Sobre una alianza estratégica Francia-España

Un país en crisis ¿debe aparcar las opciones internacionales? España ha dado una fuerte señal de resistencia de sus ciudadanos, de esfuerzo en la adversidad, de capacidad de reacción de sus exportadores, de toma de decisiones de su Gobierno. España, país resiliente, interesante, vuelve a ser observado. Es otra razón para no errar en las opciones. Malí, mal conocido en Europa, tiene dentro una amenaza terrorista, quizá la primera de África y Asia. Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado, lo advertía en septiembre de 2012: Malí es un santuario que puede facilitar al terrorismo la extensión de sus redes en distintas direcciones. Esto se hace realidad una vez más enla frontera sur de Chad, en la República Centroafricana.

Ni Francia ni España podrán permitirse parálisis alguna. Defensa y Exteriores, pero sobre todo el presidente del Gobierno, deberán impulsar cambios nuevos y profundos. Francia ha tenido 4.000 hombres en Malí, hoy tiene menos de la mitad. Hay una España multilateral presente en Naciones Unidas, la Unión Europea, la OTAN... Pero hay también una España bilateral, dispuesta quizá a acompañar a Francia al Sahel, donde se juega el inmediato mañana. Vía Argelia, Malí apunta a Ceuta, Melilla, Canarias, Baleares… y a la Península.

El Sahel, gran franja de desierto del Sahara, se extiende desde el Atlántico al mar Rojo en 5.400 kilómetros de oeste a este, mil kilómetros de norte a sur, 82 millones de habitantes. Su clima ha animado a AQMI, Al Qaeda en el Magreb Islámico, a retroceder en Afganistán e instalarse en Malí. Chad, Níger y Malí figuran entre los países más pobres del planeta, en torno a mil USS per cápita. Níger vive protegido por sus minas de uranio. Mauritania y Malí no tienen uranio, pero tienen a Al Qaeda, y Al Qaeda quiere recuperar Al-Andalus. AQMI circulaba por Libia, Malí, Chad, República Centroafricana... Los conflictos en los países del norte han favorecido un vacío de seguridad. Todo vacío tiende a llenarse.

La crisis es global. No solo por culpa de los españoles. Pero el déficit, el desempleo, la sanidad, la educación y tantos problemas tienen un fuerte componente nacional. Desde 1898, en 115 años, España atraviesa una de sus etapas más duras. En estos dos años, el presidente del Gobierno ha sabido distinguir entre política cotidiana y política de Estado. Entre corto y largo plazo. No hay síntomas de resignación. Hay crisis, sí, pero no parálisis. El presidente del Gobierno ¿ha reaccionado? Claro que ha reaccionado.

Ante 2014, quizá Francia y España negocien una acción conjunta en el Sahel. Ambas han trabajado, como miembros de la Unión Europea, en los acuerdos mediterráneos. Pero ahora hablamos de integrar fuerzas ante el inmediato peligro. Solo recordamos lo que crecería el papel de España si aportara su alianza a Francia en Malí. No se trata solo de mantener allí a 110 instructores aportados a la misión europea EUTM, en Bamako. Francia tenía 4.000 soldados allí hace cinco meses, hoy tiene menos de 2.000. La votación en la Asamblea Nacional, en París, no tuvo en marzo 2013 un solo voto en contra. En abril se confirmaba en el Consejo de Seguridad el apoyo a la estabilidad del Sahel y la intervención de Francia. Los 16 millones de habitantes se concentran al sur de Tombuctú, lejos del desértico norte. Francia parece comprometida con el pueblo maliense. Hoy, la situación del país ha cambiado. Para bien. La elección del nuevo presidente, Ibrahim Boubamar Keita, es otra buena noticia.

En la década de mayor presencia militar en el exterior, los recortes presupuestarios han llevado a Francia y España a situaciones muy difíciles. La defensa europea se ha debilitado. Recordemos, la crisis económica ha sido destructora. Ha dañado también los presupuestos de de fensa . Yesto nose soluciona confrases (tenemos que hacer más con menos, y otras obviedades).

El nuevo peligro hace pensar en el largo plazo y en los intereses estratégicos de Francia y España. No es irreal que esa alianza bilateral se enfrente a problemas decisivos en el Magreb. A Francia y España les importa más el Magreb que el Sahel: pero la paz del Magreb depende de la paz del Sahel.

España y Francia, unidas por los Pirineos, tienen hoy una nueva relación. Malí es un reto y una oportunidad. Francia, repetimos, es un poder nuclear. Pero España tiene una dimensión territorial como Francia y cuenta con un ejército moderno, probado en Afganistán. Tiene una Armada en el espacio Canarias-Estrecho-Baleares. Ejército y Armada hacen a España una suerte de Turquía del oeste. Turquía ha sabido ser un gran actor en la OTAN. España debe serlo también. Francia es mucho menor que Estados Unidos, pero mantiene a dos de sus seis submarinos nucleares bajo la superficie, dificilísima localización.

Europa defiende también un modelo para el Sahel, con algunos valores europeos. Del mismo modo que Europa admite en su suelo un modelo nacido en Malí, Níger o Chad, la Unión tiene derecho a proponer algunos de sus modelos en el Sahel…

España es una potencia media, necesaria en el Estrecho. Allí mismo, Rota es una base española, aunque esté allí, permanentemente, Estados Unidos. No entramos hoy en el problema de Gibraltar. Nuestro mundo está hecho de conflictos, también de intereses y fidelidades. Por esa razón quizá Francia no debería estar sola en Malí. Es, claro, una opinión personal. Insistimos, la puesta en marcha de una alianza bilateral corresponde en Francia al presidente de la República, y en España, tras las preceptivas consultas, al presidente del Gobierno, responsable de la política de Estado.

La Armada española y el Ejército de Tierra buscan ahora el sur: desde Canarias hacia el golfo de Guinea. Y aquí Malí aparece como escenificación de algo más profundo. Estados Unidos querrá mantenerse en retaguardia. Tenemos apenas el 5 por ciento de la información. Pero alguien que huela la información sabe lo que ese 5 por ciento puede descubrir. Veremos. Entretanto, este es un asunto que conviene seguir.

Darío Valcárcel, periodista y consejero-delegado de Estudios de Política Exterior.

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