El mundo Mundial

Esta es una serie escrita por Martín Caparrós, en la que nos describe la fase final del mundial de fútbol de 2018.

El francés Kylian Mbappé, de 19 años, celebra con la Copa del Mundo el 15 de julio de 2018. Credit Matthias Hangst/Getty Images

El mundo dejó de ser mundial. Se acabó el gran paréntesis que nos permitió pensar que las cosas tienen un propósito, que sus resultados se pueden medir, que somos hinchas de nuestros países, que esperar vale la pena, que los esfuerzos encuentran recompensa, que los días rebosan de emociones, que somos los mejores o, incluso, los peores. Es duro volver a la rutina.

Yo me la pasé bien escribiendo esta columna, dentro de ciertos límites. Un día de estos les voy a contar el placer de transformar la culpa en regodeo: ese contento del que hace lo correcto, la patética satisfacción del deber cumplido.…  Seguir leyendo »

Hugo Lloris, el portero y capitán de la escuadra francesa, levanta la Copa del Mundo en Moscú después de la victoria 4 a 2 frente a Croacia en la final de Rusia 2018. Credit Shaun Botterill/Getty Images

Fuimos más de mil millones. Dicen que en ese momento éramos más de mil millones de personas en el mundo mirándolo al unísono: no hay, en la historia de la humanidad, ningún momento registrado en el que más de mil millones de personas hayan hecho lo mismo al mismo tiempo. Hace un rato lo hicimos —y, para perplejidad de la historia futura, lo que hicimos fue mirar ese partido—.

Éramos mil millones y era el minuto 65, la final parecía definida y el nuevo Joven Maravilla hizo su parte. Lucas Hernández —el lateral izquierdo suplente de Francia— subió la pelota gambeteando por su costado desde su área hasta el área croata y, a esa altura, se la pasó al centro a Kylian Mbappé, quien la paró, la midió y la colocó a la derecha del arquero croata.…  Seguir leyendo »

Eden Hazard celebra el gol que anotó frente a Inglaterra y aseguró el tercer puesto de Bélgica en el Mundial. Credit Giuseppe Cacace/Agence France-Presse — Getty Images

Mirar fútbol es sentirse parte. Nada más aburrido que ver un partido y mantenerse neutro. El fútbol también consiste —¿consiste sobre todo?— en identificarse, en querer “que ganen los míos” o, mejor, “que ganemos nosotros”: armar plurales imposibles. Así que cuando uno está lejos de esos equipos en la cancha tiene que armar afinidades, y es un arte.

Es fácil cuando, aunque no juegue tu país, juega uno vecino o querido, uno donde viviste o querrías vivir, uno que te interesa. Pero cuando no hay nada de eso la afinidad es una construcción laboriosa, caprichosa.

¿Cuántos argentinos, por ejemplo, querían hoy que ganase Bélgica sin tener la menor relación con Bélgica, solo porque detestan a Inglaterra?…  Seguir leyendo »

En Barcelona, el 12 de julio de 2018, un hombre pasa frente a un grafiti de Lionel Messi. Credit Pau Barrena/Agence France-Presse — Getty Images

Vivíamos felices: qué fácil era escribir Messi. Alcanzaba con teclear una vez la eme, otra la e, dos seguidas la ese, una la i. Y alcanzaba, en esos días, con que un artículo dijera Messi para que muchos se lanzaran a leerlo. Ahora Messi se ha perdido. Nadie sabe dónde está, qué hace, sobre todo qué hará; no es fácil, cuando uno es una de las personas más miradas del planeta, desaparecer. Messi, en estos días, lo logró, nos dejó huerfanitos.

Ya no lo buscan ni siquiera los medios —los metidos— habituales. Quizá porque no vende o, si acaso, por cierto respeto por su pérdida: días de duelo que nadie perturba porque el duelo es sagrado.…  Seguir leyendo »

Harry Kane, el nueve inglés, aplaudió a la afición después de la eliminación de Inglaterra de Rusia en las semifinales. Credit Rebecca Blackwell/Associated Press

Ahora lo llaman fútbol directo, pero mi tía Porota lo llamaba fútbol amarrete. Y su marido, Cacho, fútbol gonca; en mi familia nunca fueron finos, por lo menos para hablar de fútbol. Lo llaman fútbol directo y ensalzan la astucia de esos equipos que desdeñan la posesión de la pelota y dejan que la tengan los de enfrente para lanzar veloces contraataques, cabalgatas de reyes. Para ellos este partido —entre otros— puede ser una buena lección, disfrazada de viejo refrán castellano: tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. O, dicho de otro modo: si te dejas atacar una vez y otra vez hay muchas chances de que en alguna te entre un pepinazo.…  Seguir leyendo »

