Transhumanismo y posthumanismo

El transhumanismo es un movimiento que se ha venido desarrollando, especialmente, en los últimos 20/30 años, para poder comprender y evaluar las posibilidades que nos ofrecen, a los hombres, los avances tecnológicos, en relación a poder mejorar la condición y el organismo humano. Por tanto, participan en su desarrollo todas las tecnologías actuales, tecnologías de la información, la ingeniería genética y la inteligencia artificial. Podemos decir que es un movimiento intelectual, cultural y científico, que afirma que la humanidad tiene nada menos que el deber moral de mejorar sus capacidades, tanto del conocimiento como físicas y aplicar por tanto al hombre las nuevas tecnologías, eliminando en el empeño lo que consideren que no es necesario, como la enfermedad, el envejecimiento, el sufrimiento e incluso nuestra condición mortal.

Para el transhumanismo, la humanidad como la conocemos hasta ahora no representa el final de nuestro desarrollo, sino que más bien consideran que incluso nos encontramos en una especie de fase preliminar. De esta forma, se cuestionan afirmaciones tradicionales, como que los humanos nos debemos a la voluntad de Dios o incluso a lo que se considera natural.

En resumen, los partidarios del transhumanismo ven a los seres humanos como una etapa de transición entre nuestra situación original y el futuro que nos está esperando como posthumanos, que creo entender que se puede definir como una nueva dimensión que no trata de comprender lo que es el ser humano en esencia, sino que lo importante es lo que queramos que llegue a ser y en qué nos podremos llegar a convertir como especie.

Desde la perspectiva del cristianismo, lo que verdaderamente impulsa el progreso del hombre es el humanismo integral, abierto sin duda a Dios, ya que sin Él, el hombre no sabe a dónde ir, cómo entender y quién es, que creo es la pregunta fundamental. Como dice la Populorum Progressio: «El hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso, ya que sin Dios y estando solos no podremos nunca fundar un verdadero humanismo». Como hijos de Dios, formamos parte de la familia de Dios y, de esta forma, podremos desarrollar un humanismo verdadero, que nos ayude a comprendernos a nosotros mismos y que dé sentido a nuestra existencia. Es decir, que creo que la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo en esta época sigue siendo el humanismo cristiano, que lo puedo definir como una corriente que tiene como centro a la persona en el seno de la comunidad, donde se humaniza plenamente y se realiza siguiendo el evangelio de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, que tiene su infinito amor como valor fundamental. Por eso, Jesús, Hijo de Dios, se hizo hombre para poder volver a librar al hombre del pecado, siendo por tanto Jesús el hombre perfecto, que centra el verdadero humanismo cristiano.

Dentro del ateísmo total que domina el desarrollo científico y cultural en este siglo XXI, merece la pena explicar una corriente científica que a medida que su progreso se ve frenado, en el desarrollo de cualquiera de sus investigaciones, por no poder seguir con una explicación racional al respecto, llaman a esa indefinición «agujeros vacíos», que corresponden a lo que no pueden resolver científicamente; según ellos. Cada vez quedan menos agujeros vacíos y aseguran que eso es lo que va quedando de ese Dios de los cristianos, es decir, que llaman dios a lo que momentáneamente, según ellos, no pueden definir científicamente. Piensan que es sólo cuestión de tiempo que desaparezcan todos los agujeros vacíos y por tanto la idea del Dios único y creador de todo.

Los transhumanistas creen que utilizando cada vez más la ciencia y la tecnología, así como todos los medios racionales que crean conocer, podremos llegar a convertir a la humanidad actual en posthumanos, que serán una especie de superhombres con grandes capacidades que nada tendrán que ver con las que tiene actualmente la humanidad. Esto lleva a pensar, sin duda, que, según su teoría, está cerca el fin de la humanidad, como naturaleza biológica únicamente. Por tanto, podemos decir que el transhumanismo es el paso imprescindible del hombre actual al posthumanismo.

Pues bien, como cristiano y católico, me voy a ceñir al Génesis y la creación del hombre. Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza», que quiere decir que el hombre salió del Amor infinito de Dios, como un ser a imagen de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, dotado como sabemos de todo tipo de dones naturales, preternaturales y sobrenaturales, teniendo gran importancia el don de la inmortalidad, que nos permitiría pasar del Paraíso Terrenal a la Vida Eterna, sin pasar por la muerte, ya que Dios nos creó para no morir. Todo esto lo perdió el hombre por su libertad de elección, lo que nos llevó a tener el pecado y perder la posibilidad de ir al Cielo. Por eso, fue necesario que Dios, en su Amor infinito, enviara a su Hijo como perfecto hombre que, asumiendo todos los pecados de los hombres, de todos los tiempos, nos indicó el camino para volver al Cielo y gozar para siempre la Vida Eterna. De esta forma y sin profundizar más, ya que no creo que sea este escrito el sitio para ello, puedo asegurar que el hombre de hoy en día, imbuido de su sabiduría y considerándose su propio dios, cree que en base al transhumanismo como herramienta «creará» superhombres, es decir, posthumanos, creyendo que incluso podrán vencer la muerte. Sin embargo, no es a base de tecnología y ciencia, como se superará la muerte, sino como lo quiso Dios al elegir a la Virgen María Inmaculada como madre del Hijo de Dios. María venció a la muerte, siendo el modelo perfecto de nuestra humanidad vuelta a Dios, según el plan original y anterior al pecado del hombre. María es Templo de Dios y en ella mora el Espíritu Santo, del que brotó la vida, siendo María, hija, madre y esposa de Dios.

Por tanto, creo que el hombre, como persona, será siempre un ser libre que, como tal, tiene la capacidad de configurarse a sí mismo, sin estar sujeto a ningún cambio biotecnológico, que claman los transhumanos.

Termino diciendo que en el concepto trinitario de la persona humana es donde encontramos la seguridad de la humanidad y la comprensión más profunda de la realidad, que sobrepasa con mucho la pretensión de los transhumanos de construir una especie de hombre distinto y basado en un insostenible posthumanismo.

José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas.

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