Tocando el violín mientras la ciudad arde

La inminente desaparición de Zapatero de la escena política ha sido recibida en España con un profundo suspiro de alivio, no menor entre los miembros de su propio partido. La opinión casi unánime en la prensa española ha compartido tres rasgos principales: regocijo porque Zapatero abandonará el cargo y no buscará la reelección como diputado; satisfacción de que el PSOE está, a pesar de su reciente debacle el 22-M, aún en forma suficiente para desempeñar un papel en la política nacional; y la extrema preocupación por la dura medicina que el próximo Gobierno tendrá que administrar al electorado a fin de rescatar a España de la ruina.

En los dos últimos años de crisis, los españoles han tenido sus propias opiniones sobre el líder del PSOE y su política. ¿Pero qué han pensado los extranjeros sobre Zapatero? Inevitablemente, sus observaciones se han concentrado en la crisis económica de España. El blog de un asesor de la agencia financiera Robinson Hambro no dudaba en comparar al líder socialista con el emperador Nerón, de quien se dice que tocaba el violín felizmente mientras Roma ardía ante sus ojos. El mismo autor comenta: «Se ha impuesto la austeridad fiscal, y la reforma laboral y de las pensiones, pero la falta de impulso político detrás de las necesarias medidas significa que las dos últimas se han hundido sin dejar mucho rastro. España es el siguiente en la línea de fuego si los mercados pierden confianza». La línea de pensamiento de este asesor la comparten la mayoría de los comentarios extranjeros. No hay ni un solo comentarista que diga algo positivo sobre Zapatero, un fenómeno interesante que subraya su completa marginación en el escenario internacional.

Los telespectadores que sólo han visto al presidente en TVE pueden no ser plenamente conscientes de ese aislamiento. Han visto cientos de imágenes de él estrechando manos y charlando con personas poderosas de Europa y del mundo. Las imágenes estaban, naturalmente, manipuladas, y sería sin duda más revelador ver la posición que ocupaba en las pantallas catódicas de otros países. He aquí ejemplos que he podido ver: un reportaje francés sobre una conferencia en Bruselas le mostraba sentado aparte, solo, mientras otros líderes europeos charlaban entre sí en inglés o francés, idiomas que Zapatero no domina. Un informe ruso de una conferencia en San Petersburgo le mostraba al margen de los participantes, que hablaban entre ellos en ruso e inglés. Un reportaje de un desayuno religioso en Washington le mostraba sonriendo a todo el mundo pero sin hablar con nadie. En el pasado, al menos podía conversar con el presidente Bush, que hablaba español... Zapatero era el hombre solitario de Europa, presente en todas partes pero sin realmente participar.

En España, la mayoría de los comentaristas cree que la decisión de celebrar elecciones en noviembre es buena para el PSOE y tal vez incluso para el país. Los analistas de Barclays Capital están de acuerdo en que los mercados podrían considerar positivo el adelanto de los comicios, ya que un nuevo Gobierno abriría la posibilidad de una segunda ronda de reformas. Sin embargo, no todo el mundo de fuera de España opina lo mismo. «El mercado de deuda español necesita esta elección como un tiro en la cabeza», dijo Nicholas Spiro de la consultoría Spiro Sovereign Strategy. «En el actual entorno cualquier cosa que dirige el foco sobre España o Italia proporciona una inyección adicional de riesgo político». Sus palabras parecen justificadas a la luz de las últimas noticias financieras. La celebración de comicios en noviembre podría verse por los mercados como un truco desesperado del PSOE para conservar cierto poder. Esta impresión podría verse reforzada con el anuncio de Zapatero de que no preparará ningún presupuesto para 2012. Algunas medidas se anunciarán en agosto, pero no se propondrán reformas a largo plazo. En otras palabras, se niega a tomar decisiones urgentes y echa el muerto al siguiente inquilino de La Moncloa, abocado a tan colosal desbarajuste que necesitaría contar con los socialistas para los grandes pactos.

A principios de julio The Economist publicó un artículo criticando al Gobierno español por su incapacidad para llevar a cabo más de un puñado de reformas fundamentales. Ese fracaso ha sido principalmente responsabilidad de Zapatero, que ha proclamado una y otra vez que España estaba saliendo de esa crisis que él negó en un primer momento. Su breve carrera política ha consistido en exageraciones optimistas e irresponsables a las que, afortunadamente, los periodistas extranjeros nunca han prestado atención. La prensa europea está más interesada en la realidad económica y la cuestión principal por la que los expertos europeos siguen criticando a Zapatero es por su incapacidad para generar respuesta alguna a dos de los mayores quebraderos de cabeza de España: la continua bajada en el mercado de la vivienda y el continuo aumento del desempleo (los últimos datos positivos son totalmente estacionales, debido a la temporada turística). En ningún momento los ministros han demostrado éxito alguno en su gestión de estos temas. Los comentaristas extranjeros han contrastado los fallos de España con los éxitos de Alemania. Es lógico que las críticas se hayan centrado en la negativa del Gobierno a tomar las decisiones correctas.

El fracaso de Zapatero es más estridente entre la opinión estadounidense, principalmente porque se le ve a menudo manteniendo lo contrario de la verdad. A finales de 2010, el presidente español afirmó públicamente ante las cámaras de CNBC que todas las cifras existentes de una depresión de la vivienda eran falsas, y que sólo él tenía los números reales. La pregunta que le hizo la periodista Maria Bartiromo, así como su respuesta, fueron las siguientes:

P.- ¿Espera que los precios del sector inmobiliario sigan bajando?

R.- Creo que el precio de la vivienda ha tocado fondo. No bajará más. [...] En general los precios han sido estables recientemente, e incluso han aumentado.

Al ver esta increíble declaración, un periodista financiero estadounidense comentó: «Si Zapatero se cree eso, se creerá cualquier cosa». Y esa, de hecho, es la impresión que Zapatero ha dado al mundo exterior: que puede creer cualquier cosa, porque vive, como Nerón, en un mundo imaginario de su propia creación. Podemos seguir con más citas de esa entrevista:

P.- Ha podido detener la hemorragia del malestar en la economía en España. ¿Puede caracterizar el estado de la economía de hoy?

R.- Hemos logrado controlar la situación. Hemos conseguido cambiar los puntos de vista del mercado. La gente tiene un punto de vista muy exagerado de cómo es la situación en España.

La entrevista es surrealista, sobre todo si tenemos en cuenta que esta semana el mercado ha seguido expresando serias dudas sobre la deuda española. Los comentarios de Zapatero eran como tocar el violín mientras la ciudad ardía, y deberían leerse en su totalidad para comprender por qué la prensa extranjera piensa así de él. No todos los países, es cierto, pueden tener la suerte de poseer buenos líderes. Pero España ha sufrido más que la mayoría. Podemos cerrar estos comentarios con una cita de una opinión expresada la semana pasada en el periódico español que más le ha apoyado a él y a toda su política. El periodista escribía: «Sabemos que dijo que no nos decepcionaría. Sabemos que nos decepcionó (quizá que se decepcionó a sí mismo)».

Por Henry Kamen, historiador británico. Su último libro es Poder y gloria. Los héroes de la España imperial, Espasa, 2010.

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