En Aragón en general, y en Teruel en particular, vivimos en una especie de eterno retorno. Es como la película Atrapado en el Tiempo, donde una y otra vez volvemos a vivir lo mismo: el mundo rural se nos muere, los pueblos se van abandonando, el ferrocarril convencional funciona como en el siglo XIX, etc. En los últimos años, a esto se añade, que nuestro mundo rural no se ve beneficiado por la extensión de las tecnologías de la comunicación e información: las redes de telecomunicaciones son deficientes, se da la paradoja de que la ley impone una administración electrónica, cuando la conectividad es deficiente y la velocidad en el flujo de transmisión de datos es impropia.
Centrémonos en el ferrocarril. La histórica reivindicación de un ferrocarril de calidad que dé servicio a Teruel es de sobras conocida. El Cantábrico-Mediterráneo se ha anunciado a bombo y platillo en innumerables ocasiones. Cualquier cosa que se haya prometido desde el Gobierno central se ha venido incumpliendo una y otra vez. No se invierte ni en lo más básico para el mantenimiento de la vía. Las reducciones de velocidad, producto de la no inversión, han hecho que el recorrido Valencia-Zaragoza en estos momentos sea más largo que hace una década. Nos quitaron la comunicación con Calatayud en los años 80 y en la última década nos suprimieron la comunicación directa con Huesca. Es decir, carecemos de cualquier mínima vertebración territorial en este extenso y despoblado Aragón.
Aragón ha ido sufriendo una política de desmantelamiento del ferrocarril convencional. Los sucesivos gobiernos de España no invierten en mantenimiento de vías, ni en mejoras de ningún tipo. La política ferroviaria de únicamente desarrollar trenes de alta velocidad ha supuesto el más absoluto arrinconamiento del ferrocarril convencional. Un ferrocarril imprescindible para articular el territorio y unir pequeñas localidades entre sí y con las grandes urbes. Teruel sufre un enorme problema de despoblación, no es el único territorio que lo sufre en Aragón, pero sí es quizá el más sangrante. Sin un ferrocarril ágil y eficiente, nuestro territorio se muere. Es fundamental desarrollarlo.
Una y otra vez hemos vivido en el terreno de las promesas, con planes y proyectos, incluso publicados en el BOE, que jamás han llegado a ejecutarse. La inversión es urgente. Y, por supuesto, es imprescindible el compromiso inmediato de todas las administraciones implicadas. Por eso, las nuevas promesas del gobierno central, con una cuidada escenificación entre ministro de Fomento, alcaldesa de Teruel y Diputado en el Congreso (anterior alcalde de Teruel), nos vuelven a parecer eso, puesta en escena. Foto interesada para calmar la demanda que hay en la calle. Pero, ¡basta ya! Necesitamos hechos y no promesas. Y cuando decimos compromiso de todas las administraciones implicadas, decimos de todas, también del Gobierno de Aragón. Porque, aunque la responsabilidad de la inversión corresponde a ADIF, al Ministerio de Fomento. El presidente del Gobierno de Aragón, el representante máximo de todos los aragoneses, debe ser el primero en trasladar al gobierno central las demandas, las voces que claman en nuestro territorio, por unas comunicaciones dignas para todo el territorio, para recuperar el Canfranc, para comunicarnos con el este y con el oeste, y, desde luego, para comunicarnos con nuestros vecinos del sur, a través de Teruel. Lambán debe compartir esa defensa cerrada de todo el territorio, es su obligación, porque es el presidente de todo Aragón.
Los máximos dirigentes políticos, sean del Gobierno de España o sean del Gobierno de Aragón, pueden seguir dándose golpes en el pecho y clamando contra la despoblación. Si no hacen nada más, es simple demagogia, palabrería: «parole, parole, parole», como decía la canción de Mina en los años 70. Necesitamos hechos, compromisos e inversiones de todas las administraciones. Y en el caso del ferrocarril, inversiones del Ministerio de Fomento, consignaciones dignas en los Presupuestos, no calderilla, como se desprende de lo consignado en este momento. No nos conformamos con migajas.
Cabe exigir más a quienes representan a Teruel en el Congreso de los diputados, muy especialmente a quienes tienen el gobierno del Estado o a quienes apoyan los presupuestos. Ya que se prevé que Ciudadanos apoye los presupuestos elaborados por el gobierno de Rajoy, que el diputado por Zaragoza de Ciudadanos, turolense, exija al PP lo que es justo recoger en los presupuestos para nuestra provincia. Si no, sus iniciativas, serán también solo puesta en escena. Y el exalcalde de Teruel debería exigir al gobierno de su partido las inversiones necesarias. Quiero recordar que hubo un diputado del PP, exalcalde de Huesca, que sí fue capaz de quebrar la disciplina de su partido por el tema de la guerra de Irak, en consonancia con sus vecinos. Querer es poder. Cuando se representa el sentir de un montón de personas que reclaman inversiones dignas, y se tiene el gobierno o se puede incidir en él, no hay excusas para no luchar por el territorio que les ha elegido. No es suficiente portar una pancarta. Deben actuar.
Anabel Gimeno, portavoz del grupo municipal Ganar Teruel y diputada provincial.