Tortura y pruebas

Por Jessica Almqvist, investigadora, Programa de Derechos Humanos, FRIDE (FRIDE, ENE/06):

Un elemento esencial de una política antiterrorista eficaz es el enjuiciamiento penal de los autores de actos terroristas. No importa el hincapié que se haga en la importancia de esta medida, ésta sólo podrá ser eficaz si se puede recabar pruebas suficientes y presentarlas ante los tribunales a quienes corresponda enjuiciar y castigar a los responsables de estos actos. La cuestión de cómo mejorar la capacidad para presentar pruebas a efectos de enjuiciamiento adquiere una nueva importancia a la vista de los pocos juicios que se han celebrado en relación con el 11-S en Estados Unidos y otros países. De hecho, ninguno de ellos ha tenido resultados significativos. Es en este contexto en el que hay quien podría plantearse si el uso de la tortura debería ser aceptable en el interrogatorio de presuntos terroristas capturados y detenidos, pese a la prohibición universal de la tortura (y de los tratos crueles e inhumanos). ¿Debería permitirse la tortura? ¿Es eficaz? ¿Es necesaria? ¿Dará resultados más satisfactorios en los juicios de terroristas? Lo preocupante es que estas preguntas son objeto de un auténtico debate entre los teóricos estadounidenses, algunos de los cuales, de hecho, apoyan la afirmación de que la tortura puede y debe ser permitida en la “guerra contra el terrorismo”. El debate está alimentado por la persistente convicción de destacadas personalidades de la administración estadounidense de que combatir el terrorismo exige la legalización de la tortura.

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