Un hoy y un mañana

Cuando la realidad se transforma tan rápida y constantemente y nos resulta en ocasiones tan incomprensible, conviene volver la vista hacia aquellas cosas que nos proporcionan estabilidad, que mantienen muy vivos nuestros deseos de civilidad; hechos que nos reconcilien con nosotros mismos y nos muevan a potenciar todo lo bueno que nos califica y nos identifica. Algunos gestos repetidos, algunas tradiciones, pueden ayudarnos. Una cita anual como la entrega de los Premios Princesa de Asturias se ha convertido, con el paso de los años, en un acontecimiento que destila esa seguridad, esa tranquilidad y que está llena, además, de momentos emotivos, de generosidad y gratitud.

Un hecho primordial convierte en histórica esta edición de los Premios: la presencia, por vez primera en la ceremonia de entrega, de Su Alteza Real la Princesa de Asturias, Presidenta de Honor de nuestra Fundación, que estará acompañada por Sus Majestades los Reyes y por su hermana, Su Alteza Real la Infanta Doña Sofía. Es esta, por tanto, para nosotros una ocasión cargada de emotividad, con profundo valor institucional y, parafraseando a S.M. el Rey, que la calificó como «un orgullo para la Corona», es también un orgullo para nuestra Fundación.

Hace treinta y ocho años, en el primer acto de entrega de nuestros galardones, el entonces joven Príncipe de Asturias pronunció unas palabras inolvidables en el teatro Campoamor de Oviedo. En ellas reafirmaba la estrecha relación de la Corona con el Principado, que, además, había quedado definida y fijada en el articulado de la Constitución. Asturias era, como señaló, la «tierra a la que estoy estrechamente vinculado», una tierra «que llevo y llevaré siempre en lo más profundo de mi corazón». Son palabras relevantes, que entonces emocionaron a los asturianos y que cobran ahora un significado especial, al enlazarse directamente con la presencia de su hija, Doña Leonor.

Tras la inolvidable, por tantas razones, visita que la Princesa realizó el año pasado a Covadonga, este nuevo viaje al Principado supone un paso más en el afianzamiento de esos vínculos, que, estamos seguros, producirán a lo largo de los años muchos momentos significados para todos nosotros.

Don Felipe ha reconocido públicamente el alcance que la Fundación y la relación con los premiados ha tenido en su formación. Han sido muchos los ejemplos que ha tenido a lo largo de estos años, en la vida y la obra de los premiados, que le han ayudado a comprender más y mejor la sociedad contemporánea, el mundo de la ciencia y de la cultura y diferentes y a veces muy complejos aspectos de la política y las relaciones internacionales. Por eso, es consciente de que toda esa información y esas experiencias serán también muy útiles y beneficiosas para la Princesa de Asturias.

Por otra parte, nuestros galardonados representan todo lo que se puede trabajar con tenacidad, esfuerzo, talento y visión de futuro para tratar de encontrar solución a algunos de los más graves problemas que vivimos en la actualidad y que ensombrecen nuestro futuro y, en particular, el de las generaciones más jóvenes. Las crisis migratorias, los riesgos para la democracia, el cambio climático, la sostenibilidad, los desequilibrios económicos, el terrorismo, la educación… Además, como en la pasada edición afirmó S. M. el Rey en su discurso, «tenemos el privilegio de compartir con los premiados no solo su extraordinaria obra, sino también todo lo que ella simboliza: el valor del conocimiento, el altruismo, la superación personal, la voluntad y la determinación de alcanzar una existencia mejor».

A nosotros todo ello nos hace trabajar con alto sentido de la responsabilidad, con ilusión y con muchos deseos de hacer las cosas bien y cada vez mejor. Nuestra Fundación lleva haciéndolo así desde sus comienzos, y siempre con rigor, transparencia y seriedad; inspirada, con el constante apoyo de la Corona, por la excelencia de los premiados, por sus exitosas trayectorias profesionales y por los indudables y extraordinarios beneficios que con su dedicación aportan a la sociedad.

La Fundación Princesa de Asturias ve de este modo cumplido uno de sus principales objetivos: reconocer con sus premios a los mejores en distintos campos y hacerlo con la convicción de que simbolizan los anhelos y virtudes de todos, que representan nuestro lado más luminoso.

Al hacer hincapié en las cuestiones de mayor relieve del presente, algunas de ellas necesitadas de una solución urgente, nuestra institución trabaja con la mirada puesta en el porvenir. En este sentido, hemos hecho una decidida apuesta por involucrar a los niños y a los más jóvenes en nuestra actividad, a través de proyectos que los animan a reflexionar y a trabajar sobre la obra y los méritos de los premiados. Porque creemos que es sumamente interesante que se acerquen a todo ello y encuentren en los galardonados referencias para su educación, para su presente y su mañana. Porque anhelamos que encuentren, gracias a sus inspiradoras trayectorias, la manera de hacer realidad sus proyectos y sueños, que les ofrezcan ayuda y que los animen a construir un mundo mejor para todos.

Contribuir al progreso, afianzar el porvenir, luchar para que los necesarios cambios se produzcan son argumentos que laten no solo en el trabajo y la trayectoria de los galardonados, sino incluso en las declaraciones que han hecho al agradecer los premios. Todos ellos coinciden al reflexionar acerca de lo que los galardones ponen de relieve: el valor del trabajo entregado, el afán de mejora, la celebración cívica, la unidad, la gratitud, la importancia del ejemplo positivo, la contribución a un futuro mejor y más justo, el imprescindible impulso a la investigación científica y a la educación, a la convivencia. Cuestiones que nos remiten de inmediato a reconocer que son las generaciones futuras las que merecen todo nuestro esfuerzo, pues ellas son las que heredarán los resultados de nuestra dedicación.

Por eso la Fundación, al recibir con inmensa ilusión a Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía, ve en ellas reflejados y representados esa continuidad y ese afianzado camino, siempre lleno de esperanza, expectativas y sentido.

Luis Fernández-Vega Sanz es Presidente de la Fundación Princesa de Asturias.

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