Un grupo de jugadores franceses rodean a Samuel Umtiti, quien anotó el único gol de la semifinal ante Bélgica. Credit Natacha Pisarenko/Associated Press

La gran época de las Internacionales ha pasado. La Tercera Internacional, la Cuarta Internacional, la Internacional Psicoanalítica, la Organización Internacional del Trabajo y otros entes más o menos dinosaurios agonizan. Solo siguen pujantes la Federación Internacional del Fútbol Asociación (FIFA) y la Internacional del Chiste, esos señores encerrados en el sótano de un edificio de los años veinte de una calle arbolada que inventan sin parar los chistes que después distribuirán por todo el mundo.

Los chistes son los mismos en todos los países; solo cambian sus protagonistas. Los argentinos los contarán sobre gallegos, los españoles sobre leperos, los italianos sobre meridionales, los colombianos sobre pastusos, los franceses sobre belgas.…  Seguir leyendo »

Lionel Messi, Nicolás Otamendi, Sergio Agüero y Federico Fazio tras la eliminación de Argentina en Rusia 2018 Credit Pilar Olivares/Reuters

Por una vez nos pusimos de acuerdo. No es fácil: Latinoamérica es una entidad más o menos imaginaria que no suele encontrar puntos comunes —a menudo porque no los busca—. Pero esta vez los sudacas conseguimos acordar en una idea: fracasamos. Quien más, quien menos, también en esto fracasamos. Es notorio: el fútbol latinoamericano es el gran ausente de esta fase decisiva del Mundial; ahora muchos nos preguntamos por qué.

Cualquier explicación general es un abuso: para intentarla hay que limar brutas diferencias entre, digamos, Brasil y México, Argentina y Colombia, Uruguay y Perú. Aún así, vale la pena arriesgar un par de ideas.…  Seguir leyendo »

El inglés Raheem Sterling es perseguido por el sueco Victor Lindelof en el partido de cuartos de final en Samara. Credit Clive Rose/Getty Images

Y entonces me pidió que definiera qué era para mí un Mundial de fútbol y se me ocurrió decirle que exactamente esto: una situación en la que uno como yo —¿cómo será uno como yo?— puede llegar a mirar un partido entre Suecia e Inglaterra como si le importara.

No es fácil: en realidad, es un esfuerzo de imaginación. Ponerse en el lugar del otro, pensé después, leyendo un tuit —en inglés— retuiteado más de cien mil veces: “Mi amigo tiene dos entradas para el partido Inglaterra-Suecia del sábado. No se dio cuenta de que era el mismo día que su boda, así que no puede ir.…  Seguir leyendo »

Neymar, el 10 de Brasil, cuando terminó el partido que eliminó a Brasil. Bélgica pasa a la semifinal. Saeed Khan/Agence France-Presse — Getty Images

El 27 de mayo de 1982 la revista Gente publicó una de las tapas más famosas de la historia de los medios argentinos: “Seguimos ganando”, decía, en referencia a la guerra de las Malvinas. Dos semanas después, el ejército argentino se rendía en Puerto Stanley. Hoy, los dos equipos sudamericanos que quedaban en Rusia —sobre cuya semifinal deseada escribí ayer— se quedaron afuera: seguimos ganando, ellos y yo.

Las derrotas se parecen solo en su final: no hay nada más peculiar, más distinto a una derrota que otra derrota. Hoy hubo dos historias diferentes: a la mañana el retador, Uruguay, no consiguió estar a la altura; a la tarde el favorito, Brasil, se cayó de muy alto.…  Seguir leyendo »

Los uruguayos Diego Godín y Luis Suárez celebran el pase a los cuartos de final después de la victoria de la Celeste ante Portugal el 30 de junio de 2018 en Sochi. Credit Richard Heathcote/Getty Images

Nada les gusta más a los timoratos que manejan el mundo —mientras los bravos y los justos se distraen— que proclamar que los extremos se tocan. Les sirve, por supuesto, para mostrarse impolutos en el medio, alejados de esos toqueteos tan asquito. Pero los extremos, habitualmente, no se tocan: se extreman, se separan, se distancian, se enfrentan. Mañana, por ejemplo, los dos extremos de Sudamérica, Brasil y Uruguay, saldrán a canchas rusas para ganar el derecho de enfrentarse.

