Si Google quiere guerra...

Hay quien habla de un movimiento histórico. ¿Una provocación en nombre de la libertad? No va a ser tan simple. Google esquiva la censura del Gobierno chino desviando a los usuarios de google.cn a google.com.hk, con base en Hong Kong. No es nada nuevo: estás en China sin estar. Hong Kong lo usamos los extranjeros para renovar visados que en el continente no nos renovarían con facilidad y lo usan cantidad de empresas como sede para operar en China evitando problemas burocráticos. El Gobierno chino lo tolera porque se lleva un margen de beneficio importante: si en el país tienen un índice de crecimiento del 8% anual no es solo porque trabajan como chinos, sino porque les pagamos para que trabajen como tales. Un país, dos sistemas. Este es el nombre de la política que los está haciendo muy ricos a unos y pobres a otros.

En este caso, sin embargo, el Gobierno del imperio ya se ha pronunciado y no le ha hecho ninguna gracia el tejemaneje de la compañía norteamericana, aunque sea una práctica común. Además, el paso firme de Google, aunque loable, tiene algo de extraño. Lo más probable es que su página con base en Hong Kong corra la misma suerte que Facebook, Youtube o Twitter y sea completamente censurada en el continente. O sea, desaparezca. Así de fácil. Esto parece más bien una derrota que una victoria. Sobre todo si lo que tú quieres es defender el derecho de los ciudadanos chinos a acceder libremente a toda información y ya de paso mantener tu negocio en un país con 384 millones de usuarios de internet.
Hemos de recordar que la guerra empezó en enero, cuando el Gobierno, vía hacker, metió las narices en las cuentas de correo Gmail de activistas, periodistas y empresarios (y nunca lo admitió). Aquí se enfadó Google y dejó de filtrar los contenidos de las búsquedas, como tenía previamente acordado y como funciona en todo el país lo relativo a internet. Con la última jugada, los norteamericanos parecen comprar puntos para que les echen. En tal caso, podría ser una forma muy elegante de Google de irse sin rendirse, fugarse dando pelea al lado de los libres, de Twitter muy especialmente.
Me explico. Aunque Google como web cierre en China, eso no significa que la empresa acepte perder dinero solo para demostrar que de censura, nada. Sus operaciones con base en China –los teléfonos móviles con su software Android, fabricados por Dell y Lenovo– seguirán adelante. O sea, económicamente China ni lo notará. De lo contrario, Pekín estaría mucho más enfadado y Google perdería un montón de dinero, lo que no tendría sentido. Pero ¿qué pierde Google con el apagón? De hecho, poca cosa. La compañía norteamericana nunca ha sido en el gran país del medio, como se llaman los chinos a sí mismos, un campeón como sí lo es indiscutiblemente en Europa. China tiene sus propios buscadores, los del Gobierno, Baidú y Sina, que son, de lejos, los más usados. ¿Por qué un ciudadano chino debería usar un buscador norteamericano si su Gobierno le ofrece uno 100% chino? Tiene su lógica hasta para nosotros. Pues imagínense en China, donde el Estado sustituye tradicionalmente la figura de Dios, donde no hay cultura crítica y ni siquiera opinión pública, según palabras de Ai Weiwei, un artista contestatario internacionalmente conocido.
El «incidente de Google», como lo llaman en China, ha hecho crecer la popularidad del buscador entre una minoría políticamente activa que, aunque minoría, es un actor fuerte en un país donde no hay actores, sino Gobierno. Esta minoría de intelectuales, artistas, estudiantes, abogados... ve ahora en Google un camarada, como lo ve en Twitter, una de las herramientas principales de comunicación entre las voces disidentes en China. Y quizá no solo disidentes. Es interesante que durante la visita de Obama en noviembre twitter fuera una de las palabras más buscadas en internet. Pues bien, Twitter está censurada, pero esto no cambia la fuerza de la herramienta, porque esa minoría, como la mayoría de extranjeros en el país, ya usa para navegar un proxy (servidor) que modifica la IP (dirección) de su ordenador de forma que accede a las páginas como si lo hiciera desde un ordenador de Europa o EEUU, y así logra burlar el filtro del Gobierno. Esta gente va a tener que seguir usando el proxy. La cosa no cambia demasiado. Solo que ahora Google es uno de los suyos.

Un colectivo anónimo de usuarios de internet en China publicaba este lunes una carta –lo que puede costar 10 años de cárcel– dirigida a su Gobierno y a Google. El texto justifica una cierta censura en la red con respecto a violencia, pornografía, juegos de azar, pero pregunta a los políticos: «¿Qué más debió censurar Google?» o «¿Por qué no se puede discutir públicamente el caso?» Quizá porque se habla de política, quizá porque internet es una cuestión de Estado en China.
El propio Ai Weiwei decía a la agencia China-files: «El cambio llegará a China, porque se respira en el ambiente. Internet, así como la globalización, invadirán también este país, pero se debe trabajar para ello también desde Occidente. No se pueden vender los derechos humanos a cambio de lucrativos negocios». Si Google quiere guerra, guerra habrá.

Laia Gordi Vila, periodista residente en China. Analista de China-files.com.