Sostenibilidad contra ETA

Existe la sensación de que desde hace algo más de una década venimos haciendo con ETA lo contrario de lo que sería efectivo para desmantelarla. Generalmente los momentos de diálogo con la banda criminal han coincidido con etapas de debilidad, de manera que ETA aprovechaba la distensión en el marco de las negociaciones para rearmarse, sin abandonar nunca su máxima identitaria de extorsionar al Estado con la violencia. Cuando parecía que ETA estaba fuerte, o por lo menos esa impresión se deducía (muchas veces muy erróneamente) de su mayor actividad asesina, se multiplicaban las desarticulaciones de comandos y se cerraba toda línea de comunicación con la banda terrorista. En pocos momentos a alguien se le ha ocurrido una 'tercera vía', es decir, desmantelar a ETA en todas sus estructuras y abrir cauces de diálogo con sus responsables, pero mientras están en prisión.

El 'plan Rubalcaba' parece que está funcionando. No es que el ministro de Interior haya adoptado la tercera vía en estrategia antiterrorista contra ETA, que sepamos. Lo que ocurre es que cuando el presidente Zapatero inició el fallido proceso de diálogo con la banda terrorista basado en la primera de las vías (diálogo más distensión), se dice que en paralelo Rubalcaba había activado un plan de contención de daños, previsto para el escenario de que las conversaciones fracasaran. Ese plan alternativo de Rubalcaba estaba basado en la segunda de las vías (represión sin diálogo) y, de momento, no puede ser más exitoso. ETA está siendo desmantelada por arriba y por abajo. Sin embargo, esto ya lo hemos visto. Ya hemos asistido a varias desarticulaciones de la cúpula de ETA. La satisfacción personal respecto de estas últimas detenciones para el presidente Zapatero es que lleva a la cárcel a los responsables directos del boicot etarra al último proceso de conversaciones con el Gobierno central. Es una excelente noticia, pero, después de la experiencia acumulada con ETA, no puede ser suficiente para nosotros.

Estamos en el momento propicio para que, dentro de una política antiterrorista de desmantelamiento total del conglomerado de ETA, apliquemos la estrategia más inteligente. Y la estrategia antiterrorista más inteligente es aquélla que aprovecha la experiencia acumulada, en un plano histórico, y se beneficia de la definición de todos los elementos del contexto, en el escenario presente. Del pasado ya hemos podido obtener muchas enseñanzas. La más sabida es que la desunión democrática y la ambigüedad del PNV son un freno neto, claro, tajante, humillante, al progreso del esfuerzo ciudadano en contra del terrorismo. Otra, más clara para unos que para otros, es que la mejor opción operativa contra ETA es actuar en paralelo contra todos los frentes de su conglomerado terrorista, incluidos algunos sobre los que todavía no se ha incidido lo suficiente, como el sindical o el sociocultural después de reducir a su mínima expresión el frente político. La última enseñanza es que si se quiere dialogar con ETA no debe haber distensión por parte del Estado, sino todo lo contrario, máxima operatividad legal, judicial, policial y política.

Ahora podemos ser inteligentes contra ETA porque hay elementos, tanto de nuestra experiencia como del contexto presente, que favorecen que adoptemos una estrategia potente y sostenible. De entre esos elementos, incluso algunos de carácter simbólico nos están iluminando hacia el camino correcto. Estoy refiriéndome con estos últimos a las víctimas del terrorismo. Si se pudieran establecer indicadores de progreso en la acción del Estado contra el terrorismo etarra, la situación de las víctimas podría ser uno de ellos, el modo en que las reparamos, el modo en que la ciudadanía a través de sus instituciones las reconoce como expresiones de ese Estado que ETA intenta anular, aniquilar en Euskadi. Hemos avanzado en el reconocimiento a las víctimas del terrorismo, pero todavía nos queda camino.

Dos preciosas piezas simbólicas de una pequeña pero gran escalada hacia la cumbre correcta se nos han revelado observando, por primera vez, a dos guardias civiles, víctimas del terrorismo, con presencia en el Parlamento vasco y en el homenaje de Euskadi a las víctimas del terrorismo. De ser apestados en los ochenta y noventa, los guardias civiles pasaron a ser humanos con el nuevo siglo y ahora, en esta primera década, están siendo reconocidos como ciudadanos. Cuanto más reconocidas estén las víctimas, más estará retrocediendo ETA. Y ese reconocimiento es, en primer lugar, una cuestión de percepción del ciudadano, que es quien construye la realidad, quien en un momento considera que no es tan grave que un guardia civil, militar o policía mueran porque es su trabajo, para pasar a entender que el asesinato por ETA de un miembro de las fuerzas de seguridad es equivalente al asesinato de cualquier hijo de esa familia colectiva que llamamos Euskadi. Cuanto más repudie la ciudadanía a ETA y a quienes son ambiguos o mezquinos frente al terrorismo, más estará retrocediendo la banda terrorista. Cuanto más influya la buena o mala gestión antiterrorista que hacen los partidos políticos de Euskadi en el sentido del voto en las elecciones, más estará retrocediendo ETA.

Es momento de elegir, porque sabemos muy bien que ETA recompondrá su cúpula, y que lo hará con terroristas más virulentos, más sanguinarios. La elección no es muy difícil, pero requiere compromiso, coraje e inteligencia. En lo político, PP y PNV deben agruparse alrededor del Gobierno, como siempre debería haber sido en política antiterrorista. Y ese agrupamiento debe ser incondicional sobre el acuerdo de una estrategia compartida. Respecto de esa estrategia, pueden darle todas las vueltas que quieran, pero hay una que funciona mejor que todas las demás: coordinación de todos los aparatos del Estado para desactivar, una a una pero en paralelo, cada expresión de la banda terrorista ETA. Todavía quedan expresiones por descomponer en ETA. Hay que anularla políticamente en Francia; desalojar los últimos rescoldos de la política batasunera en Euskadi; observar qué está pasando en el frente social de ETA y desarrollar legislación y procesos judiciales; continuar persiguiendo la economía terrorista y mantener a nivel intensivo la desarticulación de comandos. Al tiempo, aprovechar el régimen de visitas en prisión para ver qué tienen que decir Otegi o el propio 'Thierry', o 'Josu Ternera' cuando sea finalmente detenido. Que sepan que ya sólo les queda negociar las condiciones de la rendición desde detrás de las rejas.

Andrés Montero Gómez, director del Instituto de Psicología de la Violencia.