Un momento crucial en la pandemia

Un momento crucial en la pandemia

Ya casi en el décimo mes, la pandemia de COVID‑19 sigue provocando grandes daños económicos y personales en todo el mundo. Pero aunque el final de la crisis parece tan lejano como siempre, lo cierto es que estamos cerca de un posible punto de inflexión. Ahora la dirigencia mundial tiene una oportunidad de apoyar un marco global que pone la cooperación internacional por encima del nacionalismo en la búsqueda de una vacuna para detener la pandemia.

El momento de la verdad será a la medianoche del 18 de septiembre. A esa hora vence el plazo para los países que quieran unirse a la iniciativa COVAX (Fondo de Acceso Global para Vacunas contra la COVID‑19) de Gavi (la Alianza para la Vacunación), la Organización Mundial de la Salud y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias. COVAX es nuestra mejor posibilidad de proveer a la gente de todos los países acceso rápido, justo y equitativo a una vacuna en cuanto esté disponible. La iniciativa ya obtuvo un nivel de apoyo extraordinario: más de 170 países (que representan el 70% de la población mundial) han expresado intención de sumarse. En un momento de crisis inéditas en todo el mundo, los gobiernos están ansiosos de hallar soluciones que beneficien a todos.

Nunca antes se había intentado algo parecido a COVAX, y la rapidez con que se organizó la iniciativa la vuelve todavía más notable. Si funciona, será la primera vez que la comunidad internacional se haya unido para garantizar acceso equitativo y simultáneo a innovaciones que salven las vidas de ricos y pobres por igual frente a una pandemia.

Mientras el hemisferio norte se acerca al otoño y la propagación de la COVID‑19 no se detiene, la cifra mundial de muertes se aproxima al millón de personas, y las pérdidas económicas rondan los 500 000 millones de dólares al mes. En estas condiciones, asegurar un acceso justo y universal a las vacunas no sólo es lo correcto, sino que es necesario para poner fin a la crisis. Mientras una sola persona no esté protegida, todas estarán en riesgo de padecer la enfermedad, sus perjuicios económicos o ambas cosas.

La importancia de COVAX es innegable, ya que es la única respuesta realmente internacional disponible. Aunque hay en desarrollo más de 200 vacunas contra la COVID‑19 (con no menos de 35 ensayos clínicos en marcha) es probable que la gran mayoría no funcione. La historia muestra que la probabilidad de éxito de una vacuna candidata en fase preclínica es inferior al 10%. Y de las que pasan a la etapa de ensayo clínico, las que consiguen aprobación son alrededor del 20%. Con estos porcentajes, ni los gobiernos ricos que están negociando acuerdos bilaterales con fabricantes pueden estar seguros de que conseguirán acceso a alguna vacuna por su cuenta.

En cambio, la iniciativa COVAX está diseñada para maximizar las probabilidades de éxito, mediante la inversión simultánea en el desarrollo y la fabricación de una gran cantidad de candidatas. Al tener la cartera de vacunas más numerosa y diversificada del mundo (que hoy incluye nueve candidatas en desarrollo y otras nueve o más en evaluación) COVAX funciona como una póliza de seguro internacional. Dentro de COVAX, los países que ya tienen acuerdos bilaterales podrán acceder a vacunas alternativas si esas apuestas salen mal; y para la mayoría de países que no tienen otras opciones, COVAX es una tabla de salvación.

En un primer momento COVAX apunta a tener dos mil millones de dosis para fines de 2021, que deberían ser suficientes para proteger a las poblaciones en alto riesgo o vulnerables y a los trabajadores sanitarios de la primera línea. Pero para alcanzar este objetivo, primero necesitamos compromisos legalmente vinculantes de tantos países como sea posible.

Finalizado el plazo para inscribirse el 18 de septiembre, la prioridad será completar el proceso de desarrollo y prueba para garantizar que las futuras vacunas sean eficaces y seguras. COVAX deberá suscribir acuerdos con fabricantes para que sea posible iniciar la distribución a gran escala de las vacunas tan pronto como se autoricen. Y se necesitarán donaciones para subsidiar la compra de vacunas para países de ingresos bajos y medios inferiores.

Pero incluso resuelta la cuestión financiera, el proceso de distribución de las vacunas no será fácil. El despliegue de la vacuna contra la COVID‑19 será el mayor esfuerzo de esta naturaleza que el mundo haya visto, y tendrá que ejecutarse en un momento en que la desinformación («infodemia») amenaza con debilitar la confianza pública en la seguridad de las vacunas.

El final de la pandemia todavía está lejos, pero al menos tenemos una solución global a la vista. COVAX es la mejor esperanza que tenemos de poner fin a la crisis lo antes posible. Un día, cuando la gente mire atrás y se maraville por la rapidez con que la comunidad científica y los profesionales del desarrollo respondieron a la amenaza de la COVID‑19, la atribuirá a la prontitud de los gobiernos para dejar de lado el interés nacional en nombre de la cooperación internacional y la solidaridad. Cualquiera sea el momento exacto que señalen los historiadores del futuro como punto de inflexión de la pandemia, nadie dudará de que la creación y adopción generalizada de COVAX fue fundamental para ponerle fin.

Seth Berkley is CEO of Gavi, the Vaccine Alliance. Richard Hatchett is CEO of the Coalition for Epidemic Preparedness Innovations. Soumya Swaminathan is Chief Scientist of the World Health Organization. Traducción: Esteban Flamini.

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