Si José María Calleja viviera

En la sexta semana del confinamiento, en medio de la punta de la pandemia, el día en el que el Ministerio de Sanidad informaba de que el número de fallecimientos en las últimas veinticuatro horas ascendía a 430, a los 64 años de edad, fallecía José María Calleja. No sé si la suya será una de las más de 28.000 muertes que el presidente Sánchez ha tenido el honor de reconocer o si pertenecerá a esas 15.000 que parece ser que para el Gobierno no han existido. De lo que sí estoy seguro es que Calleja no ha tenido la suerte de formar parte de esas 450.000 personas que Pedro Sánchez dice haber salvado gracias a su gran gestión.

Calleja era un periodista de izquierdas que, como se decía en la necrológica que ABC le dedicó, «nunca se amilanó, ni ante Franco, ni ante ETA, ni ante la estulticia halagadora», y trabajó en medios de comunicación tan poco afines a la monarquía, como pueden ser «El País» o Euskal Telebista. Por eso, en estos momentos en los que con la pandemia parece que se ha levantado la veda contra la institución monárquica, en su homenaje, conviene recordar lo que escribió en 2006, cuando se cumplían veinticinco años del golpe de Estado de Tejero. Su artículo se titulaba «El Rey salvó las libertades» y en él decía cosas como estas:

«Garaikoetxea, entonces lehendakari de la CAV, huyó, y los de ERC ni estaban, ni se les esperaba. Hace 25 años, el Rey de España, Juan Carlos I, fue la personalidad política decisiva para salvar a la democracia española. Su papel fue clave». «El Rey podía haber hecho otra cosa (...) podía haber hecho mil cosas distintas a las que realmente hizo».

«Carlos Garaikoetxea, huyó; huyó de sus responsabilidades, huyó de decir nada a ningún vasco, huyó de defender Ia democracia. Por eso resulta patético, además de hiriente, ver ahora cómo EA, el partido de Garaikoetxea, no quiere reconocer el papel capital del Rey en la defensa de la democracia y pretende subrayar otros supuestos protagonismos, inventados. Si esto hacen los nacionalistas vascos con el pasado que conocemos muchos, ¡qué no harán con el pasado más lejano! Los nacionalistas vascos no movieron un dedo a favor de la democracia cuando ésta estaba en peligro. Los nacionalistas vascos no salieron a la calle, no hicieron declaración alguna, solamente huyeron, se escondieron, se pusieron a salvo. Los nacionalistas que apoyaban a ETA, Ia organización que había asesinado a 92 personas en el año 1980, se rajaron cuando vieron a los golpistas, huyeron como ratas. Esto es lo que pasó, venga ahora EA o ERC a contarnos una de las mentiras inherentes al nacionalismo vasco a la hora de contar el pasado».

«Pero bueno, que EA y ERC traten de encubrir su tradicional cobardía en la defensa de la libertad, entra dentro de la lógica del nacionalismo reaccionario, lo que ya escapa a cualquier lógica es que el PSOE se muestre dispuesto a dar por buena esa mentira cuando sabe que la actitud del Rey fue decisiva, sabe que muchos republicanos salieron a la calle después del golpe a proclamar su apoyo al Rey. Los socialistas saben que, al margen de las simpatías o no que tengan por el Rey, éste salvó Ia democracia en un momento en el que la sociedad española estaba paralizada y con escasa capacidad de reacción».

Pues bien, si el Covid-19 no se lo hubiera llevado cuando estaba en lo mejor de su vida profesional, me hubiera gustado leer lo que Calleja habría escrito al ver a los socialistas navarros votando junto a los sucesores de Garaikoetxea y de ETA una declaración institucional en la que se dice: «El Parlamento de Navarra acuerda la retirada del cuadro del ciudadano Juan Carlos de Borbón de la Sala de Gobierno de este Parlamento». Acuerdo que inmediatamente fue ejecutado. No tengo duda de que, como buen periodista que era, se habría percatado de que esta acción tenía un alcance mayor y que con ella lo que pretenden es demoler la monarquía y el consenso del 1977, que cerró las heridas del pasado. Sí, ahora, los nietos de los que entonces se dieron aquel abrazo que inmortalizó otro fallecido durante este confinamiento, el genial Juan Genovés, quieren imponer el revanchismo ideológico y divisor para establecer una República que sea sucesora de aquella del Frente Popular de 1936 que todos sabemos muy bien cómo acabó.

José Ignacio Palacios Zuasti fue senador por Navarra.

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