Transformar la Universidad, transformar la sociedad

Desde hace tres años, la Unesco celebra el Día Internacional de la Educación en reconocimiento del papel que ésta desempeña en la paz y el desarrollo. El tema de esta tercera edición es Recuperar y revitalizar la educación para la generación Covid-19.

El 24 de enero se instauró como fecha conmemorativa, con el objetivo de reforzar la educación e incrementar la colaboración y la solidaridad internacional para que la recuperación de la enseñanza y el aprendizaje se mantengan a lo largo de toda la vida de las personas. Es importante tener en cuenta, según datos de la Unesco, que hoy todavía hay 262 millones de niños y jóvenes que no están escolarizados. Es por este motivo que, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas para el año 2030, se encuentra uno específico para educación. El punto 4, con el que se quiere "garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos".

Sin duda, tomando una visión mundial, la educación en España es de las mejores del planeta, pero si cerramos el foco nos damos cuenta que seguimos siendo el país de la Unión Europea con la mayor tasa de abandono prematuro de la educación y la formación profesional, a pesar de que el porcentaje de población de 18 a 24 años que no ha completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no sigue ningún tipo de formación se reduce en cerca de 14 puntos porcentuales en la última década, según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, a partir de la Encuesta de Educación Activa.

En el día de la educación, en el que nos planteamos los efectos de la pandemia en una generación que está viendo afectado su acceso a la educación, el Observatorio de la Realidad Social de Cáritas, en más del 60% de hogares atendidos por la organización el año pasado, al menos un menor de edad tuvo dificultades para terminar el curso y importantes dificultades para seguir el ritmo escolar marcado por su centro escolar. Otro 27% tuvo graves dificultades para seguir el curso por falta de medios. El resultado: un 19% ha repetido curso y un 2% ha abandonado los estudios.

Si algo traen las crisis, del tipo que sean y en el marco que sean, es que ponen a prueba nuestra capacidad de resiliencia y de cambio. Nuestra capacidad, tanto individual como colectiva, para transformar y ser mejores. Nuestra tradición popular, que es muy sabia en dichos, tiene uno que dice "que se aprende a base de tortas". ¡Pues aprendamos!, y... corrijamos.

Es cierto que el acceso a la tecnología contribuye a la difusión de la desinformación y, si se quiere, a la radicalización del mundo por la información que nos seleccionan los algoritmos, pero también es la vía para acercar a los individuos a la cultura y, sobretodo, a aquellos para los que es más difícil acceder a ella. Es necesaria una alfabetización tecnológica en los hogares y la reducción de la brecha existente en ese aspecto. Sabiendo seleccionar la información y teniendo acceso a la educación, los jóvenes deben adquirir un espíritu crítico que les permita adquirir habilidades para la investigación y que les ayude a construir un mundo mejor. En el caso de nuestro país, retener ese talento y potenciarlo, una vez adquirido, es una responsabilidad que tenemos como sociedad y, sobretodo, quienes estamos al frente de las instituciones.

En este sentido, 50 entidades españolas representativas de la ciencia, la universidad, la empresa y los trabajadores hemos suscrito el Pacto por la Ciencia y la Innovación, que contempla una serie de compromisos concretos en cuanto a recursos, organización del sistema y recursos humanos, principalmente para incrementar de forma sostenible la inversión pública en I+D+I de forma que alcance el 1,25% del PIB en 2030, que permita a los investigadores consolidar una carrera pública estable similar a las de los países situados a la cabeza en esta materia y que cuenten con los medios materiales y administrativos desde el comienzo de sus trabajos, también queremos que se doblen los recursos públicos para incorporar y formar personal de I+D+I en las empresas.

En el ámbito de la escolarización infantil, en el decálogo para una educación inclusiva y de calidad elaborado por Cáritas, se plantea la necesidad de becas, la conciliación familiar, la participación de los adolescentes en sus propios procesos educativos y metodología en educación formal e informal, entre otros aspectos dirigidos a garantizar una educación de calidad que incluya a los más vulnerables. Ese decálogo debe extenderse al ámbito universitario, por ello algunas universidades hemos comenzado a cambiar modelos de estudio, a plantear aulas polivalentes, a incrementar el presupuesto en ayudas, a promover la innovación educativa, a facilitar el acceso a la tecnología de todos los estudiantes y a liderar la digitalización en educación, a la espera de poder volver a tener una vida universitaria presencial mejor, transformada y transformadora, propia de los nuevos tiempos.

Javier Ramos es rector de la URJC.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *