Un “sí” a Maragall y Zapatero

Por Wifredo Espina. Periodista y ex director del Centre d’Investigació de la Comunicació:

Votar sí al referéndum será, entre otras cosas, dar oxígeno a Maragall y reforzar la posición de Zapatero. Esto parece lo más claro de todo, a simple vista. Porque todo lo demás resulta más complicado de calibrar, dada la complejidad –o galimatías- del texto estatutario, el tortuoso proceso de su aprobación y las contradictorias –y cambiantes- posiciones de las diversas fuerzas políticas y sociales.

Un sí muy amplio sin duda que los beneficiará, a Maragall y Zapatero. Por esto, quizás se precipita Josep Piqué al afirmar que Maragall huele a cadáver “político”. Ahora lo parece, ciertamente, pero un sí muy abundante, con una buena participación, el próximo día 18, lo puede reavivar, lo puede resucitar en menos de los “tres días” evangélicos, casi como a Lázaro: “levántate y anda”. En política todo es posible.

El día siguiente al referéndum, si las cosas les son favorable, cómo podría ser, veremos como se pone en marcha toda una maquinaria de propaganda oficial desde la Generalitat, además de la del PSOE-PSC, atribuyéndole y alabando el éxito de Maragall, como l’hombre del Estatut “que hará historia y será copiado”, como ya va diciendo él mismo por todas partes y corrobora Zapatero. Lo que queda del fracasado Tripartit y la posibilidad – y ganas- de volverlo a repetir, con algunas correcciones, se cuidarán bien de cantar las excelencias de nuevo Estatut –por más que sea discutido y discutible por muchas razones- y de atribuirse todo el éxito.

Y -¡atención!– una operación conjunta con Zapatero – quien se ha convertido en el líder político en Cataluña, en la actual situación de “sucursalismo” más clara que los catalanes hemos vivido durante los treinta últimos años- será suficiente para arrinconar a Artur Mas, o al menos minimizar de su mérito de haber salvado por dos veces el Estatut del naufragio total. Ya se ha dicho que lo que hizo fue una cosa casi ”intrascendente” y deberá escuchar hasta la saciedad, por activa y pasiva, que en aquel pacto nocturno de La Moncloa, fue desleal y “traicionó” al Parlament y rebajando, hasta desnaturalizarlo, el texto que el treinta de septiembre se había aprobado con tantos aplausos mutuos, abrazos, cava, bombo y platillos. Intentarán hacerlo pasar por el “tonto útil” de toda esta historia. Ni Maragall ni Zapatero tendrán demasiados escrúpulos en cargárselo, como en el caso de Esquerra Republicana.

Unas cuantas visitas oficiales, bien orquestadas, de Maragall a La Moncloa, unas buenas fotos Zapatero-Maragall, sonrientes y satisfechos, distribuidas a todos los medios como la imagen de los vencedores, pueden hacer rápidamente el milagro. Ante esta posibilidad, ¿cómo se puede esperar que ahora Maragall –como ingenua e interesadamente se le pide- anuncie que no se presentará a las próximas elecciones autonómicas? ¡Ni borracho!, como se dice vulgarmente.

Por lo tanto, ya lo saben: quienes quieran dar apoyo o premiar a Maragall y Zapatero – y de paso al Tripartit- o creen que el Estatut es una gran cosa, deberán votar sí. Los que no estén satisfechos de su gestión y maneras de hacer política o que el Estatut les parezca una “tomadura de pelo” (Carod) o un fraude a la Constitución y un nido de conflictos (Piqué), deberán de votar otra cosa. Las cosas claras.