Son, está claro, extremos sociales y políticos: el más poblado y el más vacío de Sudamérica, el más silvestre y el más ordenado, el más cristiano y el más ateo, el más dinámico y el más tranqui, el más corruptor y el menos corrupto.…  Seguir leyendo »

El gol del defensor portugués Pepe frente a Uruguay en el partido de octavos de final entre ambas escuadras. Ese 30 de junio de 2018 en Sochi, la escuadra celeste venció. Credit Henry Romero/Reuters

El Mundial se depura, se descalza; ni hoy ni mañana vamos a ver, por fin, ningún partido. Desear —“desiderare”— es constatar la ausencia, lamentarla. El fútbol, hoy, se hace desear, y ha cambiado de lengua; fútbol ya casi no se dice en castellano. En cuatro días quedaron fuera del Mundial —por riguroso orden— Argentina, España, México, Colombia, los países más poblados de la lengua; nos defiende Uruguay, el más chiquito.

Para muchos, el Mundial empieza a ser una nube de polvo que se va deshaciendo a la distancia, una de tantas cosas que podrían haber sido. Y yo, de pronto, me he vuelto boliviano.…  Seguir leyendo »

Jugadores de la selección de Inglaterra celebran el triunfo contra Colombia después de que Eric Dier metiera el penal definitivo. Credit Matthias Hangst/Getty Images

Qué bueno si la vida fuera como el fútbol. Digo: un espacio donde siempre hay una posibilidad, donde todo parece perdido y de repente no, donde la magia salva lo insalvable. Donde funciona esa ficción de que nada se termina hasta que se termina, que siempre queda una esperanza. Qué bueno si realmente fuera así.

A veces lo creemos. Se jugaba la penúltima bola y Colombia parecía condenada. Era casi justicia: no había inquietado a los ingleses, se había pasado la mayor parte del partido sin llegar a su arco, le había faltado juego y ofensiva.

Era casi: los ingleses tampoco habían hecho demasiado.…  Seguir leyendo »

El delantero mexicano Carlos Vela pasa entre algunos futbolistas brasileños, entre ellos Thiago Silva y Marquinhos, que celebran la victoria ante México en Samara. Credit David Gray/Reuters

Parecía que en México todo había cambiado. Parecía, esta mañana, pero no: solamente cambió lo que importa. México tiene un gobierno nuevo, que propone —ya veremos si lo quiere o lo consigue— otras maneras de regirse, pero no tiene un equipo en cuartos de final de una Copa del Mundo. Una vez más, la frase clásica: “jugamos como nunca, perdimos como siempre”. Y es una pena: otra vez la maldición del quinto.

Es obvio que —argentino pese a todo— yo quería que ganara México. Quedaría estupendo decir que por amor al mole y los amigos, pero todavía no me presento a ninguna elección, así que no; fue por pura inquina vecinal.…  Seguir leyendo »

Jugadores de la selección española, entre ellos Andrés Iniesta, ven la tanda de penales, en la que La Roja perdió ante Rusia. Credit Victor R. Caivano/Associated Press

En 1937, la España republicana, sacudida por la sublevación fascista, mandó a unos tres mil niños en peligro a refugiarse en la Unión Soviética; en 1941, la España fascista, presionada por Adolf Hitler, mandó a unos 47.000 soldados reunidos en una División Azul a pelear contra los comunistas. Desde entonces, las relaciones entre los dos países nunca fueron tan intensas como esta mañana. O quizá sí, pero no lo pasaron por la tele.

Esta mañana, Rusia y España se jugaban todo. El partido fue tenso, enmarañado, al borde de tedioso: España toqueteaba la pelota con la concupiscencia de un quinceañero descubriendo, los rusos esperaban.…  Seguir leyendo »

El capitán de la selección Argentina, Lionel Messi, durante el partido en el que su escuadra perdió frente a Francia en Kazán, el primer partido de los octavos de final. Credit Catherine Ivill/Getty Images

Se ve que nos tienen miedo. ¿Los viste? Se nota que estos francesitos tienen miedo, saben que el que está enfrente es la Argentina y se arrugan, ya vas a ver, manga de pechofríos. Quieren hacerse los vivos pero no les da el cuero; sí, te lo digo yo, boludo. Dales unos minutos y vas a ver cómo se arrugan.

