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