Sobre la "mesa de partidos" y el "proceso de paz" con ETA

Documento elaborado por la Fundación para la Libertad en el que se reflexiona sobre el origen, utilidad y naturaleza política de la llamada 'mesa de partidos' en la que, en paralelo al diálogo con ETA, se pretende negociar un cambio en el sistema político del País Vasco.

RESUMEN:

  1. ETA reclama una mesa de partidos, lo viene haciendo desde hace 30 años, porque quiere obtener mediante la negociación los dos objetivos que no consiguió en décadas de asesinatos: la autodeterminación y la unidad territorial de Euskal Herria. La mesa de negociación no es una herramienta de paz sino el complemento perfecto de las acciones terroristas.
  2. La Mesa de Partidos reconoce a la organización terrorista la categoría de interlocutor, supera la ilegalización de su brazo político por el Tribunal Supremo, legitima su trayectoria y sus asesinatos en la misma medida en que deslegitima el sistema democrático y lo desborda y, finalmente, nos acerca al objetivo totalitario de los terroristas.
  3. Las mesas se negociación y diálogo sólo tienen razón de ser en procesos de transición, para cubrir provisionalmente el vacío de instituciones democráticas que aún no existen en la etapa preconstitucional. Constituirlas en un régimen democrático supone la suspensión de las instituciones democráticas.
  4. Todas las experiencias anteriores de mesas para la negociación con los terroristas han fracasado como medio para conseguir la paz, y la causa del fracaso en todas ellas ha sido la falta de voluntad de la organización terrorista. La única rama de ETA que puso fin a la violencia (ETA p-m), no exigió cambios en el marco jurídico-político, no reivindicó su trayectoria delictiva, no pidió la constitución de mesa negociadora alguna.
  5. Negociar fuera del Parlamento cuestiones que son de su competencia constituye una suplantación de las instituciones democráticas. Hacerlo mientras ETA aún existe supone, además, condicionar el fin del terrorismo al triunfo de sus tesis políticas.
  6. Una mesa de negociación es un instrumento inútil para acabar con el terrorismo. Las reivindicaciones de los terroristas aceptadas en la mesa de partidos supondrán menos libertad para una parte de la sociedad vasca. Por otra parte, los nacionalistas, terroristas o no, nunca ponen coto a sus aspiraciones ni fecha de caducidad a sus proyectos. Sus compromisos, en cambio, nunca son definitivos.
  7. El “derecho a decidir” es una muestra del lenguaje creativo que permite aparentar acuerdos inexistentes. Los nacionalistas entienden por tal el derecho a la autodeterminación. Si un partido no nacionalista acepta tal derecho en una negociación con la reserva mental de que los ciudadanos ya ejercemos ese derecho desde la aprobación de la Constitución, demostrará que no conoce a sus interlocutores y estará actuando contra sus propias convicciones. El Estatuto de Autonomía aún vigente está lleno de formulaciones ambiguas que han sido después fuente inagotable de conflictos.
  8. Ningún país de nuestro entorno democrático admitiría debatir el cambio de su status jurídico-político en una instancia extraparlamentaria. Tarea semejante es de exclusiva competencia parlamentaria. El Parlamento es una institución representativa de la voluntad ciudadana, que está legitimada por los votos y ejerce sus labores conforme a la ley.
  9. Los miembros del Parlamento están sujetos a obligaciones: a representar a la ciudadanía conforme al mandato recibido de sus votantes mediante el compromiso electoral y el voto; a respetar el marco legal, que son la Constitución y el Estatuto de Autonomía, y a seguir el procedimiento, las normas que ordenan la discusión en el parlamento. Los citados textos legales son reformables, pero dentro del mismo Parlamento, con sujeción al procedimiento que las citadas leyes prevén para su reforma y de acuerdo con las normas parlamentarias. Esta es la naturaleza de la democracia: nadie puede tomar decisiones propias del Parlamento sin formar parte del mismo, y sin deliberar en público explicando sus razones y replicando las del contrario. Las Mesas de partidos no están sujetas a procedimiento legal, ni a normas que ordenen el debate, ni sus integrantes tienen mandato ciudadano para decidir nada en nombre de todos.
  10. Las decisiones que se adoptan en el Parlamento son precisas, están claramente definidas y se toman de manera transparente. La Mesa de partidos, en cambio, no es un órgano electivo y por tanto no está legitimada por los ciudadanos, no tiene otras funciones que las que sus miembros quieran definir sin legitimación para ello y toma decisiones sin control ni publicidad.
  11. La Mesa de partidos no es un instrumento democrático porque sus miembros pueden actuar al margen de cualquier previsión legal y no están constreñidos por las condiciones propias del Parlamento. Carece de reglas conocidas y los participantes pueden alterar las reglas del juego a su conveniencia.
  12. La Mesa de partidos es una vieja fórmula que:
    • No sólo es inútil para conseguir paz y normalidad política, sino un síntoma evidente de que la sociedad que la tolera no respeta la democracia y acepta que otros decidan por ella.
    • Es ineficaz, porque de ninguna manera puede sustituir al Parlamento en su tarea.
    • Es un atajo aventurero y anticonstitucional, que legitima históricamente al terrorismo al tiempo que viola la Constitución.
    • Es radicalmente contraria al espíritu de la democracia, porque pretende acometer cambios públicos mediante acuerdos privados entre sujetos que no representan a nadie, sino solamente a sí mismos.

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