Uy, Dios, y este ahora la puso en el palo, menos mal que la puso en el palo y nos salvamos, pero si seguimos así no sé cómo vamos a terminar. Che, estamos al horno, no la vemos, nos pasan como si estuviéramos parados, y ahora Rojo…

Ay, Rojito, ya sé que te debemos todo, que el otro día nos salvaste, pero qué boludez este penal.…  Seguir leyendo »

A la izquierda: el delantero francés Antoine Griezmann; a la derecha: el argentino Lionel Messi. Las selecciones francesa y argentina se enfrentarán el 30 de junio en los octavos de final. Credit Jeff Pachoud/Agence France-Presse — Getty Images

Predijeron. Es raro pre-decir: decir antes de hablar, digamos, antes de que decir tenga sentido. O, como solía decir mi padre: perderse una gran oportunidad de callarse la boca.

Siempre ha habido especialistas en ese noble arte. Predicen, y confían en ciertas distracciones: la credulidad, la desmemoria, la catarata de novedades renovadas. Dicen tal día va a pasar tal cosa y saben que, si no pasa, nadie recordará que lo dijeron, qué dijeron. Predecir es barato, todavía más que otras palabras. Pero esta mañana sin fútbol me pasé un rato chequeando, por ejemplo, las predicciones del bocazas portugués.

No sé qué pasa con los portugueses: son tan amables y ponderados en la vida, tan vanos en el fútbol.…  Seguir leyendo »

El futbolista colombiano Yerry Mina celebra el gol de la victoria de su selección contra la escuadra de Senegal. Credit Manan Vatsyayana/Agence France-Presse — Getty Images

Estoy en crisis de pelota: hay momentos en que no lo soporto. Sé que se va a pasar —porque otras veces me ha pasado y se ha pasado—, pero hoy la sobredosis amenaza. Por momentos me dan ganas de publicar una columna punk diciendo que qué me importa el fútbol, que todo esto es una tontería, que cómo puede ser que haya dedicado buena parte de los últimos quince días —y los próximos quince— a ver rodar una pelota, y que a mí por lo menos me pagan pero ustedes, ¿no tienen nada mejor que hacer?

Lo pienso, rabio, no lo escribo solo porque ya lo he leído demasiadas veces.…  Seguir leyendo »

Javier Hernández, delantero de la selección mexicana, al final del partido contra Suecia Credit Jason Cairnduff/Reuters

Algo tiembla en el Orden Mundial. En un espacio donde las jerarquías siempre fueron muy rígidas, tremendas, hay filtraciones. Quizás, incluso, aparezca la duda.

Esta mañana, por ejemplo. México era la revelación del campeonato, y Alemania siempre fue Alemania. Lo que debía pasar estaba más o menos escrito o, por lo menos, borroneado. Pero en este Mundial algo pasa: se ve que nada garantiza nada. Ni la gran historia general ni la pequeña historia inmediata garantizan: un equipo puede haber ganado todo lo ganable y perder sin excusas, un equipo puede haber ganado hace tres días y caer sin paracaídas. Algo pasa, así que lo que estaba previsto no pasó.…  Seguir leyendo »

Lionel Messi celebra el primer gol de Argentina contra Nigeria. El resultado, 2 a 1 favor de la Albiceleste, le da el pase a la segunda ronda del Mundial. Credit Sergio Pérez/Reuters

Es feliz. O por lo menos, durante un rato, fue feliz, y ahora tantos esperamos que lo siga siendo porque entonces millones lo seremos. Messi fue muy feliz en ese rato, cuando mostraba esa sonrisa que se le ve tan poco, ancha, desbocada, una sonrisa sin ningún bozal, puro desborde de su felicidad porque, pese a todo, contra tanto agorero, la Argentina acababa de pasar a los octavos de final. Messi gritaba, se abrazaba con caricias y lágrimas, se desahogaba y ensanchaba la sonrisa más y más. Acababa de volver del precipicio y festejaba en forma. Y, sin embargo, una hora y media antes, todo parecía tanto más simple.…  Seguir leyendo »

Una hincha uruguaya ve el partido de Uruguay frente a Arabia Saudita en Montevideo. Credit Reuters

Esta mañana, en Montevideo, hace cero grados y un sol esplendoroso; el cielo también va de celeste, me dice una señora en una esquina. Tuve que hacer escala aquí porque volaba a Buenos Aires y en la Argentina hay una huelga general que no me permitía aterrizar, así que voy de a poco. En Montevideo me siento tan en casa: Uruguay es Argentina sin delirios de grandeza; o sea, no es Argentina —por eso, supongo, me siento como en casa—. En la radio del micro un periodista comenta con sorna los “problemitas” que están teniendo los vecinos, y no solo en la cancha: habla de esos hinchas argentinos que echaron de Rusia por pegarle a un croata o por hacer que una adolescente dijera obscenidades que no entendía en castellano: la viveza criolla.…  Seguir leyendo »