Sijena, en el buen camino

El filósofo alemán Peter Sloterdijk destaca en su libro ‘Los infantes terribles de la edad moderna’ dos características de la modernidad: la ventaja irrecuperable de lo actual sobre lo legítimo, de lo dado casualmente sobre lo fundamental, en definitiva del ‘de facto’ sobre el ‘de iure’, y la penetración de la improvisación en todo aquello que parecía sólido.

El retorno al Real Monasterio de Sijena de las primeras 53 piezas de su tesoro artístico es un éxito notable. Faltan 44 y la restitución de los murales románicos de la sala capitular de Sijena cuando se ejecute provisionalmente la sentencia que ordena su devolución. La alegría inicial por esta devolución parcial no nos ha hecho caer en la autocomplacencia y por ello son muchos los que insisten en el cumplimiento íntegro de las sentencias de nuestros tribunales, recurriendo a todos los mecanismos jurídicos que eviten cualquier pretexto para burlar su acatamiento.

En el fondo de esta defensa del Estado de derecho encontramos un rechazo a ese relativismo frente a toda cuestión polémica que desde hace decenios nos intentan imponer los posmodernistas, y que tiende precisamente a lo que denuncia Sloterdijk: al triunfo de la vía de hecho sobre lo que es legítimo; en este caso, porque así lo ordena un juzgado del Reino de España. La estrategia dilatoria le ha funcionado bien al Gobierno catalán con el Estado Vaticano respecto de los bienes del Aragón oriental, y ahora tratan de trasladarla a este otro escenario. El Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena y la sociedad civil aragonesa están respondiendo correctamente para que lo legítimo no naufrague en las aguas procelosas del nihilismo antijurídico.

Hay también otro aspecto, vinculado a lo anterior, y que no debemos descuidar, por tratarse de la clave de bóveda de lo que debe ser Sijena en el futuro. Me refiero a la transformación del monasterio en un gran centro cultural y espiritual que refleje convenientemente su importancia histórica y su carácter real. Ello me dio pie a intercambiar en abril de 2014 en el foro Aragón Empresa de Zaragoza unas breves palabras con el hoy Rey de España. Don Felipe recordaba bien su presencia en Villanueva de Sijena el 10 de julio de 2002 para inaugurar la Casa Natal de Miguel Servet y visitar el monasterio y le expresé mi deseo de que un día pudiera acompañarnos de nuevo para dar carta de naturaleza actual al carácter regio del monumento inaugurando las nuevas obras de restauración.

Para que este proyecto se consolide, debemos ser precavidos frente al peligro de cualquier ‘improvisación’. Por ello, parece adecuado proponer la constitución de una mesa de trabajo que agrupe al Gobierno de Aragón, al Ayuntamiento de Villanueva, al Instituto de Estudios Sijenenses, a arquitectos y técnicos en patrimonio, y a varios representantes de la sociedad civil aragonesa en algunos de sus sectores productivos más significativos. Este grupo empezaría a trabajar con criterios de eficiencia y transparencia en un plan directorio de restauración integral del monasterio, o en el desarrollo del proyecto que ya existe desde enero de 2009, fijando sus diferentes fases, una cronología y un presupuesto realista para su ejecución. Este núcleo podría ser también el germen de una futura Fundación, que, bajo el patronato honorífico del Rey de España, se ocuparía de la gestión de la parte del monumento abierta a las visitas, así como de la conservación y ampliación de su colección artística. Aragón tiene una sólida experiencia en este tipo de proyectos y en la conservación de su patrimonio cultural; por ello, no parece difícil desbrozar el camino para alejar cualquier posible escollo que dificulte la plena y satisfactoria recuperación del conjunto artístico. La respuesta del Gobierno de Aragón para hacer frente a las obras de rehabilitación, que ha permitido acoger ya las primeras piezas, demuestra que también en esta coordenada estamos en el buen camino y que al fin hay un horizonte optimista para este monasterio de la Orden de Malta tan maltratado por la historia y la ignorancia del ser humano.

Sergio Baches Opi, abogado.

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