Tres líderes prometedores

Vivimos todavía en un mundo en el que los líderes individuales pueden transformar las vidas y el futuro de sus pueblos. La capacidad de afrontar las crisis y aprovechar las oportunidades en beneficio de sus países separa a los vencedores de los perdedores en la política y la economía internacional. Los dirigentes políticos, Merkel, Putin, Abe, Rousseff, Erdogan, dominan los titulares. Alexis Tsipras y Bashar el Asad, entre otros, destacan por su habilidad para sobrevivir en la política. Pero existen otros líderes a los que merece la pena prestar más atención.

Hasta ahora se ha pensado siempre que nadie podía impulsar verdaderamente las reformas económicas en India y elevar el perfil internacional del país. Que nadie podía luchar contra la corrupción y derrotar a Boko Haram en Nigeria. Que nadie podía liberalizar la economía italiana y reformar su política. He aquí tres líderes que están redefiniendo lo que nos parecía posible.

Empecemos por Narendra Modi, primer ministro de India, un país más conocido por su potencial que por sus resultados. Desde que asumió el poder, en mayo de 2014, tras la victoria electoral más apabullante de los últimos 30 años, Modi ha conseguido el apoyo popular a las reformas necesarias para mejorar el clima empresarial, fomentar un rápido desarrollo económico e implantar una gobernanza más eficiente, factores que pueden atraer más inversiones extranjeras. Ha consolidado el perfil internacional y la influencia de India, gracias a que, en vez de limitarse a las cumbres nacionales, ha realizado numerosas visitas de Estado bilaterales por todo el mundo.

Modi ha sorprendido a los críticos al tender la mano a los jóvenes de clase media baja, una franja cada vez mayor, mediante el uso imaginativo de los nuevos medios. En sus discursos llenos de emoción, Modi aborda temas insólitos, cuestiones sociales como la desigualdad entre los sexos y problemas prácticos como la escasez de retretes. Y ha dejado atrás la imagen popular de su partido de nacionalistas hindúes para mejorar las relaciones con Pakistán.

En Nigeria, Muhammadu Buhari es presidente desde hace cinco meses, pero ya ha hecho historia. Su victoria sobre el expresidente Goodluck Jonathan fue el primer traspaso pacífico de poderes desde que Nigeria, la mayor economía de África, se convirtió en democracia en 1999. Pero además fue el traspaso de la presidencia del sur del país, mayoritariamente cristiano, al norte, musulmán. La ausencia de violencia antes, durante y después de las elecciones es digna de elogio, y el mérito es de ambos.

Buhari ha tardado en formar gobierno, pero la semana pasada empezaron a surgir nombres, y ha demostrado que la limpieza del sector petrolífero va a ser prioritaria, puesto que se ha reservado ese ministerio. Nigeria es uno de los 10 mayores exportadores mundiales de crudo, pero el sector lleva años plagado de ineficacia y corrupción. Buhari va a poner en marcha una gran operación contra los sobornos, va a reestructurar la empresa nacional de petróleos, Nigerian National Oil Corporation, y va a proponer reformas globales del sector que atraigan más inversiones de las compañías multinacionales. Además, Buhari, musulmán y antiguo general del ejército, tendrá seguramente más éxito que su predecesor en la lucha contra Boko Haram en el nordeste del país y se aliará con otros gobiernos para atacar en varios frentes.

Por último está el italiano Matteo Renzi, que ha tenido que superar obstáculos internos y externos y sortear la enrevesada burocracia política italiana para dar nuevo impulso a las reformas económicas tras más de una década de estancamiento, inercia y una deuda pública cada vez mayor. Ha resistido a las presiones de todo el espectro político para que gastara un dinero que el gobierno no tiene, con lo que ha restablecido la credibilidad de Italia dentro de la UE. Hasta ahora, su mayor logro ha sido una forma laboral de largo alcance y antes inimaginable, que contribuirá a liberalizar el esclerótico mercado de trabajo italiano. Pero es posible que su mayor triunfo esté aún por llegar. Está intentando que se despoje a la cámara alta de la mayoría de sus poderes y presentar un nuevo sistema electoral favorable a los grandes partidos, para poner fin a la larga historia italiana de gobiernos de coalición breves e inestables.

Estos tres dirigentes no han hecho más que empezar. Ninguno ha demostrado aún que vaya a poder permanecer. Pero sus primeros éxitos y las barreras que ya han derribado indican que merecen mucha más atención de la que han recibido hasta ahora por parte de la comunidad internacional.

Ian Bremmer es presidente de Eurasia Group y autor de Superpower: Three Choices for America’s Role in the World. Pueden encontrarle en Twitter @ianbremmer. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

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