Siria: ¿peligro de guerra regional?

El lanzamiento israelí de varios ataques aéreos contra la vecina Siria representa una acusada y peligrosa escalada en su implicación en la guerra civil que vive ese país. La intervención de Israel muestra también cómo se ha transformado el conflicto, que ha pasado de una sublevación política a una lucha armada interna y, recientemente, a una guerra por poderes de alcance regional librada encarnizadamente en Siria.

La lucha siria no sólo se ha extendido a países vecinos de Siria, como Líbano, Iraq, Jordania y Turquía, sino que se ha convertido en un campo de batalla donde el Estado de Israel y la República Islámica de Irán se desafían recíprocamente. Existe un auténtico peligro de que este complejo conflicto en Siria pueda sufrir una escalada en una batalla de alcance regional susceptible de implicar a los principales aliados de Siria –Irán y Hizbulah– y a Israel, así como a otros países de la región y a las potencias occidentales.

La implicación cada vez mayor de Israel en el conflicto modifica asimismo la dinámica de la lucha política en Siria de dos maneras. Pone a la oposición armada a la defensiva, porque le muestra que ellos e Israel combaten, indirectamente, contra el mismo enemigo, el régimen del presidente Bashar el Asad. Y refuerza el discurso dominante del presidente El Asad: el de que la lucha en Siria no es de carácter interno, no consiste en el esfuerzo de coalición de fuerzas internas para sustituir el autoritarismo por la democracia, sino que consiste en una conspiración más amplia encabezada por Israel, sus aliados en la región y las potencias occidentales.

Aunque las autoridades iraníes han manifestado reiteradamente que acudirían en ayuda de Siria en caso de ser atacada por el Estado de Israel, resulta improbable que Irán o su socio Hizbulah adopten represalias de forma directa contra los ataques de Israel. Tanto Irán como Hizbulah querrían evitar un conflicto de alcance regional en el que Israel y sus aliados llevarían las de ganar.

Irán y Hizbulah preferirían intensificar su implicación en los campos de la muerte en Siria. En un emotivo discurso, Hasan Nasralah, el líder principal del movimiento Hizbulah, ha subrayado que los aliados de Bashar el Asad no dejarán caer a Siria. Hizbulah e Irán, en estos momentos, podrían mostrarse más resueltos que nunca a impedir la expulsión de El Asad del poder.

Dicho abiertamente, la reciente escalada de hostilidades no sólo prolongará el mortífero conflicto en Siria, sino que lo ha convertido en una guerra por poderes indefinida. Una guerra con posibles repercusiones de importancia para la seguridad y la paz regionales e internacionales. El objetivo principal de Israel parece consistir en trazar una línea roja en Siria, de modo que no llegue armamento avanzado a Hizbulah, su enemigo de primer orden en Líbano. Los objetivos principales de Israel son Hizbulah e Irán.

Dados los riesgos y peligros de un conflicto de alcance regional, cabría esperar que las grandes potencias –especialmente Estados Unidos y Rusia– asumieran su responsabilidad histórica y alcanzaran un acuerdo que iniciara el proceso de poner fin a la lucha mortífera en Siria, que ha matado a casi 80.000 sirios y ha provocado una debacle humana.

Más de dos años después del estallido del enfrentamiento sirio, no parece haber una solución de índole militar. Ni tampoco ninguno de los dos bandos parece contar con los medios necesarios para asestar un golpe decisivo.

Únicamente una solución política pondrá fin al derramamiento de sangre siria e impedirá lo inconcebible: un conflicto de alcance regional que tendría consecuencias desastrosas.

Fawaz A. Gerges, director del Centro de Oriente Medio en la London School of Economics.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *