‘Stablecoin’: estable como un elefante sobre la tela de una araña

Las stablecoins o “monedas estables” no son monedas y tampoco son estables. Son activos (tokens) emitidos en blockchain por una entidad central (como Tether o Terra) cuyo valor está presuntamente sujeto a un valor externo, como el dólar, el euro o el oro. Una virtud exótica en un mundo atravesado por la volatilidad como es el de las criptomonedas. Las stablecoins se han promocionado como una apuesta segura con garantía doble: por un lado, frente a la fluctuación de las criptodivisas y, por el otro, frente a la inflación de las fiduciarias. Por ese motivo, se han popularizado en los puntos de intercambio, convirtiéndose en el puente entre la criptodivisa y el dinero fiat. Su valor de mercado es 30 veces mayor que el de hace dos años, de 5.600 millones de dólares en 2019 pasó a valer 157.000 millones a finales de 2021. Son la columna de la materialidad del mercado de las criptodivisas. El problema es que su valor está completamente inflado y tienen muy poca liquidez.

Teóricamente, las entidades que emiten stablecoin garantizan su valor almacenando una cantidad equivalente de moneda fiduciaria en un banco. Como en un casino, donde el valor de cada ficha en circulación corresponde a una cantidad equivalente de dinero real en la caja. Solo que el casino está obligado a mostrar la caja en cualquier momento para demostrar que tiene el dinero y, cuando el cliente se quiere ir a casa, está obligado a intercambiar sus fichas por su cantidad equivalente en dinero real. Esto es importante, porque esas fichas no valen nada fuera del casino. Las entidades que emiten stablecoin no están exactamente obligadas a ninguna de esas cosas.

Tether sería el Lehman Brothers de las criptomonedas. Aunque no haya oído hablar de ella, tether (USDT) es más grande que bitcoin. Teóricamente, está respaldada 1:1 por el dólar. Su eslogan es “un dólar tether (USDT) siempre equivale a un dólar (USD)”. Ahora dicen que sus reservas incluyen “divisa tradicional y cash equivalentes y, de vez en cuando, podría incluir otros valores y créditos de préstamos hechos por Tether a terceras partes”. La verdad es que no hay forma de comprobarlo porque el banco que guarda el dinero real está en Bahamas. En el caso Lehman Brothers, los auditores eran incompetentes o/y corruptos. En este caso, no hay auditor.

Peor todavía. La investigación de los Papeles de Panamá reveló que los dueños de Tether eran también los dueños de Bitfinex, el punto de intercambio que usaban para mover el dinero para despistar a los reguladores. Una notable investigación de Bloomberg reveló que no tenían dólares para respaldar su divisa, y han pagado multas por usar otras criptomonedas como respaldo para afianzar su valor. A pesar de las numerosas investigaciones que tiene abiertas en Estados Unidos, se cree que la Administración Biden prefiere esperar a que se hunda sola en lugar de cerrarla. No quieren ser el blanco de la ira de millones de pequeños inversores desilusionados, que podrían responsabilizar al Gobierno del desmoronamiento, en lugar de asumir las consecuencias de su mala inversión.

En el caso de terraUSD es una “stablecoin algorítmica”, lo que significa que su paridad con respecto al dólar está garantizada algorítmicamente por una serie de smart contracts, órdenes almacenadas en la cadena de blockchain. Hace un mes era una de las criptomonedas más valiosas del mundo. Pero en las últimas 48 horas, los contratos dejaron de conseguir su objetivo, perdiendo gran cantidad de inversores en el proceso y, con ellos, el 96% de su valor. Es posible que su desmoronamiento esté vinculado a la caída de bitcoin, que lleva en retroceso desde noviembre y ahora tiene el valor que tenía en diciembre de 2020. También es posible que esté vinculado con la reserva de otras monedas estables como tether.

El mercado está en caída libre desde noviembre. Si fuese un mercado verdaderamente descentralizado, el efecto sería muy diferente (teorizado por Paul Baran en Centralized, Decentralized and Distributed networks, en 1964). En un mercado tan centralizado y enmarañado, cada golpe se hace notar en todos los rincones del sistema. Todos aquellos que entraron en el mercado con el fenómeno Gamestop, cuando la fiebre cripto invadió la cultura popular en junio de 2021, están perdiendo dinero. Pero, si estamos ante un momento Lehman Brothers, es probable que el desmoronamiento trascienda a la criptocomunidad.

En su informe de “riesgos sobre la estabilidad financiera de los activos criptográficos”, publicado en febrero de este año, el Consejo de Estabilidad Financiera, que reúne entre otros al Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, advertían que las stablecoins son capaces de crear puntos de vulnerabilidad estructurales debido a su “creciente interconexión con el sistema financiero tradicional”. En otras palabras, si entre los incautos hay bancos y otras entidades financieras, este desmoronamiento también lo pagaremos todos, aunque no tengamos ni un miserable NFT.

Marta Peirano es periodista y autora de El enemigo conoce el sistema: Manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención (Debate).

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