Pocos textos educativos generan tanto impacto en la opinión pública como el informe PISA. Sus datos son tan numerosos que es posible realizar nuevos análisis para favorecer la reflexión y el debate. Este es el objetivo de la semana monográfica de la Fundación Santillana, que presenta como documento de referencia una investigación en la que se comparan las escuelas españolas con mejores y con peores resultados para detectar los factores que determinan estas diferencias.
¿Cuáles son esos factores? El primero de ellos y el más relevante es el contexto sociocultural medio de los centros. Puede servir de indicador el hecho de que los diez centros con mejores resultados en matemáticas, sean públicos o privados, tienen un contexto sociocultural claramente superior a la media de los centros españoles participantes, mientras que los diez centros con peores resultados se sitúan en un contexto significativamente inferior a la media.
El estudio muestra la importancia de otras variables: las expectativas de los alumnos sobre sus posibilidades educativas, la disciplina en el aula, la motivación y el interés de los alumnos, el clima de convivencia y de estudio y la autonomía de los centros.
Aparecen también dos factores que merece la pena destacar: el reducido interés y aprecio que la sociedad española manifiesta hacia la educación y la falta de confianza de los profesores en las posibilidades de aprendizaje de todos sus alumnos. El insuficiente compromiso político y social con la educación se muestra al analizar el gasto público en la última década: después del enorme esfuerzo realizado hasta 1995 para reducir el desfase con los países más desarrollados, existe un claro estancamiento e incluso retroceso en los últimos diez años, lo que nos mantiene alejados de la media europea.
Tampoco los profesores manifiestan expectativas positivas sobre las posibilidades de aprender de sus alumnos, ni éstos perciben que se les ayuda lo suficiente ante sus dificultades de aprendizaje. Sólo el 35% de los directores españoles opina que los estudiantes se esfuerzan al máximo por aprender (la media de la OCDE es el 65%) mientras que menos de la mitad de los alumnos españoles (48%) considera que sus profesores les prestan ayuda adicional cuando la necesitan (la media de la OCDE se sitúa en el 66%).
Falta ilusión, confianza, apoyo, autoestima y fuerza para enfrentarse a las dificultades. Es difícil mejorar la educación si los profesores no se sienten al mismo tiempo reconocidos por la sociedad, apoyados en su acción docente y valorados en su trabajo. No hay fórmulas mágicas ni atajos posibles para conseguirlo. Tal vez la vía más prometedora sea que el conjunto de la sociedad vaya tomando conciencia de la importancia de la educación y que los poderes públicos, y no sólo los educativos, se comprometan en esta tarea. Como en otros temas esenciales, sería un buen mensaje social que el Presidente del Gobierno se reuniera con los Presidentes de las Comunidades Autónomas con el fin de acordar iniciativas para mejorar la calidad y la equidad de la educación infantil y de la educación obligatoria a lo largo de los próximos años.
Álvaro Marchesi, secretario general de Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación.