Títulos

José Antonio Primo de Rivera fue fusilado por socialistas y comunistas, después de un juicio popular sin garantías, en los muros de la prisión de Alicante. Su hermano Fernando, doctor en Medicina, fue asesinado en Madrid por los mismos después de una dramática estancia en los hoteles preferidos de las izquierdas. Las checas, aquellos habitáculos de terror y tortura que de cuando en cuando visitaban los poetas Alberti y Bergamín para cumplir con la comedia de interesarse por quienes ya habían sido asesinados. En 1948, Franco concedió el título de Duque de Primo de Rivera al sobrino de José Antonio e hijo de Fernando, Miguel Primo de Rivera y Urquijo, y lo hizo en esta ocasión con el asentimiento de Don Juan De Borbón, que se hallaba exiliado. En 1975, Miguel Primo de Rivera y Urquijo, por encargo del Rey Don Juan Carlos I, defendió en las Cortes Españolas, ante todos los procuradores, la Ley de Reforma Política con clara brillantez. Su intervención resultó fundamental para que el Parlamento del Régimen franquista entendiera que los tiempos habían cambiado y había que aprobar la reforma del sistema. Al Duque de Primo de Rivera le llovieron denuestos e insultos de los grupos más afines, entre ellos Falange Española, a la nostalgia del pasado. Sánchez, beneficiado decenios más tarde de aquella valiente y decisiva intervención quiere eliminar el título.

Tuvo su película, y con gran éxito. Me refiero a la gesta del Alcázar de Toledo, donde unos cadetes y alféreces y un contingente de guardias civiles allí residentes con sus familias, resistieron el ataque de las fuerzas republicanas infinitamente superiores en medios. Después de meses de asedio, Toledo fue liberado. El Alcázar se había convertido en un montón de escombros triunfadores. Los republicanos, con la colaboración de expertos mineros traídos de Asturias, volaron el subsuelo de lo que era la Academia de Infantería. La heroica respuesta al asedio se llevó a cabo bajo el mando del Coronel Moscardó, que eligió el sacrificio de su hijo a la indignidad de la rendición. La gesta del Alcázar es admirada por todos los ejércitos del mundo. Sánchez ha decidido arrebatar a la familia Moscardó el título de Conde del Alcázar de Toledo con más de ochenta años de retraso.

En 1975, el Rey concede a Carmen Franco Polo el título de Duquesa de Franco. Es el objetivo principal. A falta de huesos, va por el título nobiliario. Se puede ser partidario o enemigo acérrimo de Franco. Pero fue el general que comandó la victoria del Ejército Nacional en la Guerra Civil. Y posteriormente, gobernó 40 años, durante los cuales se construyeron centenares de miles de viviendas sociales, se construyeron obras públicas que aún resultan indispensables, convirtió una ruina en la octava potencia industrial del mundo y creó la Seguridad Social. Estableció una dictadura de derechas y pudo ser más generoso con los vencidos, pero su obra está ahí y no hay quien la mueva. Fue el impulsor de la clase media española, el entretejido social que sostiene el equilibrio de los países libres de occidente. Puede derribar sus monumentos, trasegar con sus huesos y eliminar el título nobiliario, pero 40 años de Historia de España no se borran. Tenía que haber cedido el poder al Rey en el exilio y perdonado más de lo que perdonó. Los socialistas y comunistas protagonizaron durante la guerra terribles acciones en la retaguardia. Una guerra civil es peor que cualquier otra guerra. También amnistió y salvó de morir a decenas de miles de religiosos. Uno de sus amnistiados, para no ir muy lejos, fue el abuelo de Iglesias Turrión, que pasó de condenado a muerte por sus sangrientas fechorías a enchufado por José Antonio Girón de Velasco.

Uno creía que la concesión de títulos nobiliarios o la revocación de los mismos concierne exclusivamente a la iniciativa del Rey. Estoy equivocado, según veo y leo. Y como parece que el futuro Gobierno, además de gobernar con terroristas y separatistas, se va a dedicar a estas cosas le propongo a Sánchez algunas mercedes nobiliarias. Duquesa de Casa-Falcon, a su esposa, Begoña Gómez. Marqués de Nucas Horadadas, a Arnaldo Otegui. Marqués de La Navata y vizconde de Galapagar, a Pablo Iglesias. Condesa-Duquesa de los Olivares de Cabra, a Carmen Calvo. Conde del Santo Cautiverio, a Oriol Junqueras. Conde de Gallina Blanca, a Carulla o Corulla, que lo mismo da. Duquesa de la Entrega, a la señora Chivite. Condesa de la Leal Palabra, a Rosa María Mateo. Conde de Waterloo a Puigdemont, y finalmente, vizconde del Sufrimiento Penal, a «Txapote».

Unos se van y otros llegan.

Alfonso Ussía Muñoz-Seca es un periodista, columnista y escritor español

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