Siempre hay algo nuevo en África

La mayoría de los europeos parecen haber llegado a estas alturas a la conclusión de que el problema de los refugiados/inmigrantes es el asunto más importante para ellos en este momento. Y ya se habla de la próxima gran ola de refugiados y de qué la provocará. Michael Meyer, quien en el pasado trabajó con la ONU, sostiene que la drástica caída en el precio del petróleo y el gas no sólo va a golpear muy duramente a Rusia, sino que tendrá repercusiones también en África, por ejemplo, en Angola, el segundo mayor productor de petróleo del continente. El Gobierno se ha quedado sin dinero y esto muy probablemente provocará agitación social y política por un lado y por el otro más emigración.

Este es un factor que ha sido ignorado o subestimado en el pasado. Pero no se debe exagerar tampoco. Si el régimen soviético se derrumbó, no fue (como algunos creen ahora) debido a que el precio del petróleo cayó en la década de 1980. Una cuestión mucho más decisiva es una muy alta tasa de natalidad. Otra causa importante ha sido la guerra civil, como se ha visto en Oriente Medio.

La tasa de natalidad está disminuyendo en la mayoría de los países en este momento, pero hay una excepción muy importante, el continente africano. África fue el continente menos poblado por muchos siglos, con la única excepción de Australia, pero esto ha cambiado en los últimos tiempos. Cuenta ahora alrededor de 1.300 millones de habitantes. Según la mayoría de las proyecciones, superará a Asia en un futuro. En el 2100, es decir, durante la vida de al menos algunos de los que están vivos en la actualidad, puede llegar a 6.000 millones, mucho más que cualquier otro continente. La experiencia histórica enseña que dichas proyecciones son frecuentemente exageradas. Pero hay muchas razones para calcular entre los 4.500 y los 6.000 millones que dan las proyecciones más bajas y más altas. ¿Por qué? Porque los factores que causaron en otros lugares la disminución de la tasa de natalidad no existen en la misma medida en África. Los servicios de salud están mejorando en gran medida, lo que significa que muchos más bebés sobrevivan, y no hay un gobierno central como en China presionando para una tasa de natalidad muy baja.

Muchos países africanos han fracasado en muchos aspectos esenciales que contribuyen a una tasa de natalidad más baja, como la educación de las mujeres. Teniendo en cuenta todo esto, aún parece probable que las tasas de fecundidad caerán como pasó en el norte de África y el extremo sur. Pero no caerán lo suficientemente rápido, es decir, durante las próximas décadas.

Muchos millones tratarán de escapar de África, y puesto que no se dirigirán a Asia ni a Oriente Medio, y puesto que hay un océano que divide África y América, apuntarán a Europa con toda probabilidad. Muchos africanos se han asentado en Europa durante los primeros años de este siglo, pero no les serán necesariamente de mucha ayuda a los que quieran venir. Porque saben que cuantos más africanos lleguen a Europa, menos ayudas habrá para los que ya se establecieron, y el mercado laboral y las perspectivas de la absorción y el empleo también se verán afectados.

Ex Africa semper aliquid novi, reza un viejo dicho latino (siempre hay algo nuevo en África). Esto es cierto también para hoy, pero por desgracia lo que es nuevo no es bueno. Hablamos sobre todo de la propagación del terrorismo en Nigeria y algunos países vecinos. Boko Haram se considera a sí mismo como el representante del Estado Islámico en África, pero también tiene aparentemente buenas relaciones con otros grupos terroristas más brutales que la mayoría, organizaciones islámicas y no islámicas e incluso la mafia. Libia parece haberse convertido en el nuevo centro principal del EI después de que han perdido gran parte del territorio de Siria e Iraq. El Estado Islámico dice tener seis mil combatientes que se han congregado en el este del país, el desierto oriental, donde el mariscal Rommel y el Octavo Ejército Británico lucharon una vez.

Sin embargo, es poco probable que permanezcan mucho tiempo en el desierto, allí no hay objetivos. Se necesita dinero para pagar a los terroristas a tiempo completo, pero no hay dinero en el desierto. Algunos volverán a Europa, de donde vinieron. Cabe esperar más ataques como en París y Bruselas. Algunos tratarán de apoderarse de los yacimientos de petróleo de Libia. Algunos se infiltrarán en Egipto y Argelia. Los regímenes de estos países son sus peores enemigos, el Gobierno argelino lleva luchando contra los islamistas en una sangrienta guerra civil desde hace muchos años. Ha habido menos terrorismo en Túnez, pero sólo porque las autoridades obligaron a sus terroristas locales a marcharse a países lejanos. La situación en Egipto es inestable; a los Hermanos Musulmanes en ese país no les gustan en especial los terroristas del EI, pero sus miembros más jóvenes pueden colaborar con ellos en la lucha contra el odiado régimen militar. Todo ello significa que Europa no debe esperar buenas noticias desde el norte de África.

Walter Laqueur, consejero del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.

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